En un nuevo informe elaborado por Tobias Adrian, consejero financiero y director de Asuntos Monetarios y Mercados Financieros del Fondo Monetario International (FMI), y Gita Gopinath, consejera económica y directora del Departamento de Estudios del FMI, el organismo multilateral revisa cómo sería el comportamiento de la inflación mundial de cara a 2022 y lo que se espera en materia de política monetaria.
El primer gran llamado de atención del FMI es que hay motivos para que la política monetaria de Estados Unidos otorgue mayor importancia a los riesgos de inflación.
Lo anterior sería entonces causa para que la Reserva Federal pise el acelerador para la reducción paulatina de las compras de activos y adelante el incremento de las tasas de interés.
El punto está en que si, advierte el FMI, las presiones inflacionarias se generalizaran en otros países, el endurecimiento monetario debería ser más pronto. “En este entorno, es esencial que los grandes bancos centrales comuniquen cuidadosamente sus medidas políticas para no desencadenar un pánico en el mercado que tendría efectos nocivos no solo dentro sino también fuera del país, especialmente en las economías emergentes y en desarrollo sumamente apalancadas”, dice el informe.
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En el marco del análisis, el FMI destaca el hecho de lo que ha sido el encarecimiento de la energía y de los alimentos, fenómeno que explica la inflación en muchos países, coyunturas que además ve el organismo multilateral seguirán empujando a la inflación en 2022.
Variables de análisis de la inflación
“Esto tiene consecuencias especialmente negativas para los hogares de los países de bajo ingreso, donde alrededor del 40 % del gasto de consumo se destina a la alimentación”, agrega el informe del FMI.
El respiro, añade el FMI, está en el hecho de que, si bien la inflación seguirá creciendo incluso hasta mitad de 2022, las expectativas de inflación a mediano y largo plazo se mantienen cerca de las metas de política económica en la mayoría de los bancos centrales.
Con esto de base, “prevemos que el desajuste entre la oferta y la demanda se corrija con el correr del tiempo, aliviando las presiones de precios en algunos países. Según la proyección de base, los retrasos en los envíos y las entregas y la escasez de semiconductores probablemente mejorarán en el segundo semestre de 2022. La demanda agregada debería debilitarse a medida que las medidas fiscales vayan desapareciendo en 2022”, explica el documento.
Pide entonces el FMI que se tenga cuidado con el hecho de que la política monetaria se mantenga centrada en apoyar la recuperación, pues esto podría “alimentar presiones inflacionarias sustanciales y persistentes, con cierto riesgo de desanclaje de las expectativas de inflación”.
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