Las inversiones globales se han vuelto cada vez más accesibles gracias a una serie de instrumentos financieros diseñados para facilitar la compra de acciones extranjeras.
Uno de los mecanismos más importantes para lograr esto son las Acciones de Recibo de Depósito Americano (ADR, por sus siglas en inglés).
Siguiendo lo anterior, un ADR es un certificado negociable emitido por un banco estadounidense que representa una o más acciones de una empresa extranjera.
Es decir, en lugar de comprar acciones directamente en la bolsa de valores extranjera, los inversionistas pueden adquirir estos certificados en dólares estadounidenses a través de las bolsas norteamericanas, como la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE) o el Nasdaq.
Por ejemplo, un inversor que quiera comprar acciones de una empresa japonesa no tendría que acceder directamente a la Bolsa de Valores de Tokio. En su lugar, podría adquirir ADR que representan las acciones de esa empresa japonesa y se negocian en las bolsas estadounidenses.
¿Cómo funcionan las acciones ADR?
Con lo anterior, el proceso para emitir y comercializar ADR implica varios pasos clave:
- Emisión de las ADR: Una institución financiera, generalmente un banco estadounidense, adquiere las acciones extranjeras y las deposita en un banco custodio en el país de origen de la empresa. A cambio, el banco emite ADR que representan una fracción o un múltiplo de las acciones extranjeras subyacentes.
- Negociación en los mercados estadounidenses: Una vez emitidos, los ADR se negocian en las bolsas de valores estadounidenses como cualquier otra acción. Los inversionistas pueden comprar y vender ADR en dólares estadounidenses, y las transacciones se realizan en horario de mercado de EE. UU.
- Dividendos y otros derechos: Los tenedores de ADR tienen derecho a recibir dividendos y otros beneficios que la empresa subyacente pague a sus accionistas. Los dividendos se convierten en dólares estadounidenses y se distribuyen a los inversionistas estadounidenses. Sin embargo, los pagos pueden estar sujetos a retenciones fiscales tanto en el país de origen como en EE. UU.
- Conversión: Si el inversor lo desea, puede convertir sus ADR en las acciones subyacentes de la empresa extranjera. Este proceso, sin embargo, puede implicar costos y es menos común entre los inversionistas minoristas.
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Tipos de ADR
Existen tres niveles de ADR, cada uno con diferentes requisitos y características:
- ADR Nivel 1: Este es el tipo más básico y no requiere que la empresa extranjera cumpla con los estándares contables de la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU.). Las ADR de nivel 1 solo se negocian en mercados extrabursátiles (OTC), lo que limita su liquidez.
- ADR Nivel 2: Estas ADR cotizan en bolsas estadounidenses importantes como el NYSE o el Nasdaq. Para cotizar, la empresa extranjera debe cumplir con ciertos requisitos regulatorios y presentar informes financieros en conformidad con las normas de la SEC.
- ADR Nivel 3: Este es el nivel más alto y permite a las empresas extranjeras realizar ofertas públicas iniciales (IPO) en los Estados Unidos. Las empresas deben cumplir con los estándares más estrictos de la SEC y generalmente están más integradas en el mercado financiero estadounidense.
Ventajas de las ADR
- Acceso a mercados internacionales: Las ADR permiten a los inversionistas estadounidenses acceder fácilmente a empresas extranjeras sin necesidad de abrir cuentas en bolsas internacionales o lidiar con diferentes monedas.
- Transacciones en dólares: Las ADR se negocian en dólares estadounidenses, lo que elimina el riesgo de fluctuación cambiaria directa para los inversionistas. Además, los dividendos también se pagan en dólares.
- Mayor transparencia y protección: Las ADR que cotizan en las principales bolsas de valores de EE. UU. están sujetas a la regulación de la SEC, lo que garantiza un cierto nivel de transparencia y protección para los inversionistas.
Riesgos de las ADR
- Riesgo cambiario indirecto: Aunque las ADR se negocian en dólares, los precios de las acciones subyacentes están denominados en una moneda extranjera. Por lo tanto, las fluctuaciones en las tasas de cambio pueden afectar el valor de la ADR.
- Riesgo político y económico: Las ADR están vinculadas a empresas extranjeras, por lo que los inversionistas están expuestos a los riesgos políticos y económicos de los países donde operan esas empresas.
- Diferencias regulatorias: Aunque las empresas extranjeras deben cumplir con las regulaciones de la SEC en ciertos casos, las diferencias en las normativas contables y de gobernanza corporativa entre países pueden afectar la calidad y transparencia de la información disponible para los inversionistas.
En conclusión, las acciones ADR son una herramienta para los inversionistas que buscan diversificar sus carteras y acceder a mercados internacionales sin las complicaciones de invertir directamente en acciones extranjeras.
Ofrecen la conveniencia de negociar en dólares estadounidenses en mercados familiares, pero también implican riesgos adicionales como el riesgo cambiario indirecto y la exposición a economías extranjeras. Por lo tanto, los inversionistas deben evaluar cuidadosamente sus objetivos y tolerancia al riesgo antes de invertir en ADR.