El exministro de Minas y Energía de Colombia, Amylkar Acosta Medina, en el Seminario Una Transición Energética Confiable para Colombia -organizado por ANIF-, aseguró que el Acuerdo de París les ha exigido a los países del mundo seguir la senda de la transición energética con el propósito de integrar a la matriz las fuentes de energía renovables no convencionales. ¿Pero cómo se ajusta esta medida para Colombia y su producción de petróleo y carbón?
Indicó que al integrar la proyección que hace la Agencia Internacional de Energía (IEA) del comportamiento de la producción y consumo de energéticos se evidencia una caída rápida en carbón, así como una tendencia que tiende a ‘aplanarse’, como la de los hidrocarburos y petróleo, a partir de 2030.
“Esto también muestra un auge en la producción y consumo de gas natural, por eso, se ha dicho que este energético está llamado a constituirse como el combustible puente de la transición energética. Porque siendo un energético de origen fósil es mucho menos contaminante que el petróleo y sus derivados”, manifestó Acosta en el Seminario de ANIF.
Expuso, además, que el comportamiento del consumo de los hidrocarburos tiene que ver, en gran medida, con la generación de electricidad. “Allí nuevamente hay una tendencia de incremento en el consumo de gas natural para la generación térmica y baja sensiblemente el de carbón”, precisó el exministro.
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Acosta recordó que la Agencia Internacional de Energía tiene previsto que no va a bajar la demanda de petróleo, sino que va a crecer 5,8 millones de barriles y solo hacia 2030 se empieza a aplanar esa cuerva de demanda. A diferencia de lo que viene pasando con el carbón que, en 2022, el mundo consumió 8.300 millones de toneladas de carbón -catalogado como un récord histórico- y se prevé que en 2023 esa cifra suba más.
Entre tanto, Amylkar Acosta indicó que mientras haya quien demande petróleo va a haber quien lo produzca. “Si no somos nosotros los que lo hagan, otros lo van a hacer ¿quiénes? Nuestros competidores”, advirtió.
No firmar nuevos contratos de petróleo y gas en Colombia
Amylkar Acosta también rememoró la decisión del presidente de Colombia, Gustavo Petro, de no firmar en su periodo de Gobierno nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos en el país.
Acción que resultaría contradictoria si se saca adelante una sociedad o acuerdo con PDVSA en Venezuela. “Ese acuerdo pasaría por la firma de un contrato. La acción que acá (en Colombia) resulta pecaminoso, allá resulta virtuoso: firmar contratos para explorar y explotar hidrocarburos en el país vecino”.
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Para el exfuncionario lo nuevo que trajo para el país la COP28 es la adhesión, por parte del presidente Petro, al tratado de no proliferación de carbón, petróleo e hidrocarburos. “Este tratado, aunque advirtiera en su intervención el presidente Petro que no es vinculante, no podrá serlo porque ningún tratado que se suscriba es vinculante hasta tanto el Congreso de la República no lo ratifique mediante una ley”.
Agregó “es el mensaje que se lanzó porque lo que implica la adhesión a este tratado -como quedó dicho- es la cero exploración nueva, cero proyectos de explotación nueva en el mundo y nosotros no estamos por fuera del mundo. El mensaje va más allá de no firmar nuevos contratos, sino que si se es consecuente con el compromiso adquirido tampoco va a haber autosuficiencia energética”.
La propuesta de Amylkar Acosta
El exministro de Minas y Energía de Colombia propuso cómo se debería dar la hoja de ruta de la transición energética del país, al tiempo que elevó una crítica hacia el actual Gobierno al incumplir el plazo de presentación del plan para diversificar la matriz energética colombiana.
“En la COP27, la exministra Irene Vélez le anunció al mundo y a Colombia que en mayo de 2023 tendríamos la hoja de ruta de la transición energética justa contemplada en le Plan Nacional de Desarrollo y todavía estamos esperando esa hoja de ruta”, ratificó Acosta.
El exministro destacó que ha venido planteando una hoja de ruta ‘a la colombiana’. “Lo expongo así porque no existe en el mundo una receta de cómo debe adelantarse la transición energética: la hoja de ruta de cada país debe consultar sus particularidades”.
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Manifestó que Colombia no puede seguir la misma hoja de ruta de Alemania -que depende de las importaciones de gas y carbón-. “Colombia no depende de la importación, sino de la exportación de petróleo y carbón que son las dos principales fuentes generadoras de divisas y de financiamiento del Estado colombiano”.
Aseguró que los ingresos que recibe la Nación provenientes de la industria petrolera -por impuestos de renta y utilidades de Ecopetrol- representan 2,5 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que por regalías -dinero para las regiones- representa unos 1,5 puntos porcentuales del PIB.
“Así como el peso que tiene este sector en las inversiones extrajeras que se hacen el país”, precisó Acosta.
En un escenario extremo en el que Colombia deje de producir petróleo, explicó Acosta, se llegaría a un evento en el cual el país estaría dejando de recibir divisas por US$24.000 millones.
“Colombia en un caso extremo que deje de exportar petróleo, de todas maneras, no puede paralizar sus refinerías que hoy en día producen 800 mil barriles día -50 % se va a la exportación y 50 % para el consumo interno-. Importar esos 400 mil barriles día le significaría a Colombia entre US$16.000 millones y US$24.000 millones”, subrayó Amylkar Acosta.
Añadió “¿De dónde los vamos a sacar si los vamos a dejar de recibir? Porque, hasta ahora, el Banco de la República solamente puede emitir pesos y los dólares los emite la Reserva Federal”.
Según Acosta, este escenario llevaría a Colombia a tener un caso de hiperdevaluación del peso colombiano y una hiperinflación. “Sería un escenario catastrófico para el país. Mirando esta coyuntura me atrevo a decir que de los hidrocarburos es mejor tenerlos y no necesitarlos, que necesitarlos y no tenerlos”.