Santiago Escobar creció, gracias a su padre, rodeado de historias y conversaciones sobre la aviación, despertando en él un interés por aprender más sobre el tema.
A los 18 años abandonó un programa de logística aeronáutica, afirmando que no se sentía vinculado a él. Sin embargo, estaba seguro de que la aviación era su vocación.
Mas adelante aceptó trabajar en el aeropuerto local de Denton (Texas) en donde realizaba operaciones en tierra como remolcar aviones, repostar combustibles y prestar apoyo logístico básico; actividades que lo mantuvieron cerca de su sueño.
Durante un día de trabajo normal, Escobar tuvo contacto con la directora de la universidad a la que asistió una vez. En medio de la conversación, se le abrieron las puertas de su formación como piloto.
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Compromiso y esfuerzo
Su rutina era intensa ya que le tocaba trabajar y estudiar al mismo tiempo. De 6:00 a.m. a 9:00 a.m. tenía entrenamiento de vuelo; clases de 9:00 a.m. a 12:00 p.m. y finalizaba la jornada con trabajo de 2:00 p.m. a 10:00 p.m.
Este periodo de vida se sirvió para forjar su disciplina y determinación, las cuales mas adelante le ayudaron a alcanzar su meta.
Luego llegó la incorporación a American Airlines, con pilotos veteranos que cumplieron con la función de mentores y apoyo en el proceso de Escobar para la obtención de su licencia de piloto comercial.
American Airlines opera una de las mayores flotas del mundo, con más de 980 aviones, incluidos el Boeing 737-800 y el 737 MAX, ambos de los cuales Santiago vuela actualmente. Para convertirse en piloto en American, los candidatos deben poseer una certificación ATP (Piloto de Transporte de Aerolíneas), el nivel más alto de licencia en la aviación comercial. Cada piloto también debe obtener una habilitación de tipo específica para la aeronave que pilotará, lo que implica un riguroso entrenamiento en simulador y en tierra que dura entre seis y nueve meses. Este nivel de rigor refleja un rasgo distintivo de la aerolínea.
Uno de los vuelos más memorables para Santiago
El primero que realizó como piloto desde el mayor centro de operaciones de la aerolínea, Dallas-Fort Worth (DFW), donde tiene su base, a Bogotá (BOG) en 2024. “La ruta no era técnicamente difícil, pero emocionalmente, marcó un hito. Durante todo el vuelo, no dejé de mirar la pantalla de navegación, esperando ansiosamente el momento en que entráramos en el espacio aéreo colombiano”. Y añadió: “Era la primera vez que volvía a mi país natal como piloto, y hacerlo desde la cabina de vuelo fue increíblemente significativo y una experiencia que nunca olvidaré”, explicó Santiago Escobar.
Como consejo para los aspirantes a pilotos, Santiago destaca la importancia de seguir los sueños y apasionarse por lo que se ama. “Yo empecé a trabajar en el aeropuerto a los 17 años y no empecé a sacarme la licencia de piloto hasta los 25: nunca es tarde para perseguir tus metas”, puntualizó Escobar.