Naturgy decidió resolver el contrato de concesión para suministrar gas natural en el suroeste de Perú, en ciudades como Arequipa, Ilo, Moquegua y Tacna, y abandonar el país, tras negociar con las autoridades una retirada ordenada por la falta de rentabilidad del negocio.
Según El Economista, la compañía ha invertido alrededor de 98 millones de euros desde 2013 en este país y un comunicado distribuido localmente apunta que la empresa está respondiendo «al incumplimiento del Estado peruano».
La empresa presidida por Francisco Reynés se lanzó a desplegar la infraestructura gasista con la expectativa de que recibiera el hidrocarburo desde el norte de Perú gracias al Gasoducto Sur Peruano, pero esta infraestructura se truncó por el escándalo de Odebrecht y la compañía española tuvo que abastecerse mediante camiones cisterna. Así que empezó a operar en 2017.
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Pero el gobierno no reguló el suministro con camiones cisterna y otras empresas ofertaron el gas a los grandes consumidores de la zona, impidiendo que las infraestructuras de Naturgy alcanzasen el umbral de rentabilidad establecido. Es así como la empresa ha tratado de conseguir que el ejecutivo de Perú cumpliese con las condiciones de la concesión, pero no obtuvo éxito.
De acuerdo con El Economista, la situación alcanzó un punto crítico en noviembre; entonces, según el comunicado de la empresa, se iniciaron negociaciones con el Estado, denominadas Trato Directo, como etapa previa a un arbitraje de inversión.
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En mayo, ante la inviabilidad económica, la empresa presentó el procedimiento concursal. Sólo tiene 12.000 clientes y ha perdido cuatro millones en 2018 y dos millones en 2019.
Finalmente, Naturgy se va de Perú y denunció que la «falta de acciones concretas del Estado frente a problemas estructurales, agravados por la emergencia sanitaria, hicieron inviable la concesión de distribución de gas natural en el suroeste».
(Con información de El Economista)
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