El nuevo orden en las telecomunicaciones: estas son las fuertes movidas empresariales en Colombia

La rentabilidad del sector se ha visto afectada en los últimos años

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Telecomunicaciones en Colombia. Foto: StudentPlace Blogger.

El sector de telecomunicaciones en Colombia ha sido testigo de una serie de movimientos empresariales estratégicos que están redefiniendo el panorama.

Las recientes intenciones de Tigo para adquirir Movistar en Colombia, la salida de EPM del mismo Tigo, las maniobras de Claro y Movistar para hacerse con WOM en Chile (la cual a su vez sufre una crisis en Colombia) o el retiro del espectro de DirectTV son indicadores de una dinámica competitiva intensa.

Como cualquier industria, el sector de telecomunicaciones no está exento de desafíos significativos que pueden llevar a algunas de sus empresas a enfrentar situaciones críticas. Valora Analitik recopila los movimientos claves que prometen dar un nuevo orden al mercado:

La propuesta de Tigo para adquirir Movistar en Colombia

El mercado de telecomunicaciones en Colombia ha estado dominado por unos pocos jugadores clave, con Claro, Movistar y Tigo ocupando posiciones destacadas. En los últimos años, la competencia se ha intensificado con la entrada de nuevos actores y la creciente demanda de servicios digitales, impulsada por la expansión de la conectividad y el uso masivo de dispositivos móviles.

Movistar, operada por Telefónica, ha mantenido una presencia sólida en Colombia, ofreciendo servicios de telefonía móvil, internet y televisión por cable. Sin embargo, la compañía ha enfrentado desafíos financieros y de infraestructura que han limitado su capacidad para competir con la escala y recursos de Claro, propiedad de América Móvil, y Tigo, operada por Millicom.

De este modo, la compañía luxemburguesa dio un golpe sobre la mesa al anunciar que mediante Tigo está considerando la compra de Movistar en Colombia, lo que generó un gran revuelo en el mercado. Esta posible adquisición podría representar un cambio significativo en la estructura del mercado de telecomunicaciones del país, creando un jugador aún más fuerte capaz de competir de manera más efectiva con Claro.

El movimiento es aún más estratégico e impactaría las finanzas del Gobierno colombiano pues Movistar es filial de Telefónica y también conocida como Coltel, la cual es compartida con el estado colombiano, que posee el 32,5 % de las acciones. El precio de la operación se estima en unos US$400 millones.

Desde una perspectiva estratégica, la adquisición de Movistar permitiría a Tigo expandir su base de clientes, mejorar su infraestructura de red, y aprovechar las sinergias operativas para reducir costos. Además, esto fortalecería la posición de Tigo en segmentos clave como la telefonía móvil y los servicios de banda ancha, áreas donde Movistar ha tenido una presencia considerable.

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Si la transacción se concreta, se podría ver un mercado con menor número de competidores, pero con jugadores más fuertes. La consolidación de Tigo y Movistar podría llevar a una mayor inversión en infraestructura y mejoras en la calidad del servicio, beneficiando a los consumidores. No obstante, también existe el riesgo de una reducción en la competencia, lo que podría afectar la diversidad de ofertas y precios.

En términos regulatorios, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) y la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) jugarán un papel crucial en la evaluación de esta adquisición, asegurando que no se generen prácticas monopólicas y que se mantenga un ambiente competitivo saludable.

Al respecto, Víctor Múñoz, experto en transformación digital y telecomunicaciones, destaca que este movimiento sería estratégico en un mercado bastante concentrado y en el que, además, recuerda que a Colombia llegó otro jugador como Telecall que entró con la subasta de 5G. Se lograría tener dos jugadores muy grandes consolidados con impactos en temas de competencia y dominancia y pues seguramente en temas de espectro que implicaría además devolución o cesión de bandas.

La salida de EPM de Tigo: causas y consecuencias

Empresas Públicas de Medellín (EPM) ha sido un accionista clave en Tigo, con una participación significativa que le ha permitido influir en las decisiones estratégicas de la empresa (posee la mitad de la participación). Sin embargo, en los últimos años, EPM ha enfrentado desafíos financieros y operativos, particularmente en relación con el proyecto Hidroituango, que ha afectado su capacidad para mantener inversiones en otros sectores, incluyendo esta participación estratégica en el mercado de telecomunicaciones.

La decisión de EPM de vender su participación en Tigo no ha sido tomada a la ligera. Esta movida responde a la necesidad de la empresa de liberar capital para enfocarse en sus operaciones centrales, especialmente en el sector energético, donde enfrenta grandes desafíos y oportunidades. La salida de EPM de Tigo es vista también como una estrategia para reorientar sus recursos hacia proyectos que alineen mejor con su misión principal.

