Al cierre de cada año, una de las preguntas más comunes que se hacen muchas personas es cómo puede maximizar sus recursos y hallar nuevas opciones de inversión, pasando simplemente de ahorrar a encontrar valor con las alternativas que ofrece el mercado.
Por ello, debemos tener en cuenta los tipos de inversión y cuáles se adaptan mejor a nuestro perfil.
Lo primero que debemos tener en cuenta es nuestro objetivo: ¿cuál es el fin de mi inversión? Puede ser viajar, comprar un carro o adquirir vivienda, estudiar, ahorrar, capitalizar o independizarnos.
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Lo siguiente es evaluar el nivel de riesgo que queremos correr ¿Estamos dispuestos a arriesgar nuestro dinero con tal de obtener una mejor rentabilidad o preferimos algo ‘lento, pero seguro’?
En este sentido, debe saber que existen los perfiles conservadores, moderados y de mayor riesgo, que normalmente van correlacionados con el margen de rentabilidad que se espera tener con las inversiones.
¿Qué significa ahorrar y qué significa invertir?
De acuerdo con tyba, el asesor digital de inversiones del grupo Credicorp y que ayuda a potenciar su capital a futuro, el ahorro es la diferencia entre los ingresos y egresos que genera una persona en un periodo de tiempo definido, es decir, lo que te queda al restar lo que recibes menos lo que gastas. Ahorrar implica guardar el dinero, ya sea en físico o en “digital”, con el fin de utilizar esa liquidez en un objetivo futuro o una necesidad (urgencia/emergencia/contingencia) que se pueda presentar. (Ver más Noticias de Finanzas Personales)
Por otro lado, invertir significa disponer de este dinero ahorrado para obtener futuras ganancias a través de un negocio propio, estudios, portafolios de inversiones (Fondos de Inversión Colectiva, acciones, bonos, etc.), la compra de propiedades, entre otras; todas maneras de poner a trabajar el dinero.
Es importante mencionar que todas las inversiones, sin excepción, en mayor o menor medida, tienen cierto nivel de riesgo y a mayor riesgo se asume, mayor posibilidad de rentabilidad se espera obtener (importante: la rentabilidad histórica de un activo no asegura la rentabilidad futura del mismo). Por lo tanto, así como en el ahorro es importante considerar la inflación, en las inversiones es necesario identificar los riesgos y saber diversificar para mitigarlos.
¿Por qué es recomendable invertir?
No hay nada mejor que usar números puros y duros para darle un sustento sólido a un argumento y en este caso lo haremos para respaldar que la inversión es un método muy consistente para hacer crecer nuestro patrimonio en el mediano y largo plazo.
Aterricémoslo a un ejemplo: con un capital inicial de US$2.000 y aportes mensuales de US$200, a una tasa de rendimiento de 5,5% efectivo anual – que es bastante cauta para un portafolio diversificado – y a un plazo de 10 años, el sujeto del ejemplo habrá realizado aportes por US$26.000 y acumulado US$35.089 total (aporte + rentabilidad).
Esto nos deja con una ganancia de US$9.089 y un interés nominal total de 34,96%, en base a números realistas y un proceso en el que no es necesario saber de inversiones o ser muy sofisticados para aprovechar la herramienta llamada “inversión”; sólo es necesario ser consistentes y disciplinados para consolidar nuestro capital y hacerlo crecer. Esos US$9.089 en 10 años son el resultado, no de haber dejado el dinero en una cuenta de ahorros, sino de adquirir y mantener una cultura de inversión virtuosa.
Consideraciones básicas para comenzar a invertir
Como todo en la vida al comenzar un nuevo proceso, el primer paso es el más difícil de dar, y en el caso de la cultura de la inversión es importante que este paso se haga con suficiente información y la mentalidad correcta para no dejarse llevar por las emociones en situaciones de volatilidad; que son la materialización de los riesgos de mercado.
Para comenzar a invertir es de vital importancia identificar y cuantificar, en la medida de lo posible, las fuentes de riesgo de nuestras inversiones para saber combinarlas y complementarlas de la mejor manera. Además, parte de la mentalidad que queremos fomentar es entender que el riesgo no es algo malo, sino que nos puede jugar a favor para encontrar oportunidades en el mercado.
Así las cosas, siendo plenamente conscientes de los riesgos al invertir y pensando siempre en el largo plazo, podrás dar ese primer paso con firmeza y buen norte; “pisando fuerte” pasando del ahorro a la inversión.
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