En Colombia, los trabajadores alcanzan el punto más productivo de su vida a los 37 años cuando, en promedio, superan los $2,1 millones en ingresos por persona cada mes ($24,8 millones al año). Sin embargo, al comparar por sexos, el nivel máximo que logra una mujer es 27 % inferior al que consigue un hombre a la misma edad.
Así lo revela el más reciente informe de Cuentas Nacionales de Transferencias del DANE, correspondiente a 2021, que advierte una brecha de género de $8 millones en los ingresos máximos a favor de los hombres.
En detalle, para las mujeres, el nivel máximo de ingresos ocurre a los 36 años, con un promedio de $21,1 millones anuales, mientras que los hombres lo alcanzan a los 39 años, con un promedio de $29,2 millones anuales.
La diferencia es aún más grande cuando se discriminan solo los ingresos del trabajo por cuenta propia, que corresponde al perfil de autoempleados o independiente. Para los hombres en este grupo, el máximo de ingresos se alcanza a los 42 años ($9,2 millones promedio anual), mientras que para las mujeres ocurre a los 45 años ($3,9 millones) y en valor es 57 % menor.
La directora del DANE, Piedad Urdinola, recordó que en Colombia la mitad de los trabajadores son cuenta propia y que la mayoría son hombres, lo que explica la diferencia antes mencionada.
“Si bien en las últimas décadas el ingreso laboral de las mujeres se ha incrementado, gracias a su mayor nivel de educación, las brechas siguen persistiendo y se mantienen por encima de 20 puntos porcentuales. Para cerrarlas hay que seguir trabajando reconocer, redistribuir, recompensar y representar el trabajo de cuidado no remunerado”, dijo Bibiana Aido Almagro, representante de ONU Mujeres en Colombia.
Brecha de género en actividades del hogar y cuidado no remunerados
Mientras las mujeres dedican en promedio 21 horas por semana a las actividades del hogar y cuidado no remunerados, como limpiar, cocinar o atender a los niños, los hombres destinan 7,5 horas, según el DANE, esto es 2,8 veces menos.
A partir de los 15 años, las mujeres dedican más tiempo a las actividades del hogar y cuidado no remunerado dentro del hogar, transfiriendo en promedio 15,9 horas semanales, en contraste con los hombres, que transfieren 4,8 horas.
De hecho, las mujeres alcanzan su punto máximo en la producción de actividades del hogar y cuidado no remunerados a los 57 años con un promedio de 30,9 horas semanales. En contraste, los hombres alcanzan su punto máximo a los 69 años con 11,4 horas semanales.
Sin embargo, este no es un fenómeno exclusivo de Colombia, en todos los países y economías las mujeres dedican una mayor parte de su tiempo a trabajos domésticos y de cuidado no remunerados. Por ello, los institutos nacionales de estadística están comprometidos cada vez más con reflejar la significativa contribución femenina en actividades que no se contabilizan en el ingreso nacional.
Según la representante de ONU Mujeres en Colombia, la contribución económica de las mujeres suele subestimarse debido a las brechas de género en la distribución del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. “Estos datos, que reconocen y cuantifican una parte de la economía que a menudo se pasa por alto, han hecho posible estimar que el trabajo de cuidado representa el 20% del PIB y que 2/3 de este es producido por las mujeres”, señaló.
¿Por qué es importante medir la transición demográfica?
Las Cuentas Nacionales de Transferencias reflejan los efectos del cambio demográfico en el país por cuenta de la reducción en los niveles de fecundidad (1,4 hijos en promedio por mujer en 2022) y el aumento en la esperanza de vida (73,18 años en 2021).
Aunque es evidente que esto nos ha conducido a aumentos en la proporción de personas mayores, también ha modificado la relación de dependencia entre la población en edad productiva (jóvenes y adultos) y aquella en edad dependiente (niños y personas mayores).
Almagro destacó que las estadísticas que dispuso el DANE permiten una visión más inclusiva, completa y precisa de la economía “para el diseño de políticas públicas más efectivas que reconozcan y valoren la contribución de las mujeres en la economía”. También dijo que son una muestra del compromiso del país para avanzar en el cierre de brechas de población.
Según el DANE, con estas estadísticas es posible estimar la magnitud y el alcance del bono demográfico en sus diversas formas, así como los costos relacionados con el envejecimiento.
“Esta aproximación proporciona datos esenciales para enfrentar los desafíos económicos del envejecimiento y maximizar los beneficios del bono demográfico en sectores como el empleo, la educación, la salud y las pensiones, beneficiando a diferentes actores económicos”, resaltó la entidad en el boletín de estadístico.