Desde la perspectiva de Tigo, la salida de EPM representa un cambio significativo en su estructura accionarial. Millicom, que ya posee una parte considerable de Tigo (50 %), podría aumentar su participación, lo que consolidaría aún más su control sobre la empresa. Esto permitiría una mayor agilidad en la toma de decisiones y en la implementación de estrategias a largo plazo.

La compañía luxemburguesa busca recomprar el 50 % de su división tras la aprobación, la cual ya cuenta con el visto bueno del Concejo de Medellín, lo que lo convertiría en el propietario total de lo que será un segundo operador «de gran escala y financieramente estable en un momento crucial» para el sector.

Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín y presidente de la Junta Directiva de EPM, destaca que la venta es necesaria pues entre 2020 y 2023, UNE (sociedad mediante la que la empresa es accionista de Tigo) sufrió el mayor deterioro bajando su patrimonio, perdiendo cerca de $1,5 billones. “Este dinero será recibido por EPM y se incorporará a su presupuesto por medio de un modelo de gobierno que garantice la transparencia en el manejo de los recursos y que vigile las inversiones sociales que he anunciado, para que se genere el impacto positivo en la calidad de vida de la gente”, explicó.

De esta manera, la venta de la participación de EPM en Tigo podría tener varias implicaciones para el mercado colombiano. En primer lugar, podría alterar el equilibrio de poder dentro de la empresa, permitiendo a Millicom implementar su visión estratégica de manera más decidida. Esto incluiría una mayor inversión en la expansión de redes y en la mejora de servicios.

Por otro lado, la salida de EPM podría ser percibida como una señal de cambio en la naturaleza del mercado de telecomunicaciones en Colombia, donde los actores locales están cediendo terreno a grandes multinacionales. Esto podría tener implicaciones a largo plazo en términos de regulación, competencia y la capacidad de los operadores locales para competir en igualdad de condiciones.

Claro y Movistar en la pugna por WOM en Chile y su reorganización en Colombia

Chile ha sido uno de los mercados de telecomunicaciones más competitivos de América Latina, con varios operadores luchando por la cuota de mercado. Claro y Movistar han sido los líderes tradicionales, pero la entrada de WOM, respaldada por Novator Partners, sacudió el status quo. Con su enfoque agresivo en precios bajos y campañas de marketing innovadoras, WOM ha logrado capturar una parte significativa del mercado en un corto período de tiempo.

WOM creció y así fue un disruptor en el mercado chileno, impulsando una guerra de precios que ha beneficiado a los consumidores, pero ha puesto presión sobre los márgenes de los operadores establecidos. Su éxito ha sido notable, especialmente entre los segmentos más jóvenes y aquellos que buscan alternativas asequibles a los servicios de los operadores tradicionales.

Sin embargo, el éxito inicial de WOM no estuvo exento de desafíos. La empresa ha enfrentado una presión financiera considerable debido a su rápida expansión y a la necesidad de mantener una estructura de costos baja en un mercado altamente competitivo. Además, la guerra de precios que desencadenó también afectó sus márgenes de beneficio, obligándola a replantear su modelo de negocio.

A finales de 2023, WOM anunció que se sometería a un proceso de reorganización empresarial en Chile, sorprendiendo a muchos observadores del mercado tras declararse en quiebra y fracasar en un plan para refinanciar una deuda de US$348 millones que vencía en noviembre.

Posteriormente, en abril de 2024 presentó ante la Superintendencia de Sociedades la solicitud voluntaria de reorganización empresarial en Colombia, aunque aseguró que continuará prestando servicio a sus 6,4 millones de clientes en el país.

“Este proceso no implica la liquidación de la compañía. Todo lo contrario, es la oportunidad para mejorar el ejercicio financiero en el corto plazo, mientras mantenemos la operación y el servicio a nuestros clientes”, explicó al respecto Ramiro Lafarga, CEO de WOM en Colombia.

Tras estos sucesos en el sector de telecomunicaciones en la región, se conoció la pugna entre Claro y Movistar por WOM en Chile que demuestra la intensidad de la competencia en la región. Para Claro, adquirir WOM significaría consolidar aún más su posición de liderazgo, reduciendo la competencia y capturando una mayor cuota de mercado. Por otro lado, para Movistar, que ha visto cómo su participación de mercado ha sido erosionada por WOM, adquirir a este competidor podría ser una estrategia para revertir esa tendencia y recuperar terreno perdido.

