Por María Camila Bernal, Vice President Sustainable Finance and ESG Analysis and Advisory Hispanic Latam at BNP Paribas
Las cumbres ambientales y los acuerdos internacionales han generado una conciencia colectiva sobre las consecuencias del calentamiento global. Según el BID, en América Latina, a pesar de contar con un capital natural significativo, se requiere una inversión anual de alrededor del 5% del producto interno bruto (PIB) hasta el 2030 para construir la infraestructura que atienda las metas climáticas del Acuerdo de París; y de un 5% a un 11% para movilizar las inversiones sociales1.
Bajo dicho contexto, que marca la urgencia de la inversión sostenible, los bonos temáticos han surgido como un mecanismo clave para promover la inversión en proyectos ambientales y sociales. Sin embargo, la emisión de este tipo de bonos en países emergentes, como Colombia, enfrenta desafíos mayores en comparación con las emisiones tradicionales a razón de la necesidad de seguir estándares internacionales rigurosos y mejores prácticas.
Si nos centramos en lo medular, destaca el cumplimiento de los parámetros promovidos por la Asociación Internacional de Mercado de Capitales (ICMA) para asegurar la estabilidad de estos mercados implica la consolidación de nuevos grupos de trabajo con funcionarios altamente capacitados. Esto conlleva una mayor carga de trabajo en términos de coordinación de equipos y requiere inversiones significativas en la capacitación del personal, así como en procesos y nuevos sistemas. Según un informe del BID, la adherencia a los principios de Bonos Verdes de la ICMA ha sido crucial para asegurar la integridad del mercado de bonos verdes, pero también ha incrementado los costos y la complejidad de las emisiones2.
En esta misma línea, la infraestructura institucional y técnica para emitir bonos temáticos está subdesarrollada en países emergentes. Las regulaciones y normativas insuficientes, la falta de conocimiento y experiencia técnica, un bajo volumen de transacciones e instrumentos financieros de los mercados locales, acceso limitado a inversores, la ausencia de incentivos gubernamentales, políticas públicas menos desarrolladas y la inestabilidad financiera, son factores que han ralentizado la emisión eficiente de los bonos temáticos.
Un estudio del Climate Bonds Initiative encontró que solo un pequeño porcentaje de países emergentes tiene las capacidades institucionales adecuadas para gestionar y reportar emisiones de bonos de manera efectiva3. Por ejemplo, en Latinoamérica, lo que estamos viendo es que los gobiernos han liderado la emisión de bonos temáticos para impulsar la inversión pública con una significativa sinergia con la banca de inversión, que ha viabilizado estas colocaciones. Sin embargo, el sector privado se ha mantenido relativamente relegado, a pesar de que existe la innovación y la oportunidad para desarrollar proyectos sostenibles a gran escala.
Por otro lado, figura la necesidad de incrementar la transparencia y la rendición de cuentas para garantizar que los fondos de los bonos temáticos se utilicen correctamente. Esto incluye la verificación externa de los indicadores de impacto, lo cual es costoso y complejo.
Moody’s Investors Service, en su último reporte de SPO para Colombia, ha destacado la falta de compromiso en la verificación externa como una de las principales debilidades en las emisiones de estos bonos. Sin una verificación adecuada, la confianza de los inversionistas se ve comprometida, lo que podría limitar el crecimiento del mercado ya que los inversionistas y la sociedad en general buscan garantías sobre el impacto positivo de estas inversiones en la sostenibilidad y el bienestar de la comunidad. Asimismo, la falta de estándares uniformes y la diversidad de metodologías de medición pueden dificultar la comparabilidad y la transparencia en la presentación de informes.
Sin duda, superar estos desafíos requiere un enfoque coordinado que incluya el fortalecimiento de capacidades institucionales, la incentivación del sector privado y la promoción de la transparencia. Al hacerlo, Colombia y LATAM pueden posicionarse como un líder en el mercado de bonos temáticos, movilizando capital de manera efectiva para enfrentar los retos ambientales y sociales más urgentes de nuestra época.