Un ETF (Exchange Traded Fund) es un tipo de fondo de inversión que cotiza en la bolsa de valores, similar a una acción. Sin embargo, a diferencia de una acción individual, un ETF está compuesto por un conjunto de activos, como acciones, bonos, materias primas o una mezcla de estos.
El objetivo de un ETF es replicar el rendimiento de un índice de referencia (como el S&P 500), sector, o activo específico.
Los ETFs han ganado popularidad en los últimos años debido a su flexibilidad, bajos costos y diversificación instantánea.
Ene se sentido, es importante que los inversionistas sepan qué es un ETF, cómo funciona y cuáles son sus principales diferencias con las acciones tradicionales.
¿Cómo funciona un ETF?
Un ETF opera de manera similar a una acción en el sentido de que puede comprarse y venderse en la bolsa de valores durante el horario de mercado. Sin embargo, en lugar de representar una participación en una sola empresa, un ETF proporciona exposición a un grupo de activos subyacentes.
“Al incorporar a los ETFs dentro de una estrategia de inversión, los inversionistas pueden beneficiarse de una diversificación instantánea, debido a que ofrecen mayor diversidad que la que se obtiene al comprar acciones individuales, ya que reúne en un mismo lote diferentes activos como acciones, bonos y materias primas. Los profesionales financieros pueden ayudar a los inversionistas a reducir el riesgo en sus portafolios y maximizar su potencial de rendimiento a través de la diversificación de sus inversiones», explica BlackRock.
Teniendo en cuenta lo anterior, los ETFs están diseñados para seguir el rendimiento de un índice, sector o activo específico, lo que permite a los inversionistas acceder a una cartera diversificada con una sola transacción.
Por ejemplo, el SPDR S&P 500 ETF (SPY) es un ETF que rastrea el índice S&P 500, lo que significa que posee acciones de las 500 empresas que componen ese índice. Si un inversionista compra una participación en este ETF, está invirtiendo en todas esas empresas, lo que reduce el riesgo de concentración en una sola acción.
Diferencias entre un ETF y una acción
Aunque tanto los ETFs como las acciones pueden comprarse y venderse en los mercados de valores, hay diferencias clave entre ellos:
Diversificación
- ETF: Un ETF representa una cartera de múltiples activos. Esto permite diversificación instantánea, lo que significa que el riesgo se distribuye entre diferentes empresas, sectores o activos. En un solo ETF, se puede tener exposición a docenas o incluso cientos de acciones o bonos.
- Acción: Una acción es una participación en una sola empresa. Cuando se compra una acción, el rendimiento de la inversión depende exclusivamente del éxito o fracaso de esa empresa en particular. Esto hace que invertir solo en acciones individuales sea más riesgoso, ya que el rendimiento está más concentrado.
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Costo
- ETF: Aunque los ETFs pueden tener una comisión de administración anual (conocida como «ratio de gastos»), esta tiende a ser baja, especialmente en ETFs que siguen índices amplios como el S&P 500. Además, la compra y venta de ETFs puede generar comisiones de corretaje, pero en general, su costo es más bajo que el de administrar una cartera diversificada de acciones.
- Acción: No hay costos de administración asociados con mantener acciones individuales. Sin embargo, para lograr la diversificación que un ETF proporciona, un inversionista tendría que comprar varias acciones, lo que aumentaría las comisiones de transacción.
Liquidez
- ETF: Al igual que las acciones, los ETFs pueden comprarse y venderse durante todo el día de negociación, lo que significa que ofrecen una gran liquidez. Además, algunos ETFs altamente negociados tienen volúmenes de transacción muy elevados, lo que facilita entrar y salir de posiciones rápidamente.
- Acción: Las acciones también pueden negociarse durante todo el día, pero su liquidez dependerá de la empresa en la que se esté invirtiendo. Las grandes empresas suelen ser más líquidas, mientras que las pequeñas pueden ser más difíciles de negociar.
Flexibilidad
- ETF: Los ETFs ofrecen acceso a una amplia variedad de estrategias de inversión. Existen ETFs que siguen índices amplios, sectores específicos, activos como bonos o materias primas, y hasta estrategias más complejas como ETFs apalancados o inversos.
- Acción: Con las acciones, la flexibilidad depende del tipo de empresa que se elija. Las acciones ofrecen exposición directa a una empresa específica, pero no proporcionan la misma amplitud de opciones de inversión que los ETFs.
Dividendos
- ETF: Algunos ETFs distribuyen dividendos si los activos subyacentes que componen el fondo los pagan. Por ejemplo, si un ETF está compuesto por acciones de empresas que pagan dividendos, el fondo los distribuirá proporcionalmente a los accionistas del ETF.
- Acción: Si un inversionista posee acciones de una empresa que paga dividendos, recibirá esos pagos directamente. La diferencia es que los dividendos en una acción dependen solo de la empresa en particular, mientras que en un ETF pueden provenir de múltiples fuentes.
En resumen, los ETFs y las acciones ofrecen diferentes enfoques de inversión. Los ETFs proporcionan diversificación y flexibilidad a un costo relativamente bajo, lo que los hace ideales para inversionistas que buscan minimizar riesgos y maximizar la exposición a varios activos.
Las acciones, por otro lado, ofrecen una mayor exposición directa a una sola empresa, lo que puede ser ventajoso para aquellos con una estrategia más enfocada. En ese sentido, su uso dependerá de las necesidades del inversionista.