Corea del Norte dijo por boca de su vicecanciller, Choe Son-Hui, que estudia romper el diálogo con EE.UU., al que culpó del fracaso en la reciente cumbre de Hanói, y apuntó a que Pionyang podría suspender la moratoria sobre pruebas de armas que ha mantenido durante 15 meses.
Durante un encuentro en Pionyang con diplomáticos abierto a medios con presencia en la capital norcoreana, la vicetitular de Exteriores, Choe, dijo que su país no tiene «intención de ceder a las demandas de EE.UU. (planteadas en Hanói) en ninguna forma» ni está dispuesto «a entablar negociaciones de ese tipo».
Choe culpó a los representantes estadounidenses de la ruptura de las conversaciones en Hanói y los acusó de estar «demasiado ocupados tratando de cumplir sus propios objetivos políticos» y de no tener «verdadero interés en lograr un resultado (positivo)», según recoge la delegación de la agencia rusa Tass en Pionyang.
También criticó al secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, y al consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, que estuvieron presentes en la última reunión mantenida en Hanói entre el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente estadounidense, Donald Trump.
Los acusó de «crear una atmósfera de hostilidad y desconfianza», y de «obstruir los esfuerzos constructivos para las negociaciones» entre ambos mandatarios.
La propia Choe y el canciller norcoreano, Ri Yong-ho, ofrecieron una rueda de prensa en Hanói tras la cumbre en la que contradijeron a Trump con respecto a las exigencias planteadas por Pionyang en la mesa de negociación.
Ambos negaron que Corea del Norte pidiera el levantamiento de todas las sanciones y aseguraron que solicitaron que se dejarán de aplicar aquellas que afectan solamente a la actividad económica de sus ciudadanos.
Ambas partes discrepan sobre lo que se planteó en Hanói, donde el desacuerdo giró en torno al número de activos del programa nuclear norcoreano a desmantelar y al volumen de sanciones internacionales sobre Pionyang que EE.UU. aliviaría a modo de «medida correspondiente».