Moody’s Investor Service dio a conocer cuál es el impacto que soportan los bancos por cuenta de la pandemia en América Latina. De acuerdo con la firma, se va a necesitar una reapertura controlada para afectar, en la menor medida de lo posible, los ingresos de empresas y personas.
Destaca Moody’s que la mayoría de gobiernos en la región liderarán planes de apoyo al acceso del crédito, así como transferencias directas que menguaron la capacidad de pago de las empresas.
Con lo anterior, dice el análisis, también se ha garantizado la liquidez para el sistema financiero, lo que resta el riesgo de que los bancos se vean significativamente afectados por cuenta de la pandemia, dice Moody’s.
Sin embargo, hay un llamado de atención sobre el riesgo de prolongación o renovación de medidas de confinamiento en las principales economías de la región. De seguir así, las condiciones de crédito se afectarán hasta 2022.
De hecho, Moody’s pone la lupa especialmente en Perú y Colombia, donde advierte que los altos niveles de informalidad podrían hacer las cosas más difíciles para los gobiernos nacionales y regionales.
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A lo anterior se suma el riesgo de Colombia por ser dependiente del petróleo y de otros commodities, cuya baja en precios podrían ahondar en la difícil situación de encontrar recursos estatales para atender la emergencia económica.
“La mayoría de los bancos latinoamericanos ha concedido diferimientos de pago de créditos, lo cual permite que los niveles de cartera vencida sean inicialmente estables. Sin embargo, como las tasas de infección por coronavirus siguen siendo altas en la región, las economías han retrocedido a niveles mucho más bajos, generando tasas de desempleo elevadas y bajos ingresos corporativos, los cuales afectarán las condiciones crediticias de los bancos”, afirma Ceres Lisboa, Senior Vice President de Moody’s.
Adicionalmente, advierte la firma que si bien los programas de asistencia gubernamental han sido relevantes no son suficientes, sobre todo porque no ha habido uniformidad de medidas de ese tipo en la región; y en algunos casos los planes se han visto limitados a los altos costos operativos.
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Sumado al debilitamiento de la política fiscal con la que entraron las economías de esta parte del mundo a la pandemia, no es probable, según Moody’s, que en el largo plazo se mantengan los niveles de apoyo iniciales.
“Los diferimientos y los períodos de gracia alcanzan su vencimiento hacia fines de 2020, es probable que aumente el deterioro de la calidad crediticia. La cartera vencida solo puede alcanzar su máximo hacia fin de año o el primer trimestre de 2021, cuando se analice la adecuación de las provisiones bancarias frente a posibles pérdidas”, concluye Moody’s.
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