Las crecientes tensiones por las propuestas proteccionistas de los gobiernos de Estados Unidos y China están aumentando los riesgos de una guerra comercial y las perspectivas de crecimiento de ambos países, dijo Fitch Ratings.
El resultado más probable sigue siendo una solución negociada a las tensiones comerciales entre EE. UU. y China, que tiene un efecto limitado en las perspectivas de crecimiento a corto plazo en ambos países y deja intactas las predicciones macroeconómicas mundiales de Fitch.
Sin embargo, el riesgo de un impacto más material está creciendo.
Las propuestas la semana pasada marcaron una escalada en la retórica proteccionista entre las dos economías más grandes del mundo.
China propuso imponer aranceles de represalia contra 50 mil millones de dólares en productos estadounidenses y el presidente estadounidense, Donald Trump, declaró que estaba considerando aranceles adicionales en otros 100 mil millones de dólares en bienes chinos a los 50 mil millones de dólares que había anunciado inicialmente el 22 de marzo.
Luego se informó que China respondería a dicha acción. Si esto vendría en la forma de aranceles de represalia, medidas proteccionistas no arancelarias o una combinación “aún están por verse”, comentó la calificadora.
Estados Unidos exportó 187 mil millones de dólares en bienes y servicios a China el año pasado, según la Oficina de Análisis Económico de los Estados Unidos. Unos 150 mil millones de dólares en exportaciones equivalen al 0,8 % del PIB de Estados Unidos y al 1,3 % del PIB de China.
El impacto directo de los aranceles del 25 % en los flujos comerciales de este tamaño sería del 0,2 % del PIB de los Estados Unidos y del 0,3 % del de China.
Bajo un escenario extremo inducido por la retórica tarifaria, aumentarían las posibilidades de que EE. UU. y China reduzcan el PBI en más de dos puntos porcentuales desde la línea base después de dos años, siendo la última la más afectada.
Otras economías importantes, incluida la zona del euro, Japón y el Reino Unido, verían efectos negativos menores, pero aún verían una desaceleración del crecimiento.
“La reacción del mercado ante la creciente incertidumbre podría plantear riesgos macroeconómicos incluso antes de la implementación real de las tarifas”, añadió.
Una depreciación significativa del yuan chino, por ejemplo, probablemente causaría un impacto en los mercados globales y podría afectar la inversión y los flujos de comercio mundial.
Por ahora, las propuestas específicas de 50 mil millones de dólares de aranceles de ambos países son dirigidas en lugar de generalizadas y pequeñas en relación con el tamaño total de sus respectivas economías.
Si se implementan como se propone, “creemos que los efectos macroeconómicos directos sobre el comercio, el crecimiento y la confianza, tanto en el mundo como para EE. UU. y China, serían limitados”, comentó.
Fitch continúa pronosticando que el crecimiento del PIB de EE. UU. se acelerará este año a 2,7 %, mejorando las perspectivas económicas a corto plazo junto con la política fiscal flexible, el crecimiento salarial y la mejora de la inversión.
No obstante, los sectores individuales podrían verse afectados por la implementación de aranceles específicos, incluso si las perspectivas macroeconómicas generales se mantienen prácticamente sin cambios.
Por parte de Estados Unidos, inicialmente los 50 mil millones de dólares en aranceles propuestos están sujetos a un proceso de consulta, por lo que es probable que los primeros aranceles entren en vigor a fines de mayo o principios de junio.
Las propuestas tarifarias bien pueden ser parte del posicionamiento diplomático para las negociaciones o pueden nunca entrar en vigor si se llega a un acuerdo mutuamente aceptable que aborde las preocupaciones de EE. UU. sobre la relación económica bilateral, finalizó.