Las perspectivas económicas se están debilitando tanto para las economías avanzadas como para las emergentes, y el crecimiento global podría estancarse en niveles persistentemente bajos sin una acción política firme de los gobiernos, dijo hoy la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) en su nuevo Outlook de la economía mundial.
El reporte señala que la intensificación de los conflictos comerciales está afectando cada vez más la confianza y la inversión, lo que se suma a la incertidumbre política, agrava los riesgos en los mercados financieros y pone en peligro las perspectivas de crecimiento ya débiles en todo el mundo.
La Ocde proyecta que la economía mundial crecerá un 2,9% en 2019 y un 3% en 2020, las tasas de crecimiento anual más débiles desde la crisis financiera, y los riesgos a la baja continúan aumentando.
En mayo pasado, la organización todavía esperaba un crecimiento de 3,2% para este año y de 3,4% el que viene. También se ajustaron las cifras de la eurozona, para la que prevé ahora que concluya este año con un crecimiento de 1,1% (-0,1%) y 2020 en un raso 1% (-0,4%).
La perspectiva cubre todas las economías del G20 e incluye revisiones a la baja de las proyecciones de la Perspectiva Económica anterior en mayo de 2019 para casi todos los países, particularmente aquellos más expuestos a la disminución del comercio mundial y la inversión que se ha establecido en este año.
En el caso de Alemania, una de las economías más sólidas de Europa, las previsiones de la Ocde confirman la ralentización de su economía, con una perspectiva de 0,5% este 2019 (-0,2% frente a mayo) y que solo repuntará a un 0,6% (-0,6%) en 2020.
Francia, por su parte, mantiene casi intactas las perspectivas económicas (1,3% y 1,2% respectivamente), lo que denomina una “resiliencia relativa” apuntalada por los “recortes impositivos y otras medidas fiscales”.
La Perspectiva de la entidad identifica los conflictos comerciales como el principal factor que socava la confianza, el crecimiento y la creación de empleo en toda la economía mundial, y subraya que la continuación de las restricciones comerciales y la incertidumbre política podrían traer efectos adversos adicionales.
Si bien, dijo, la sólida demanda de los consumidores ha respaldado la producción del sector de servicios hasta la fecha, la debilidad persistente en los sectores manufactureros y las continuas tensiones comerciales podrían debilitar el crecimiento del empleo, los ingresos y el gasto de los hogares.
“Persiste una gran incertidumbre sobre el momento y la naturaleza de la retirada del Reino Unido de la Unión Europea, particularmente en lo que respecta a una posible salida sin acuerdo que podría empujar al Reino Unido a la recesión en 2020 y provocar interrupciones sectoriales en Europa”, dijo el reporte de la Ocde.
Otros riesgos, incluida la desaceleración general de la economía china y las vulnerabilidades significativas de los mercados financieros debido a la tensión entre la desaceleración del crecimiento, la alta deuda y el deterioro de la calidad crediticia, también están afectando el crecimiento futuro, advirtió.
«La economía mundial enfrenta vientos en contra cada vez más graves y el lento crecimiento se está afianzando de manera preocupante», dijo Laurence Boone, economista jefe de la Ocde desde París.
“La incertidumbre provocada por las continuas tensiones comerciales ha sido duradera, reduciendo la actividad en todo el mundo y poniendo en peligro nuestro futuro económico. Los gobiernos deben aprovechar la oportunidad que ofrecen las bajas tasas de interés de hoy para renovar la inversión en infraestructura y promover la economía del futuro «, dijo Boone.
El Outlook de la Ocde prevé que los bancos centrales sigan siendo acomodaticios en las economías avanzadas, pero subraya que la efectividad de la política monetaria podría mejorarse en muchas economías avanzadas si se acompañara de un apoyo fiscal y estructural más sólido.
Dice que la política fiscal debería desempeñar un papel más importante en el apoyo a la economía, aprovechando las tasas de interés excepcionalmente bajas a largo plazo para una inversión pública más amplia para apoyar la demanda a corto plazo y la prosperidad futura.
Se requiere una mayor ambición de reforma estructural en todas las economías para ayudar a compensar el impacto de las perturbaciones negativas de la oferta por las crecientes restricciones al comercio y la inversión transfronteriza y mejorar los niveles de vida y las oportunidades a mediano plazo.
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