Si se les pregunta a los colombianos por el embajador de Colombia en China, muchos no sabrán quién es. Sin embargo, al escuchar el nombre de Sergio Cabrera, inmediatamente lo relacionan como el director de La Estrategia del Caracol o Golpe de Estadio, dos de las películas más icónicas del cine nacional.
Valora Analitik dialogó con el embajador en su oficina en Beijing. La conversación inició con un recorrido por su trayectoria política, cuando se alejó de las cámaras para ser el segundo vicepresidente de la Cámara de Representantes.
“La embajada de China me invitó como presidente de una delegación, me pidieron que escogiera a cinco de mis congresistas para que me acompañaran en ese viaje, entre esos cinco congresistas, venían el ahora presidente Petro, en ese momento era un compañero de trabajo”, relató Cabrera.
En el viaje de 15 días donde recorrieron el país, el embajador volvió a hablar chino, un idioma que conocía muy bien porque creció en el gigante asiático e hizo sus años escolares en 1963. “Los discursos o los saludos los hacía directamente en chino porque era un gesto de cortesía y me daba gusto volver a hablar ese idioma”, comentó.
Ese detalle resultó crucial. Fue durante aquel viaje cuando Gustavo Petro percibió la conexión de Sergio Cabrera con la cultura, el idioma y la gente de China.
Sin embargo, después de ese viaje, la vida de Cabrera dio un giro, empezó a recibir amenazas en Colombia. La situación se tornó más grave con el asesinato del periodista Jaime Garzón, y las autoridades le dijeron a Cabrera que no podían garantizar su seguridad. Ante este panorama, decidió abandonar el país. Se estableció en España, donde pasaron 20 años sin contacto con Petro.
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Años después, el viaje compartido entre Petro y Cabrera rindió frutos. Ya como presidente, Gustavo Petro le pidió a Cabrera que asumiera el cargo de embajador de Colombia en ese país.
El mandatario, incluso, estuvo dispuesto a esperar tres meses para que Cabrera concluyera la dirección de El elixir de amor de Donizetti en la ópera antes de asumir su nueva responsabilidad.
Así, Cabrera tomó la decisión de dar un nuevo giro en su vida, dejando nuevamente los escenarios y el arte para embarcarse en una nueva faceta: la diplomacia.
Aunque, a simple vista, el mundo político y el cinematográfico parecen distantes, ambos comparten un propósito esencial: servir al país, explicó el embajador.
“Yo he tomado decisiones muy trascendentales en mi vida”, dice Cabrera, «A los 19 años, cuando entré a la guerrilla, lo hice con total desinterés y un profundo amor por Colombia. Claro, seguramente estaba equivocado y, sin querer, causé daño. Pero en ese momento tenía la convicción de que lo que hacía era por mi país».
Sergio Cabrera y su conexión con China
Sobre su experiencia en China, Cabrera reflexiona: “China es un país con una tradición cultural inmensa, de miles de años, y su gente ha sido extraordinariamente metódica. Eso es lo que ha hecho posible que este país, en los últimos 40 años, se haya convertido en una potencia mundial. El país que conocí en 1963 era muy pobre, estaba saliendo de una guerra civil y de la invasión japonesa. Pero he sido testigo de cómo, a través de la planificación, lograron construir una nación próspera”.
El embajador comparó esta capacidad de planificación con la construcción de la Gran Muralla China: “Cuando estaban construyendo la muralla, no era un esfuerzo desorganizado. Se asignaban tramos específicos a cada equipo, y cuando terminaban su parte, lo celebraban antes de pasar a la siguiente tarea. Esa forma de trabajar demuestra que los planes, para ser efectivos, deben ser realistas”.
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En contraste, señaló un desafío recurrente en Colombia: “Nosotros también hacemos planes, pero no siempre los cumplimos porque, muchas veces, están hechos con el corazón más que basados en la realidad”.
Respecto a las oportunidades comerciales, Cabrera destacó que China, debido a su enorme demanda, necesita importar una amplia variedad de productos especialmente en el ámbito alimenticio. Esto, según él, representa una oportunidad estratégica para Colombia en la relación bilateral.
“A pesar de su tamaño, el país no es autosuficiente en muchos de estos productos. Una realidad poco conocida es que solo el 6 % de la tierra en China es cultivable, mientras que, en Colombia, el 36 % del territorio tiene capacidad para la agricultura. De hecho, podría decirse que Colombia, en términos de tierra cultivable, tiene un área casi tan grande como toda China, lo que convierte al país en una fuente potencial para abastecer las crecientes necesidades agrícolas de China”, menciona Cabrera.
Las oportunidades de Colombia
El embajador reconoce que la relación comercial entre ambos países ha avanzado, especialmente tras años de negociaciones. Un ejemplo claro de ello es la reciente autorización de la exportación de carne bovina colombiana a China.
“Este proceso fue largo y complejo, dado que los chinos son muy exigentes y cuidadosos con los productos que ingresan a su mercado, pero, después de una cuidadosa planificación y la inversión de tiempo y recursos de los empresarios colombianos, el primer contenedor de carne llegó en febrero de este año, lo que permitió a Colombia convertirse en uno de los principales exportadores de carne bovina a China en tan solo seis meses”, destacó.
Sin embargo, Cabrera señala que, aunque los empresarios colombianos suelen centrarse en mercados más cercanos y accesibles como Estados Unidos, el mercado chino representa una oportunidad estratégica más exigente.
Para acceder a este mercado, no basta con esperar que China haga pedidos, sino que es necesario que los empresarios colombianos viajen, investiguen y estudien las necesidades del mercado chino, ofreciendo productos adaptados a sus demandas y estableciendo contratos a largo plazo.
Los chinos, por su parte, ya han explorado Colombia y han identificado nichos comerciales con éxito; actualmente, más de 100 empresas chinas operan en Colombia.
Cabrera destaca que, aunque el sector agrícola colombiano tiene un enorme potencial para aumentar las exportaciones a China, aún falta la infraestructura y los recursos humanos adecuados para agilizar los procesos. En este sentido, la embajada colombiana en China ha sido limitada en su capacidad, sin un encargado específico para los temas agrícolas, a diferencia de otros países de la región. Sin embargo, el gobierno colombiano está comenzando a reconocer esta necesidad.
Por último, también reflexiona sobre la importancia del memorando de Franja y Ruta, “un acuerdo no vinculante pero valioso para Colombia, ya que sitúa al país en una red de relaciones privilegiadas con China, similar a ser invitado a un club exclusivo sin necesidad de pagar una membresía”.
Cabrera confía en que este acuerdo, una vez firmado, será beneficioso para Colombia, abriendo nuevas oportunidades para el comercio y la cooperación con el gigante asiático.