El Aeropuerto Internacional de Bogotá fue catalogado como el mejor de Suramérica en los más recientes Premios Skytrax World Airport 2024, los galardones más destacados en la industria aeronáutica en el mundo.
El Dorado hace parte del portafolio de Odinsa -la compañía de concesiones del Grupo Argos-, es operado por Opain y funciona bajo la regulación de la Aeronáutica Civil. Y aunque hoy, esta terminal es la más importante del país con un 70 % de la operación aérea, para los expertos de la industria nunca estuvo tan lejos como hoy de ser lo que puede y debe ser: la puerta de entrada de América Latina.
Colombia está a días del arranque de la temporada alta de fin de año y se espera que millones de pasajeros utilicen esta terminal. Y aunque El Dorado cuenta con inmensas ventajas para movilizar a 40 millones de personas, a solo días de haber iniciado noviembre el caos es evidente.
¿Por qué? Fuentes del sector indican que hay diferentes retos: unos de ellos estructurales, de largo plazo y que requieren mayor esfuerzo, y otros, de nivel táctico y de cortísimo plazo, que se pueden y deben resolver en las próximas semanas para garantizar que la temporada de fin de año no sea una pesadilla para los colombianos.
Lo que se requiere resolver hoy:
Fuentes del sector indican que el mayor dolor de El Dorado hoy está en la toma de decisiones. Al parecer, una combinación entre condiciones laborales degradadas, pugnas internas, informidad laboral, presiones entre líderes y equipos de trabajo, y falta de controladores o ausencia de ellos, impiden que la toma de decisiones sea estandarizada, consensuada o coordinada para garantizar la estabilidad del sistema.
Por el contrario, día a día se dictan definiciones, principalmente relacionadas con la gestión de la capacidad de operación, que ponen en jaque los planes de viaje de millones de personas con cancelaciones y demoras.
A esto se suman una serie de dificultades que impiden que el servicio que reciben los pasajeros que pasan por El Dorado sea confiable. Muchos de ellos son bien conocidos y llevan meses o años sin resolverse. Ese es el caso, ya denunciado públicamente, del mal estado de la tecnología de punta que ha sido adquirida con millonarias inversiones por parte del Estado colombiano como ILS, un sistema que permite a los aviones aterrizar en condiciones de bajísima visibilidad y que durante todo 2024 ha estado operativo en su máxima categoría menos de tres meses. También la mala parametrización de sistemas como el Metron Harmony, el cual permite tomar mejores decisiones de gestión del aeropuerto en beneficio de todo el sistema.
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Pero, además, otros temas como la falta de herramientas y personal suficiente al interior de la Aeronáutica Civil para monitorear de manera óptima y disciplinada el uso de slots por parte de todas las aerolíneas, y así evitar la saturación del sistema, también dificultan que la operación de El Dorado sea estable.
Esto se agrava cuando a la ecuación entran otras variables como la aviación no regular (carga, aviones militares, políticos, ambulancias, entre otros) que utilizan las franjas más congestionadas para despegar y aterrizar en El Dorado, restándole prioridad a la aviación comercial que, además de tener volúmenes inmensamente mayores, ha cumplido previamente con una fase extenuante de planeación estratégica, en la que precisamente se les asignan los turnos de despegue y aterrizaje que deben cumplir al pie de la letra durante los meses siguientes.
Adicionalmente, de acuerdo con las fuentes del sector, al mal estado de la tecnología, la mala parametrización de los sistemas de toma de decisiones, el no monitoreo del uso de la capacidad (los slots) y la aviación no regular desbordada, se suman una lucha de poder al interior de la Aeronáutica Civil y un mal clima que ha tenido interrumpida la operación de El Dorado la mayoría de los días de noviembre, el panorama para el sector y los pasajeros es desolador.
Solo en la temporada de fin de año de 2023, cuando la Aeronáutica Civil lanzó por primera vez la iniciativa Misión Navidad, estimó que más de 11,6 millones de pasajeros transitarían por las terminales aéreas del país. Hoy, con el crecimiento de viajeros que ha tenido Colombia, que de enero a agosto ya era de 15%, resulta mandatorio para la industria resolver al menos la situación al interior de la Aerocivil, antes del arranque de diciembre y recuperar las medidas que en el pasado venían funcionando.
Sin embargo, más allá de lo circunstancial, ¿qué pasa de fondo y estructuralmente en El Dorado? ¿qué se ha hecho y qué falta hacer? ¿puede o no ser la puerta de América Latina?
Lo que definitivamente tomará más tiempo:
Para los expertos, Bogotá tiene todo el potencial para convertirse en el principal aeropuerto de la región. Sin embargo, como lo han dicho diferentes líderes de la industria “El Dorado está completamente saturado”.
¿Por qué? La historia data de hace más de un año cuando la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), realizó -junto con varias empresas y la misma Aerocivil- un estudio en el que se determinó que la capacidad de operación estable y sostenible de El Dorado son 68 operaciones por hora. Sin embargo, la Aeronáutica Civil, que es la encargada de determinar este número, ha decidido en varias temporadas llevar esa capacidad hasta 74 operaciones por hora.
La Aeronáutica Civil es la autoridad encargada de regular el número de operaciones que se efectúa a diario en El Dorado.
Pero, además, aunque el estudio de capacidad listó y entregó 23 recomendaciones que permitirían que la terminal aumentara su capacidad de manera paulatina en el mediano y largo plazo, lo cierto es que, a la fecha, no hay ningún avance en la implementación de esos ajustes.
“El Dorado ya es un hub que compite con aeropuertos como los de Panamá y Lima. Se ha fortalecido en infraestructura, ha mejorado mucho en los servicios migratorios, de aduanas, pero sí vamos a tener que incrementar el número de operaciones en un futuro, eso solo se podrá hacer si las recomendaciones del estudio se implementan de una manera correcta”, aseguró Peter Cerdá, vicepresidente para Las Américas de la IATA.
Como resultado de la decisión tomada por la Aerocivil, hoy El Dorado es un aeropuerto saturado y poco resiliente porque al operar por encima de su capacidad estimada, cuando hay mal tiempo, un cambio de pistas o cualquier otra eventualidad, el margen de maniobra se reduce al mínimo.
Por ahora, a las preguntas iniciales, hay una respuesta. ¿Qué pasa de fondo y estructuralmente en El Dorado? Sin duda, el primer paso es tener en cuenta la capacidad determinada en el estudio de la IATA para que El Dorado tenga una operación confiable, sostenible y consistente para los pasajeros.
El Dorado es catalogado como uno de los mejores aeropuertos de América Latina, pero la industria coincide en que es necesario seguir avanzando en temas tecnológicos y de facilidad en trámites migratorios.
Además, se debe poner acelerador a la implementación de las 23 recomendaciones para ganar eficiencia y eventualmente aumentar la capacidad de El Dorado a futuro ¿Qué se ha hecho y qué falta hacer? La industria reconoce los esfuerzos implementados en los últimos dos o tres años por la Aeronáutica Civil, lo que se requiere ahora resolver con urgencia lo circunstancial, la situación al interior de la Aeronáutica Civil, y avanzar a buen paso lo estructural.
¿Puede o no ser la puerta de América Latina? Definitivamente. El Dorado ya se hoy el mejor aeropuerto de Suramérica según Skytrax y también el aeropuerto mejor conectado de América Latina según el OAG Megahubs 2024. La oportunidad está, la ventaja competitiva está y lo de “forma” está resuelto por lo que es el momento de poner la casa en orden y resolver lo de “fondo”.