No obstante, cualquier transacción de este tipo enfrentaría un escrutinio riguroso por parte de las autoridades regulatorias chilenas, que han sido proactivas en mantener un mercado competitivo. La Fiscalía Nacional Económica (FNE) y la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) serían actores clave en la evaluación de los impactos de una posible adquisición en el entorno competitivo del país.

DirecTV y la entrega del espectro: ¿retiro estratégico o fin de una era?

DirecTV ha sido un actor dominante en el mercado de televisión por satélite en América Latina durante décadas. La empresa, propiedad de AT&T hasta 2021, proporcionaba servicios de televisión y, en algunos mercados, también ofrecía servicios de internet. Sin embargo, los cambios en el consumo de medios y la creciente competencia de plataformas de streaming han erosionado gradualmente su base de clientes y su relevancia en el mercado.

En los últimos años, DirecTV ha enfrentado una disminución significativa en suscriptores y ha tenido que hacer frente a altos costos de operación en un mercado cada vez más desafiante. En este contexto, la empresa tomó la decisión de devolver parte del espectro que había adquirido para operar en ciertos mercados de telecomunicaciones.

DirecTV sorprendió al mercado al anunciar que entregaría el espectro que había adquirido en varios países de América Latina, incluido Colombia. Esta movida fue interpretada por muchos como un indicio de que la empresa estaba reevaluando su posición en el mercado de telecomunicaciones, posiblemente preparándose para una retirada o un cambio significativo en su modelo de negocio.

La entrega del espectro no solo marca un cambio en la estrategia de DirecTV, sino que también plantea preguntas sobre la viabilidad de su negocio principal en la región. Con la creciente preferencia de los consumidores por servicios de streaming como Netflix y Amazon Prime, y la competencia de operadores tradicionales que han expandido sus ofertas digitales, DirecTV ha tenido dificultades para mantener su relevancia.

Sergio Sotomayor, director general de la Agencia Nacional del Espectro (ANE), amplió sobre este suceso que “DirecTV concretó la devolución de su espectro, pero básicamente la empresa cuando accedió a ese espectro en la subasta de 2003, tenía una serie de obligaciones de despliegue de red para llegar a ciertas ciudades, pero en la práctica no lo pudo hacer, seguramente porque no tenía oportunidades de mercado en diferente sitios. Llegó un punto en el que vio que el mejor camino era devolver el espectro. En algún momento ellos estuvieron viendo la posibilidad de cumplir con ese espectro mediante las redes de terceros, pero eso seguramente no se pudo concretar y llevó a la decisión de devolver el espectro”.

La decisión de entregar el espectro tiene implicaciones importantes para el mercado de telecomunicaciones en América Latina. En primer lugar, libera recursos valiosos que podrían ser utilizados por otros operadores más comprometidos con la expansión de servicios móviles y de banda ancha en la región. Esto podría conducir a un aumento en la competencia y a una mejora en los servicios disponibles para los consumidores.

Para DirecTV, esta movida podría ser el preludio de una transformación más amplia. La empresa podría estar buscando reenfocarse en sus servicios principales en favor de un modelo más centrado en la distribución de contenido digital. En cualquier caso, podría ser solo el primer paso en una serie de cambios estratégicos.

Colombia, un mercado en transformación

En el país, los movimientos recientes indican un mercado en transformación, donde las fusiones y adquisiciones podrían redefinir el paisaje competitivo. La posible adquisición de Movistar por parte de Tigo, junto con la salida de EPM, sugiere una consolidación de poder entre los principales actores, lo que podría llevar a una mayor concentración del mercado.

A su vez, la veloz llegada de WOM, pero su eventual caída en reorganización muestra lo ‘duro’ de competir en un mercado bastante concentrado. De igual manera, DirecTV ha sido un actor dominante en el mercado de televisión por satélite en América Latina durante décadas. En los últimos años, esta empresa ha enfrentado una disminución significativa en suscriptores y ha tenido que hacer frente a altos costos de operación en un mercado cada vez más desafiante. En este contexto, la empresa tomó la decisión de devolver parte del espectro que había adquirido para operar en ciertos mercados de telecomunicaciones.

La entrega del espectro no solo marca un cambio en la estrategia de DirecTV, sino que también plantea preguntas sobre la viabilidad de su negocio principal en la región.

La consolidación y la competencia seguirán siendo los temas clave a medida que las empresas buscan fortalecer su posición en un mercado donde la tecnología, la conectividad y la demanda de servicios digitales están en constante crecimiento. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para definir el futuro del sector de telecomunicaciones en América Latina.

Sin embargo, este también es un momento de oportunidad. Con menos jugadores, pero más fuertes, podría haber un impulso hacia la modernización de la infraestructura de telecomunicaciones, mejorando la conectividad y la calidad del servicio en todo el país.

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