A través del programa Visión Davivienda, S&P Global Ratings, por medio del analista principal y director Manuel Orozco, presentó una nueva perspectiva fiscal para Colombia de cara a 2025.
En su intervención, abordó diversos aspectos estructurales de la economía nacional, destacando elementos como la deuda, el frente externo, el sistema monetario, la institucionalidad y la situación económica general.
Según Orozco, uno de los problemas persistentes en la economía ha sido la debilidad del frente externo, relacionada con la falta de desarrollo del mercado doméstico.
Esta deficiencia ha impedido atender plenamente la demanda de deuda por parte del sector corporativo, lo que ha generado un incremento del endeudamiento externo en momentos de crisis.
Tanto el gobierno como los sectores bancario y empresarial han recurrido a financiamiento externo ante la limitada capacidad del mercado local.
El analista también señaló que la economía del país ha mostrado signos de estancamiento, especialmente en términos reales per cápita. No obstante, destacó que el sistema monetario ha ganado solidez en las últimas dos décadas.
A pesar del incremento sostenido de la deuda desde el final del ciclo de los commodities, acentuado por la pandemia, no se han generado señales de inestabilidad financiera. Esta resiliencia ha sorprendido a algunos analistas, considerando el contexto fiscal desafiante.
Dentro de su análisis, Orozco observó que el perfil de la deuda colombiana presenta un balance estructural retador. Desde 2013, con el cierre del ciclo de los “súper commodities”, se ha evidenciado un aumento progresivo del endeudamiento.
Además, hizo énfasis en que el gasto público proyectado para 2024 es comparable con el gasto extraordinario ejecutado durante la pandemia, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad fiscal.
Aunado a esto, alertó porque la realidad fiscal colombiana es más débil que la de otros países que comparten su calificación crediticia.
En este contexto, advirtió sobre la presión generada por los intereses de la deuda, los cuales representan una carga creciente para las finanzas públicas.
Además de esta situación, el presupuesto primario no logra equilibrarse, lo que sugiere que el país enfrenta retos estructurales en materia de gestión fiscal.
Orozco también analizó el desempeño económico reciente, indicando que, aunque ha habido crecimiento real en el ingreso per cápita, el modelo económico colombiano comienza a asemejarse al de países como México y Brasil, caracterizados por una prolongada falta de dinamismo.
En este sentido, expresó preocupación por la posibilidad de que Colombia entre en una etapa de estancamiento similar.
Asimismo, resaltó que el crecimiento registrado en años recientes ha estado impulsado principalmente por el sector de hidrocarburos. La institucionalidad, señaló, no ha facilitado una sofisticación del aparato productivo ni una mayor competitividad en la industria manufacturera.
A esto se suman factores demográficos que generan incertidumbre respecto a las fuentes de crecimiento futuro en la región.
Finalmente, Orozco concluyó que uno de los factores que limita el potencial económico del país es el bajo nivel de inversión, tanto en volumen como en productividad. Esta situación, advirtió, condiciona la capacidad del país para sostener un crecimiento robusto y diversificado en el mediano plazo.
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