Desde que la Ruta del Sol II fue entregada a la Nación en el 2017, producto del escándalo de corrupción que despertó Odebrecht, la vía solo ha sido intervenida para completar ciertos tramos que habían quedado ‘a medias’.
De acuerdo con Portafolio, hace poco más de dos semanas, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) informó que la estructuración técnica de la nueva licitación –que se abriría en el tercer trimestre del 2020 bajo el modelo de asociación público privada (APP)– ya concluyó.
Y anotó que en el segundo semestre de este año arrancarían los trámites para buscar la aprobación del Ministerio de Hacienda, el Departamento Nacional de Planeación y los demás entes de ley, ya que la materialización del nuevo proyecto requerirá aportes públicos.
En concreto, se calcula que, a largo plazo, es decir, entre 25 y 30 años, el país deberá pagar unos $7,4 billones para terminar este corredor de 591 kilómetros de longitud.
De acuerdo con la ANI, las obras que fueron entregadas presentaban un avance del 52%, y aunque hoy todavía no se ha logrado determinar el valor de esos trabajos para poder liquidar el contrato, esta entidad ya tiene claro cómo darle continuidad a la mencionada carretera.
LA ESTRUCTURACIÓN
En primer lugar, y como una estrategia para cambiarle la cara a la vía, se decidió rebautizar a la Ruta del Sol II como Troncal del Magdalena.
Además, el nuevo proyecto estará dividido en dos concesiones, aunque el proceso licitatorio será solo uno. El primer tramo irá desde Puerto Salgar (Cundinamarca) hasta Barrancabermeja (Santander), en 259 kilómetros, con un su costo aproximado de $1,96 billones.
El segundo partirá desde Barrancabermeja hasta San Roque (Cesar), con una longitud de 271 kilómetros y una inversión de $1,63 billones.
Así, el proyecto completo que se licitará suma $3,6 billones, en el que se deben construir desde cero 273,8 kilómetros y se debe mejorar la doble calzada de 301,9 kilómetros.
Por su parte, el Invías, con cinco contratos que ya se adjudicaron, trabaja en la culminación de puntos especificos que suman 32,1 kilometros por $338.200 millones. El nivel de avance de este paquete es del 21%.
“Las obras que faltan implican unas inversiones altísimas. Entonces decidimos dividir el proyecto, sobre todo al analizar lo que el mercado puede llegar a financiar. En conversaciones con financiadores e inversionistas llegamos a la conclusión de que el tamaño promedio de los proyectos de carreteras en la región es de entre US$300 millones y US$500 millones, que es lo que es más banqueable. Además, viendo la dificultad de llegar a los cierres financieros en otros proyectos, nos pareció más viable”, explicó Poldy Paola Osorio, vicepresidenta de estructuración de la ANI, en diálogo con Portafolio.
Además, según cálculos de la entidad, el nuevo proyecto costará un billón de pesos más que el inicial, puesto que desde el 2010, cuando se adjudicó el contrato anterior, la reglamentación técnica ha cambiado, así como las exigencias a nivel ambiental, entre otras variables.
“Hubo un grupo de especificaciones técnicas que cambiaron, que nos llevan a hacer unos diseños diferentes. Como por ejemplo la normatividad del Invías que antes se tenía contemplada era de 1998, y se adaptó a la del 2008 o los códigos de puentes, que eran de 1997 y luego cambiaron en el 2005”, agregó Osorio.
El pavimento y las nuevas especificaciones técnicas suman $550.000 millones; las obras sociales como puentes peatonales, retornos, intersecciones, pasos a nivel, entre otros, ascienden a $145.000 millones y las intervenciones relacionadas con el medio ambiente, tienen un costo de $304.000 millones.
“Como resultado del proceso de licenciamiento ambiental, la Anla solicitó un número importante de variantes que aumentan el costo del proyecto, lo que incluso era una controversia con el contratista anterior. Mientras en el proyecto original se tenían contempladas cuatro variantes, este organismo pidió hacer 22 más, para un total de 26”, concluyó la funcionaria.
(Con información de Portafolio)
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