Por María Camila Bernal, Vice President Sustainable Finance and ESG Analysis and Advisory Hispanic Latam at BNP Paribas.
El cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible está siendo desigual y aún persisten brechas importantes. Según un informe de la ONU, solo el 17% de los objetivos están avanzando, mientras que la mitad muestra un progreso mínimo o moderado, y más de un tercio está estancado o retrocediendo1. Bajo esa perspectiva y a menos de 6 años para cumplir con la Agenda 2030, existen tres prioridades clave: desarrollo de la financiación, paz y seguridad, e impulso en la implementación, que ayudarán a alcanzar estas metas. Para ello, se necesita una cooperación más sólida, y el sector financiero tiene una responsabilidad que debe ir más allá del negocio.
En cuanto a la responsabilidad ambiental, asociada a objetivos como la Acción por el clima (ODS 13) y Energías asequibles y no contaminantes (ODS 7), además de movilizar recursos, el sector financiero debe alinear sus portafolios de servicios hacia asuntos prioritarios como la carbono neutralidad.
En BNP Paribas, hemos comprometido nuestros recursos a apoyar a nuestros clientes en la transición hacia negocios sostenibles y de bajo carbono, con una amplia gama de productos financieros sostenibles. Esto incluye la financiación de proyectos de energías renovables, infraestructuras verdes y tecnologías limpias, lo cual no solo contribuye a la reducción de la huella de carbono, sino que también abre nuevas oportunidades de negocio y empleo. Además, estamos reforzando nuestras metas, habiendo movilizado EUR 104 mil millones en 2023, con el objetivo de alcanzar EUR 200 mil millones en 2025 para apoyar la transición hacia una economía de bajo carbono.2 Adicionalmente, desde 2022, BNP Paribas ha establecido metas específicas para su portafolio de créditos en sectores como petróleo y gas, automotriz, generación de energía, cemento, acero, aluminio, transporte marítimo y aéreo, así como en el sector inmobiliario comercial y residencial.
En la promoción de la responsabilidad social, donde el incremento de las desigualdades (ODS 1, 2 y 10) y el deterioro en algunos sistemas educativos (ODS 4) presentan mayores desafíos, las instituciones financieras deben apoyar la financiación de proyectos que promuevan el desarrollo sostenible en sectores clave como salud, educación y seguridad alimentaria. Además, deben fomentar iniciativas que fortalezcan la inclusión económica y la equidad social, garantizando el acceso a servicios esenciales para las poblaciones más vulnerables. De la misma manera, BNP Paribas impulsa la diversidad y la inclusión en su fuerza laboral y busca promover un buen ambiente laboral, lo cual hace parte de la responsabilidad social.
En esta misma línea, y en consonancia con la responsabilidad económica, es crucial adoptar un enfoque que priorice un impacto positivo, manteniendo el estándar ético, así como lograr una integración sistemática del manejo de riesgos ASG – ambientales, sociales y de gobernanza. La ONU estima que se necesitarán entre 5.4 y 6.4 billones de dólares anuales para cumplir con los ODS3. Por lo tanto, destinar parte de los beneficios del sector a iniciativas que mejoren la calidad de vida, como el acceso a vivienda digna, la construcción de infraestructura sostenible, la creación de empleo decente y el apoyo a la economía social y solidaria, contribuye a la construcción de un entorno económico más justo y equitativo, y acelera la consecución de esta previsión.
Finalmente, los negocios deben asegurar la integración de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en las decisiones de inversión no solo para promover un futuro más verde, sino también asegurando la sostenibilidad a futuro de las inversiones y la perdurabilidad de los proyectos.
En resumen, no podemos permitirnos mantenernos al margen en la consecución de objetivos comunes. El sector financiero en Colombia debe asumir un papel proactivo en la promoción de la responsabilidad cívica, ambiental y económica. Esta es una oportunidad para liderar un cambio significativo. Las instituciones financieras, al alinear sus estrategias con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, no solo contribuirán al bienestar de la sociedad y del planeta, sino que también asegurarán su estabilidad y crecimiento a largo plazo.