Varios expertos, organismos multilaterales y hasta el mismo ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, han manifestado cuáles pueden ser los puntos más importantes para la economía colombiana durante el año 2023. Las expectativas son moderadas, con tendencia a que pudiera haber un escenario complejo.
Un primer punto tiene en cuenta que la economía colombiana entrará a un proceso de ralentización; es decir: va a crecer bastante menos a lo que lo hizo en 2022.
El más reciente Plan Financiero de Colombia permite ver que la expectativa del Gobierno es que la economía colombiana crezca un 1,3 % a cierre de 2023, un dato menor al 1,8 % previsto anteriormente por el ministro Ocampo y mucho más bajo que el 8 % que se prevé para 2022, pero es más optimista que el pronóstico del equipo técnico del Banco de la República, abajo del 1 %, o de organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que también ve un crecimiento no mayor al 1 %.
Ahora, sobre un proceso de recesión, todavía no hay bases sólidas para pensar que la economía colombiana podría verse inmersa en escenarios de caídas consecutivas del PIB, como incluso lo manifestó en su momento el presidente de Colombia, Gustavo Petro.
En materia de inflación, lo manifestó el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, la economía colombiana verá menores precios de los bienes y servicios de primera necesidad. Los principales pronósticos permiten palpar que la inflación pasaría del 12,5 % de 2022 a un 7 % en 2023, que si bien está lejos de la meta del emisor del 3 %, sería una respiro para el poder adquisitivo de los trabajadores colombianos.
El futuro de las tasas de interés para la economía colombiana
De allí se desprende otro punto clave para lo que sería el comportamiento de la economía de Colombia en 2023: ¿Seguirán los incrementos a las tasas de interés?
Villar manifestó, tras la más reciente Junta Directiva del Banco de la República, que es muy posible que Colombia esté llegando al final del ciclo de alzas de las tasas de interés. De hecho, una menor inflación, asegura Ocampo, llevaría a que el país no tenga que ser objeto de nuevas alzas en las tasas de interés.
“La política monetaria va a depender de la inflación, pero la inflación va a bajar y esperamos llegar a consensos de no aumentar tasas de interés, las negociaciones van a ser más fáciles”, dijo Ocampo.
Entonces, con un consumo diezmado en el país y posibles menores precios de algunas materias primas, por una menor demanda, dada la ralentización económica y los contextos de recesión que se ven para Europa o Estados Unidos, la economía colombiana verá presiones para, por ejemplo, la generación de nuevos puestos de trabajo.
La meta del Gobierno es que el mercado laboral en Colombia dé cuenta de una tasa de desempleo de un dígito para el año entrante, pero esto dependerá de que la confianza empresarial se mantenga fortalecida incluso con un contexto internacional que se mantiene expectante por le guerra en Ucrania.
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Dicha confianza empresarial también tendrá que vérselas con la entrada en vigor de la reforma tributaria, iniciativa que aumenta impuestos para algunas industrias en el país, al tiempo que elimina una buena proporción de los beneficios tributarios que, hasta ahora, se tenían.
No sin dejar de lado tampoco que el incremento del 16 % en el salario mínimo también podría condicionar lo que sea la generación de nuevos puestos de trabajo en el país.
