El mundo católico y la comunidad internacional despiden a Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, fallecido a los 88 años tras más de una década al frente de la Iglesia católica.
Francisco se convirtió en Papa el 13 de marzo de 2013, siendo el primer pontífice latinoamericano y el primero en tomar el nombre de Francisco.
Su muerte marca el final de un pontificado transformador con un legado de reformas internas y un enfoque pastoral cercano a los más vulnerables.
En ese sentido, Valora Analitik comparte un análisis del legado que deja el papa Francisco en su recorrido en el pontificado.
Primer Papa latinoamericano
El 13 de marzo de 2013, el arzobispo de Buenos Aires se convirtió en el primer Papa proveniente de América Latina y el primero en más de 1.000 años que no nació en Europa. Además, fue el primer jesuita en ocupar el puesto.
Su elección rompió paradigmas y generó expectativas de cambio profundo, no solo en el Vaticano sino también en su relación con las periferias del mundo católico.
Un papado marcado por la sencillez
Desde sus primeros gestos —usar vestimenta simple, pagar su propia cuenta en la residencia donde se hospedaba, rechazar los lujos del Vaticano—, Francisco dejó claro que buscaba una Iglesia «pobre para los pobres».
Vivió en la Casa Santa Marta en lugar del tradicional Palacio Apostólico y adoptó un estilo pastoral centrado en el encuentro, la misericordia y la inclusión.
Reformas internas y lucha contra el abuso
Uno de los mayores desafíos que enfrentó fue el escándalo global de abusos sexuales dentro de la Iglesia. Francisco implementó reformas clave para combatir la pederastia clerical:
- Creó la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.
- Estableció procedimientos para denunciar obispos encubridores.
- Promovió la tolerancia cero con los abusadores.
También lideró una profunda reforma económica y administrativa del Vaticano, con auditorías y mayor transparencia en las finanzas de la Santa Sede.
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Atender y apoyar temas controvertidos
El Papa Francisco adoptó un lenguaje más pastoral y acogedor hacia grupos tradicionalmente marginados por la Iglesia, recordando hitos como:
- “¿Quién soy yo para juzgar?” —su histórica frase al ser consultado sobre personas homosexuales.
- Abrió el debate sobre el celibato sacerdotal y el rol de la mujer.
- Promovió la participación de los laicos y el diálogo interreligioso.
Defensa del medio ambiente y la paz
Francisco fue una de las voces más influyentes en la lucha contra el cambio climático. Su encíclica Laudato Si’ (2015) es considerada un hito global sobre el cuidado de la “casa común”, y ha sido citada en foros internacionales como la ONU y la COP.
También tuvo activismo por la paz, interviniendo diplomáticamente en conflictos como:
- La mediación en el restablecimiento de relaciones entre EE. UU. y Cuba.
- Sus llamados al cese del fuego en Ucrania, Siria, Palestina y otras zonas de guerra.
Descentralización de la Iglesia
Con el Sínodo sobre la Sinodalidad (2021–2024), Francisco impulsó una Iglesia más participativa, descentralizada y orientada al diálogo. Invitó a obispos, sacerdotes, religiosas y laicos de todo el mundo a discernir juntos sobre el futuro de la institución.
Este enfoque marcó una ruptura dio voz a muchas comunidades hasta ahora silenciadas.
Su mensaje de esperanza
El Jubileo Extraordinario de la Misericordia (2015–2016) fue uno de los momentos más significativos de su pontificado. Francisco extendió el mensaje del perdón, del abrazo a los excluidos y de una Iglesia que acompaña, no que condena.
Finalmente, a pesar de resistencias internas, críticas de sectores conservadores y complejidades globales, el legado de Francisco es el de un reformador pastoral, que intentó acercar la Iglesia a las realidades del siglo XXI, dando prioridad a los pobres, al cuidado del planeta y al diálogo como herramienta de cambio.