A pesar de la renuncia del presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski el 21 de marzo, Moody’s mantiene sus estimaciones base para el periodo 2018-2019 y no anticipa cambios en la calificación de ‘A3’ de Perú o en su perspectiva estable. Así mismo, conserva su previsión de crecimiento de 3,5 % en 2018 y 2019.
Así lo indicó el oficial de crédito senior de la Vicepresidencia de la calificadora, Jaime Reusche, pues no anticipa una desviación material de la actual orientación de políticas del Gobierno sobre la gestión macroeconómica.
El anuncio de la renuncia se efectuó un día antes de las votaciones legislativas programadas con relación a la moción de destitución. La moción se interpuso en contra del presidente sobre la base de «incapacidad moral», pues se le acusa de que su firma de consultoría recibió pagos de la constructora brasileña Odebrecht hace algunos años.
“El hecho de que el vicepresidente Vizcarra sea quien asumirá el mandato presidencial debería reducir la incertidumbre política que hubiese existido en caso de haberse convocado elecciones anticipadas”, comentó Reusche.
No obstante, mencionó la analista senior de Moody’s, Valeria Azconegui, que la renuncia podría incrementar la incertidumbre sobre el futuro de Perú, lo que enfriaría la economía y desaceleraría las inversiones: “Es probable que esto afecte las perspectivas de crecimiento de los bancos en el corto plazo”.
Ese panorama sería poco probable y el impacto sobre el sector financiero sería limitado, si el proceso de transición política es fluido, ya que argumenta que la calidad de los activos y la rentabilidad de los bancos ha demostrado ser fuerte.
Solo las compañías de materiales de construcción enfrentan un riesgo inmediato por posibles demoras en grandes proyectos de infraestructura, dijo la también analista de Moody’s, Sandra Beltrán, quien añadió que la firma no espera cambios significativos en las políticas o las regulaciones de las industrias peruanas.
Esa opinión es compartida por el analista de la empresa Adrián Garza, cuando señaló que es probable que la cartera de proyectos de infraestructura del Perú enfrente demoras adicionales en el corto plazo como resultado de la renuncia del presidente.
Pero espera que las inversiones en infraestructura, incluidas las asociaciones público-privadas, seguirán siendo la principal prioridad para el Gobierno.
“A pesar de las dificultades recientes, las inversiones en infraestructura serán respaldadas por el sólido historial y marco institucional del Perú”, puntualizó.
Por otro lado, Fitch Ratings ratificó la calificación IDR (Long-Term Foreign Currency Issuer Default Rating) de Perú en ‘BBB+’, con perspectiva estable, basado «en sus sólidos balances públicos y externos y sus políticas macroeconómicas creíbles y consistentes”.
Estos, señaló, han arraigado la estabilidad macroeconómica y financiera y equilibran las vulnerabilidades de la alta dependencia de los productos básicos de Perú, la dolarización financiera y la baja base de ingresos del Gobierno, así como su menor ingreso per cápita, indicadores sociales y calidad institucional.
Fitch asimismo espera continuidad de la política macroeconómica frente a un contexto político incierto.
El presidente Pedro Pablo Kuczynski enfrenta una segunda votación de destitución relacionada con amplias investigaciones de corrupción de Odebrecht, que afectan a la mayoría de los partidos políticos, tres meses después de que sobrevivió por poco a un impeachment político en diciembre de 2017.
En caso de que el presidente deje el cargo y el primer y segundo vicepresidente, unas elecciones tempranas deben convocarse. En ese caso, la calificadora de riesgo esperaría evaluar las plataformas de los candidatos que emergen.
Finalmente, Standard & Poor’s afirmó que las calificaciones soberanas de Perú (moneda extranjera: BBB+/Estable/A-2; moneda local: A-/Estable/A-2) no se ven inmediatamente afectadas por la renuncia del presidente.
La calificadora resaltó que Perú ha establecido un historial de compromiso con una gestión macroeconómica cautelosa en las últimas dos décadas. La sucesión de gobiernos estables ha permitido la continuación de las reformas en curso y ha asegurado la estabilidad macroeconómica.
“Nuestra actual evaluación institucional se basa en la continuación de la política pragmática del Gobierno peruano en general, independientemente del presidente, y del Congreso”, dijo.
La calidad crediticia de Perú también está respaldada por una baja, aunque creciente, carga de la deuda, un continuo crecimiento del PIB, y deuda externa moderada. La credibilidad de la política monetaria también ha sostenido la estabilidad del sector financiero y la confianza de los inversionistas.
Espera que el crecimiento económico mejore este año gracias al efecto combinado de estímulos fiscales, inversión privada, y los mayores precios de metales. Sin embargo, mayores retrasos en la ejecución de proyectos de inversión relacionados con las carencias institucionales y los escándalos de corrupción plantean riesgos evidentes.