Por: Juan Casal, director de Telco & Empresas Digitales de Latam en Intel
La tecnología, en una constante evolución durante los últimos años, se ha convertido en una fuerza impulsora clave detrás de la mejora de la productividad en las organizaciones. Al automatizar tareas, facilitar la comunicación y la colaboración, y proporcionar acceso rápido a información y conocimientos, ha transformado fundamentalmente la forma en que operan las empresas.
Hace 25 años, en países de América Latina apenas se comenzaba a visibilizar internet como la red para intercambio de información, conocimiento y, por supuesto, trabajo. De la mano de computadores de escritorio, principalmente, las organizaciones comenzaron en esa época a entender que parte esencial de su evolución debía venir acompañada de las innovaciones tecnológicas.
La llegada de la computación móvil –portátiles, tablets, celulares, entre otros–, junto a la masificación de enlaces a internet inalámbrico, aportó en la creación de los escenarios laborales de hoy, en los cuales muchos usuarios pueden trabajar en múltiples plataformas, conectarse a redes móviles de alta velocidad y garantizar la operatividad de las organizaciones.
En la actualidad, por citar un ejemplo, se estima que más del 90% de las empresas del mundo albergan información en algún tipo de nube. La tendencia sigue en crecimiento en la medida en la que las organizaciones han comenzado a almacenar cada vez más datos y están presentes en más mercados. La cifra es diciente si tenemos en cuenta que la tendencia de migración hacia la nube tiene menos de dos décadas en el mundo empresarial.
El poder de la productividad
La tecnología está desempeñando un papel cada vez más importante en la mejora de procesos organizacionales y la eficiencia de los trabajadores. Al aprovechar las innovaciones emergentes, las empresas pueden aumentar sus capacidades de producción, reducir costos y alcanzar niveles más altos de especialización de sus operaciones.
Hablamos de inteligencia artificial, computación en la nube y software empresarial, que se suman a herramientas como la Automatización de Procesos Robóticos (RPA, por su sigla en inglés), el internet de las cosas (IoT) o el 5G; todas ellas clave para que las organizaciones aceleren procesos internos desde el momento mismo de la planeación de los negocios.
Un caso claro de cómo es posible aumentar la productividad en las organizaciones a través de tecnología se evidencia hoy con el uso de la inteligencia artificial (IA) generativa, la cual viene en auge desde hace un par de años. Un reciente estudio de la Universidad de Stanford y el Massachusetts Institute of Technology (MIT) midió la introducción escalonada de un asistente conversacional basado en las labores de 5.179 agentes de soporte al cliente. Al final del ejercicio, la productividad, medida por problemas resueltos por hora, aumentó en un 14% en promedio. El incremento fue aún mayor en los empleados nuevos o con baja habilidad, para quienes el aumento llegó hasta el 34%.
A su vez, con soluciones de IA, los equipos de talento de las organizaciones identifican rápidamente a los candidatos que poseen las habilidades requeridas para el cargo, con lo cual los reclutadores encuentran el mejor talento y consiguen enfocarse en la evaluación de dichos perfiles con mayor detalle. Antes, el proceso era dispendioso, al tener que revisar cientos o miles de perfiles de manera individual, seleccionando o descartándolos manualmente.
La tecnología también desempeña un papel crucial en la formación y el desarrollo de los empleados. A través de plataformas de aprendizaje en línea y soluciones de capacitación basadas en IA, las empresas ofrecen a sus empleados acceso a contenido educativo de alta calidad y personalizado, lo que les permite adquirir nuevas competencias y conocimientos de manera eficiente y conveniente.
Otra de las formas en que la tecnología impulsa la productividad es por medio de la RPA. Mediante el uso de robots de software, las compañías logran automatizar tareas administrativas y repetitivas como la entrada de datos, la generación de informes y la gestión de correo electrónico. Así, las organizaciones liberan a los empleados de tareas tediosas y propensas a errores, permitiéndoles concentrarse en actividades que agregan valor y aumentan la productividad.
De igual manera, la tecnología ayuda a mejorar la eficiencia en áreas como la gestión de proyectos, los procesos de producción y el análisis de datos. En el caso del IoT, es posible la conexión de dispositivos y sensores a Internet, lo que potencia la recopilación y el intercambio de datos en tiempo real. Esto se traduce en la automatización de procesos basados en datos, como el mantenimiento predictivo, la gestión de inventarios y la monitorización remota de activos, lo que ayuda a reducir los tiempos de inactividad y optimizar la utilización de recursos.
Un futuro promisorio
Si bien las organizaciones ya están empezando a experimentar el gran potencial que tiene la tecnología para impulsar su productividad, lo mejor aún está por venir. El Accenture’s Technology Vision 2024 Research Report pronostica un futuro aún más prometedor en el que las empresas contarán con un conjunto cada vez más poderoso de tecnologías que abrirá nuevos caminos para liberar un mayor potencial humano, productividad y creatividad.
En el horizonte aparece también el reto de hacer la tecnología más humana, expandiendo con esto las posibilidades de crecimiento de las organizaciones en cualquier industria. Como lo destaca Accenture, una tecnología más intuitiva, tanto en su diseño como en su propia naturaleza, demuestra una inteligencia más humana, y es fácil de integrar en todos los aspectos de nuestras vidas.
¿Qué deben hacer las empresas para montarse en esta ola? Abrazar las nuevas tecnologías, integrarlas en sus procesos y estrategias. Se trata de un paso esencial para que las organizaciones puedan mantenerse competitivas y hacer parte de una revolución que ya está en marcha.