Nicolás Maduro volvió a posesionarse en Venezuela, luego de más de 10 años en el poder, en medio de un controvertido escenario donde su triunfo no fue respaldado públicamente con actas oficiales de las votaciones.
Pese al intento de la oposición por impedir el hecho, con acciones como las de María Corina Machado de convocar a marchas masivas en el país y el mundo -en las que fue detenida por el régimen ayer, 9 de enero- el representante del ‘chavismo’ sigue teniendo el control de Venezuela y se instalaría en el Palacio de Miraflores por otros seis años.
La esperanza de la posesión de Edmundo González, quien se proclamó como vencedor en las elecciones de julio de 2024 y fue respaldado por buena parte de la comunidad internacional– con países como Estados Unidos, Panamá, Perú, Ecuador y Paraguay- también se desdibujó en medio de contundentes medidas represivas.
“En la última semana previa a la posesión presidencial, Maduro incrementó significativamente la represión. El presidente de Venezuela estaba ofreciendo una recompensa de US$100.000 por la captura de González y el ministro del Interior, Diosdado Cabello, declaró que planeaban capturar tanto a González si intenta entrar a Venezuela el 10 de enero como a expresidentes internacionales que lo respaldaran”, aseguró Manuela Jiménez, analista asociada de Control Risks.
¿Cómo recibe Venezuela el nuevo periodo de Nicolás Maduro?
En los últimos años el ritmo de la actividad económica en Venezuela ha mejorado significativamente como lo reportó en julio un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el que se indicaba que durante el primer semestre el alza del PIB (Producto Interno Bruto) había sido ocasionada por mayores ingresos petroleros. En ese entonces se decía que las exportaciones de crudo se habían elevado casi 49 % en los primeros seis meses de 2024, situándose en alrededor de US$8.000 millones.
Tal fue el comportamiento de la Nación el año anterior que la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en su última revisión del año, expuso que la economía venezolana sería la que más crecería al término de 2024, con una variación de 6,2 %. Para 2025 continuaría con esta tendencia al ser la tercera que más se elevaría, después de Argentina (4,3 %) y Paraguay (3,9 %), con un 3,1 %.
No obstante, aunque las proyecciones son favorables, la vida en Venezuela sigue siendo costosa y los datos de pobreza cada vez son mayores.
El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) informó que la inflación cerró 2024 en un 85 %, una reducción de 108 puntos respecto al 193 % registrado en 2023. La inflación se aceleró particularmente en diciembre, alcanzando una tasa del 14,8 %, un aumento respecto al 12,5 % de noviembre, debido principalmente a la depreciación del bolívar frente al dólar.
En otra variable económica, el OVF destacó que el bolívar se devaluó un 30,9 % en 2024, pasando de 35,9 bolívares por dólar a 52,02, con una notable inestabilidad en el último trimestre del año.
El impacto de estas condiciones se refleja en la grave crisis social del país, y es que el 50,4 % de la población vive en pobreza extrema, mientras que el 80 % permanece en situación de pobreza general.
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“Con la continuidad de Maduro, estos indicadores probablemente seguirán empeorando. La insatisfacción social va a crecer debido a la constante represión, la falta de esperanza por un cambio real y el aumento de los precios de bienes básicos como alimentos y ropa. Aunque es poco probable que se desarrollen protestas extremadamente violentas o prolongadas, la migración hacia países de la región probablemente se intensificará, ya que las restricciones de entrada a Estados Unidos probablemente se van a aumentar bajo el mandato de Trump, limitando las opciones para quienes buscan salir de Venezuela”, afirmó Jiménez.
Más consecuencias para Venezuela con la continuidad del ‘chavismo’
Sumado al alza negativa que tendrían los indicadores económicos con un nuevo periodo de Nicolás Maduro en Venezuela, expertos también se refieren al mayor deterioro en las relaciones diplomáticas tanto a nivel regional como extrarregional que generaría este hecho.
“La relación con Estados Unidos, por ejemplo, cada vez será más compleja con la estrategia de “máxima presión” de Trump y Rubio. Los aliados de Maduro, como Irán y Rusia, están atravesando momentos complejos internamente, lo que limita sus capacidades y oportunidades para ofrecer un apoyo significativo al régimen venezolano”, destacó la experta de Control Risk.
En el ámbito regional, agregó, los países que han reconocido a González como presidente electo seguirán rompiendo relaciones diplomáticas con Venezuela.
“Países como Colombia y Brasil, que han adoptado una postura más neutral pero últimamente se han visto más distanciados a Maduro, enfrentarán una creciente presión para condenar las acciones de Maduro. El costo político y diplomático de mantener cualquier alianza o neutralidad hacia el régimen de Maduro será cada vez más alto, lo que podría forzar a estos países a reconsiderar sus posicionamientos”, dijo.