Un estudio destaca la importancia de reevaluar las estrategias de riesgo empresarial, para reducir las causas de los mismos.
El 47% de las empresas en la región Américas admitió no tener tecnología adecuada o programas de transformación digital para el manejo de los riesgos asociados con el Covid-19. La tecnología juega un papel clave al permitir el análisis predictivo. Solo 11% de las empresas la usa para anticipar el futuro y el riesgo potencial. Vea más en empresas.
El rol del responsable de riesgos y auditoría es clave para apoyar la transformación digital, como también para comprender el potencial de la tecnología predictiva.
Los empresarios colombianos no fueron ajenos a las presiones causadas por la pandemia por Covid-19 que en sus efectos inmediatos produjeron la caída de la producción en diferentes sectores económicos, la reducción del consumo privado y la pérdida de empleos, según cifras de Fedesarrollo.
Esto aunado a los fenómenos sociopolíticos vividos desde el pasado abril, luego del fallido intento de Reforma Tributaria, dejaron a casi la totalidad de las empresas encuestadas (94,3%) por Confecámaras con una importante disminución en sus ventas; el cese de sus actividades (22,2%) o que operaran a menos del 50% de su capacidad (53,4%), según los datos de la ‘Encuesta de las Cámaras de Comercio sobre el Efecto en las Empresas de la Coyuntura Social y Orden Público’, realizada por este gremio. Situaciones que, sin lugar a duda, no estuvieron previstas en los planes de riesgo de nuestros empresarios.
De acuerdo con el informe de Riesgos Globales, publicado por el Foro Económico Mundial (2021), las enfermedades infecciosas, los riesgos cibernéticos y el cambio climático son los tres principales riesgos mundiales identificados, que si no son manejados efectivamente provocarán una mayor erosión en la cohesión social y más desigualdad en el mundo.
Por ello, este mismo documento recalca la importancia de reevaluar las estrategias de riesgo empresarial, con el fin de medir de forma sistemática las causas fundamentales de los mismos para en el futuro tomar decisiones más inteligentes.
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Si bien, los empresarios de nuestro país durante el 2020 y lo que va recorrido en el 2021, dedicaron sus esfuerzos a minimizar los riesgos, proteger el empleo y tomar las decisiones que consideraron más eficientes para superar las dificultades, una realidad ineludible en toda la región Américas es que el 48 %, de las empresas considera que la pandemia ha sido peor o mucho peor de lo esperado, tal y como revela el sexto informe anual Global Risk Landscape, de BDO, firma de servicios profesionales presente en más de 167 países del mundo.
La situación de incertidumbre creada por la pandemia también ha desafiado a las prácticas existentes de gestión de riesgos, ya que 91 % de los ejecutivos afirma que los acontecimientos de 2020 han llevado a su organización a reevaluar por completo su plan de riesgos, según se desprende del informe elaborado por la firma consultora.
Aquellas empresas que, según la encuesta de BDO (realizada a 500 directivos de Europa, Oriente Medio, África, Asia-Pacífico y América), han corrido algún riesgo previamente, han tenido un mejor comportamiento ante la pandemia y solo un 25% ha experimentado un impacto peor de lo previsto. En cambio, de aquellas empresas que no han tenido una experiencia previa y tienen aversión al riesgo, un 52 % ha experimentado un impacto peor.
En el caso de Colombia, comenta Luis Enrique Sánchez, Socio de Risk Advisory para BDO, “debemos incluso sumar temas que han incrementado las afectaciones de la pandemia, como lo han sido los paros y bloqueos que afectaron en mayor medida el retorno económico, con considerables repercusiones en medio del tercer pico de la pandemia”, afirma el experto en manejo de riesgos.
Un dato a destacar de las respuestas recibidas por los encuestados frente al orden de las presiones causadas por la pandemia está en el cambio en la prioridad que ha tenido la transformación digital en las empresas.
