La región central de Colombia, que incluye toda la región de Bogotá, se encuentra en una situación crítica ante la posibilidad de sufrir cortes de energía a partir de 2025. Este riesgo energético inminente es producto del retraso en la ejecución de proyectos clave de transmisión, como lo son Norte y Sogamoso. Si no se toman medidas inmediatas, la infraestructura eléctrica no podrá satisfacer la creciente demanda de energía, poniendo en peligro la estabilidad y el desarrollo económico de esta región, que consume el 25% del total de la energía eléctrica que se genera en el país.
Durante recientes debates en la Cámara de Representantes y en el Concejo de Bogotá, se discutió la gravedad de los retrasos en la ejecución de estos proyectos, los cuales son esenciales para garantizar un suministro energético estable y seguro. La situación ha generado preocupación entre actores clave del sector energético, ya que los actuales ‘cuellos de botella’ y la falta de avance en infraestructura eléctrica, están llevando a la región a un escenario de vulnerabilidad energética sin precedentes.
Juan Ricardo Ortega, presidente del Grupo Energía Bogotá (GEB), que tiene a su cargo estos dos proyectos bajo su filial Enlaza, ha señalado que, si bien existen avances, los obstáculos relacionados con licencias ambientales, adquisición de predios y la obtención de permisos de construcción han frenado su desarrollo. “Estos problemas, si no se resuelven pronto, podrían tener consecuencias desastrosas para la estabilidad energética de la Sabana Norte y otras zonas del centro del país”, aseguró.
¿Por qué son importantes los proyectos Norte y Sogamoso?
Los proyectos de transmisión Norte y Sogamoso son fundamentales para fortalecer el Sistema Interconectado Nacional (SIN) y garantizar el suministro energético de Bogotá y sus alrededores. Estos proyectos están diseñados para ampliar la capacidad de transporte de energía desde las principales plantas de generación, asegurando que la región cuente con la energía necesaria para enfrentar el crecimiento demográfico y económico.
Al respecto, Jaime Orjuela, director de Regulación del GEB, explicó que estos proyectos debieron haber entrado en operación inicialmente entre 2015 y 2017. Para avanzar en el otorgamiento de su licencia ambiental, se necesita concretamente un trámite que se llama sustracción de áreas de reserva, relacionadas con la cuenca alta del río Bogotá, que está en cabeza de la Dirección de Bosques del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.}
Foto: Jaime Orjuela, director de Regulación del GEB
A su vez, destacó en ambos proyectos lo siguiente:
Proyecto Norte: Esta iniciativa busca mejorar la capacidad de transmisión en la Sabana Norte, un área que ha experimentado un crecimiento exponencial en las últimas décadas. La demanda de energía en la región ha aumentado considerablemente, y la infraestructura actual no tiene la capacidad de satisfacer esta demanda a largo plazo.
Proyecto Sogamoso: Se centra en reforzar la capacidad de transmisión desde la Central Hidroeléctrica Sogamoso hacia la región centro. La hidroeléctrica Sogamoso es una de las más importantes del país, y su energía es crucial para abastecer a Bogotá y otras zonas. Sin embargo, sin un sistema de transmisión adecuado, gran parte de esta energía no puede llegar a los usuarios finales de manera eficiente.
De no completarse estos proyectos en el corto plazo, las consecuencias podrían ser devastadoras. El GEB ha advertido que, para 2025, la Sabana Norte y toda la región Bogotá podrían enfrentar cortes de energía continuos debido a la incapacidad de la red eléctrica actual de soportar la demanda. Esta situación afectaría no solo a hogares y negocios, sino también a industrias clave para la economía regional y nacional.
Ese análisis lo determina el Consejo Nacional de Operación de XM y ya se han lanzado alertas de afectaciones en algunos municipios de esta zona de Cundinamarca, que podrían empezar el próximo año.
Además, la falta de un suministro confiable de energía tendría un impacto directo en la competitividad de la región, limitando el crecimiento de nuevas empresas y desincentivando la inversión extranjera. También podría obstaculizar la implementación de nuevas tecnologías, como la energía renovable, que requieren de una infraestructura de transmisión robusta para integrarse de manera efectiva en el sistema eléctrico nacional.
“La región central consume 3.100 megavatios (MW) al día. Las centrales de generación ubicadas dentro de la región pueden generar, en condiciones ideales, hasta 3.500 MW y lograr cubrir el 100% del consumo regional; aclarando que esto incluye Termozipa, la cual genera 90.000 toneladas de CO2 al mes. La holgura de 400 megavatios entre la demanda y la oferta es poca, dejando a la región expuesta a una desatención ante cualquier eventualidad, falla o mantenimiento en el sistema. Es como realizar un viaje en carretera sin tener llanta de repuesto”, advirtió Orjuela.
Para avanzar en temas con las comunidades, destacó Orjuela que “el gobierno ha estado totalmente dispuesto al diálogo, a escucharnos y a dialogar con las comunidades. Estamos a la espera del resultado de esas conversaciones tripartitas y esperamos que tenga los frutos deseados y que, atendiendo hasta donde es posible las inquietudes de las comunidades, podamos iniciar construcción cuantos antes”.
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Avances y desafíos
El GEB ha señalado que, si bien los retrasos son preocupantes, se han logrado avances importantes en la planificación y ejecución de estos proyectos. En particular, se han llevado a cabo estudios de impacto ambiental y se ha avanzado en la obtención de licencias. Sin embargo, los desafíos relacionados con la adquisición de tierras y los conflictos con las comunidades locales han sido un obstáculo significativo.
“Hay un hecho contundente y es que estos dos proyectos tienen licenciamiento ambiental. De las 1.250 torres hay 300 en problemas, pero hay 900 que están construidas. Las suspensiones en la Anla no son consecuencia de mal trabajo del Grupo Energía Bogotá o de que hayamos cometido un error, son porque no salen las sustracciones. El Ministerio de Ambiente tiene los trámites de sustracción, que son condición necesaria para que la Anla genere la modificación de licencia”, explicó Juan Ricardo Ortega.
En los recientes debates en la Cámara de Representantes y en el Concejo de Bogotá, se subrayó la necesidad de un esfuerzo conjunto para resolver estos problemas. También se destacó la importancia de agilizar los trámites burocráticos y de fortalecer el diálogo para evitar mayores retrasos que lleven a una crisis energética en la región central del país.
Claves para el futuro
Ante este panorama, el llamado es claro: se requiere avanzar de manera urgente en la ejecución de estos proyectos para evitar una crisis que afectaría gravemente la estabilidad y el desarrollo de una de las regiones más importantes del país.
Las acciones inmediatas son esenciales para garantizar que la Sabana Norte y Bogotá región puedan enfrentar la creciente demanda de energía y evitar un colapso energético que afectaría a millones de personas y a la economía del país.
“Esto no es una discusión política, tenemos un problema complicado, difícil de resolver, que solo se logra si nos sentamos a dialogar. Si esto no se resuelve en dos o tres meses, el impacto ambiental va a ser muy grande. A mí, como ciudadano y como colombiano, me aterra que no se valoren los impactos de no hacer, porque no hacer puede ser peor. Estamos generando un daño inmenso por no hacer estos proyectos”, finalizó el presidente del GEB.