Rubén Darío Lizarralde, líder de la transformación de Bioenergy, anunció la renuncia a su cargo en la compañía del sector agro-energético desde el 31 de octubre de 2024.
“Dejando una empresa que ha pasado de estar al borde de la liquidación a convertirse en una referencia de sostenibilidad e innovación agroindustrial en Colombia”, indicó el ejecutivo.
Según su balance, las proyecciones de la compañía le apuntan a que, para su próxima zafra (que inicia el 5 de noviembre de 2024), tendrá una producción de un millón de toneladas de caña, 76 millones de litros de alcohol y 77.800 MW (megavatios) de energía colocada en la red.
“Me decían que estaba loco, que liquidara la empresa sin mayor esfuerzo. Pero vi su potencial. En la Orinoquía tenemos tierra fértil y una planta moderna; era evidente que, cambiando las condiciones, Bioenergy podría prosperar. Hoy, nuestra producción es cero emisiones, sin desperdicios y 100% a partir de biomasa, sin uso de carbón. Hemos abierto la puerta a una agroindustria sostenible que puede contribuir a la transición energética, generar empleo en el campo, y reducir la dependencia de importaciones de combustibles fósiles, así como los altos costos asociados a esta compra,” afirmó Lizarralde.
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El saliente líder de Bioenergy aseguró que la empresa no solo se reestructuró financieramente, sino que también se generó un flujo de caja positivo, se cambiaron las condiciones contractuales de la empresa ajustadas a la realidad del sector agroindustrial y se recuperó la confianza del mercado.
Además, indicó Lizarralde, de haberla convertido en una jugadora clave para la seguridad energética de Colombia.
“Su trabajo ha sido fundamental (el de Rubén Darío Lizarralde) para que Bioenergy contribuya a la transición energética, con innovaciones que permiten una producción eficiente y sostenible de etanol”, destacó la compañía.
Esta es la carta de renuncia de Lizarralde a Bionergy:
Según la empresa, la experiencia del exministro, en distintos sectores -quien fue contratado hace más de cuatro años para liquidar la compañía- permitió que actualmente se mantengan 850 empleos directos y cerca de 3.500 indirectos que estaban destinados a desaparecer.
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La empresa infirmó que, en la actualidad, se destaca por estos aportes:
- Generación de empleo y crecimiento de la agroindustria en la Orinoquía
- Reducción de emisiones y producción de biocombustibles con cero desperdicios
- Reducción de importaciones de combustibles fósiles y ahorro de recursos para el país
- Seguridad energética para Colombia y apertura a nuevas oportunidades de inversión
En su carta de renuncia, Lizarralde aseguró: “salvamos empleo, recuperamos capital, recuperamos esfuerzos de emprendedores que consideraron que todo estaba perdido (…) Hoy, Colombia cuenta con una empresa dinámica, en crecimiento y fortalecida”.
“Vamos por la producción de SAF, el combustible para aviación, en unos cinco años”, finalizó el saliente gerente, sobre los planes de la compañía.