“El año pasado fue el número uno dentro de las prioridades de cambio, lo cual ha requerido importantes inversiones, pero este año el primer lugar fue el manejo de la satisfacción y bienestar de los empleados, tema que está ocupando un lugar preponderante en las medidas administrativas para reactivar las empresas, sin desconocer todas las adaptaciones y gestión de cambio para considerar ambientes seguros, además de los nuevos modelos de negocios y de costos (39%), la reducción de su plantilla (28%) o apuntalar a cadenas de suministro (22%)”, agrega Sánchez.
Con independencia del sector, los asuntos relacionados con los recursos humanos pasaron a un primer plano. Cuando se les preguntó qué riesgos causaron la mayor presión durante la pandemia, el 45% de los ejecutivos citaron la baja satisfacción y el bienestar de los empleados, por delante de la productividad de estos. Muchos empleados y profesionales se han enfrentado a nuevos retos, como el cambio repentino al teletrabajo, lo que obligó a las empresas a desarrollar nuevas formas de mantener a los equipos comprometidos, motivados y apoyados.
Impactos “positivos” y adaptabilidad
Las crisis pueden impulsar el cambio organizacional y nuevos resultados del negocio con impactos potencialmente duraderos. La mayoría (55%) de los participantes considera que la aceleración de programas digitales es un cambio importante estimulado por la pandemia. Algunos también ven el impacto en relación con temas ambientales, sociales y de gobierno: uno de cada 10 participantes en la región afirma que su empresa implementó políticas más rigurosas; 41% destaca que mejoraron sus créditos ambientales (por ejemplo, al reducir su huella de carbono) y 39% volvió a focalizarse en el objetivo social de su empresa y en ser más socialmente responsable.
El informe elaborado por BDO también revela diferentes experiencias en los distintos sectores e industrias. El sector de los servicios profesionales se ha visto menos afectado que otros, y sólo el 3 % ha descrito el impacto de la pandemia como mucho peor de lo esperado. La industria manufacturera también ha afrontado la crisis de la pandemia relativamente bien, y muchos de estos operadores han ajustado sus modelos de negocio para fabricar productos esenciales como equipos de protección personal o ventiladores.
Una de las grandes lecciones aprendidas, consiste en la flexibilidad que deben tener los marcos de gestión de riesgos, incluso mantener estrategias de gestión que permitan actuar a los encargados sin cargar con la culpabilidad por las acciones realizadas para administrar los riesgos cambiantes de la empresa y los entornos.
Sin lugar a duda, la pandemia trajo consigo grandes retos como administradores, la adaptabilidad y resiliencia para lograron posicionarse como nunca antes en el radar de los administradores, incluso alterando las prioridades en las atención de los riesgos optando por decisiones rápidas y capitalizando las lecciones aprendidas, quizás allí vamos a encontrar la clave más adelante cuanto tengamos el tiempo para poder revisar con mayor detalle los aspectos clave de las personas, empresas y sectores, destaca Luis Enrique Sanchez.
Tal y como afirma Nigel Burbidge, responsable global de Risk Advisory de BDO:
«La pandemia ha reforzado la necesidad de las empresas se preparen para el futuro con el fin de mitigar los trastornos en tiempos de crisis. Las empresas deben estar preparadas para reaccionar y adaptarse a la incertidumbre, y las que lo gestionan con mayor eficacia son las que son más receptivas a asimilar los riesgos. Más allá de la simple protección contra los impactos negativos de una crisis, una gestión eficaz de los riesgos también permite a las empresas identificar nuevas oportunidades”.
«La eficacia operativa de la gestión de riesgos puede mejorarse con tecnología. Sólo el 11% de las empresas encuestadas utiliza actualmente la tecnología para prever futuros riesgos potenciales. Sin embargo, hemos visto un aumento de la inversión en tecnología durante la pandemia, incluyendo iniciativas de transformación digital y análisis de datos. Vincular estas inversiones con la gestión de riesgos podría ayudar a las empresas a afrontar mejor, o incluso a crecer, cuando llegue la próxima crisis», concluye.