En el marco del Inside LatAm: Colombia 2022, de Moody’s, la calificadora de riesgo expuso cuáles son las perspectivas macro que tiene para Colombia con base en un impacto externo que, de momento y a ojos de la firma, no denota golpes de la recesión técnica en Estados Unidos tan difíciles de sopesar para la región.
Moody’s ve un mayor riesgo de recesión, pero el escenario central no muestra riesgo de recesión mundial, aunque sí se ve un escenario de estanflación: crecimiento más bajo con inflación más alta. En Estados Unidos se ve una previsión de crecimiento cercana al 2 % este año y una desaceleración en 2023.
“Estamos en un contexto en el que los números nos dicen cosas contradictorias. Los resultados de PIB que se van a conocer para Estados Unidos van a indicar una recesión técnica”, dijo Renzo Merino, analista soberano de Moody’s para Colombia.
De cara a América Latina, Merino explicó que ya se empieza a ver, este 2022 y 2023, un crecimiento de la economía regresando a la tendencia histórica, con un repunte del 3,5 % en 2022 y del 3 % para el año entrante.
Ahora, lo que es una preocupación para las condiciones financieras de la región son los altos precios: la inflación sigue siendo el punto de alto impacto. Las alzas de las tasas de interés pueden afectar, de acuerdo con el analista, las perspectivas en el corto y mediano plazo.
Caso Colombia
Para el caso de Colombia el riesgo político sigue siendo clave al momento de sopesar el interés de los inversionistas, pero se ve un escenario de estabilidad de políticas macroeconómicas en el corto plazo.
Hay que recordar que Moody’s mantuvo en octubre al país en Baa2, con perspectiva estable, entendiendo, en su momento, fundamentos políticos, económicos y fiscales acordes a esa perspectiva. El perfil crediticio del país seguía alineado con ese nivel.
De acuerdo con Merino, el país mantiene una recuperación robusta respecto a las economías pares y la trayectoria de la carga de la deuda, a pesar de que ha subido con fuerza, se empezó a estabilizar antes de lo previsto.
“Otro factor que nos llevó a mantener la calificación tenía que ver con las condiciones estables institucionales del país y las encargadas de ejercer políticas macroeconómicas, además de la formación de consensos”, complementó Merino.
Viendo hacia adelante se sopesa un contexto macroeconómico más complejo, por lo que el crecimiento económico será clave para ayudar a la sostenibilidad fiscal y de deuda en el país, siendo la inversión clave para mantener un crecimiento cercano al 3,5 % en el mediano plazo.
“Si no hay confianza, esa condición no se daría y si no hay crecimientos cercanos al 3 % veríamos complicaciones fiscales”, complementó el analista de Moody’s.
También será muy importante, a ojos de la agencia calificadora, cumplir con la regla fiscal pero también trabajar por bajar las tensiones sociales para reducir el riesgo político y la percepción de riesgo de manos de los inversionistas.
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La reforma tributaria, en ese sentido, será positiva en la medida en que sea una reforma estructural que compense el aumento en gasto social y permita reducir el déficit fiscal de forma acelerada. Un escenario neutral de esa reforma tributaria sería en el que solamente compense, parcialmente, el aumento del gasto social y llevando a una baja gradual del déficit.
El escenario negativo para esta reforma da cuenta de que lo aprobado sea insuficiente impidiendo contener el deterioro fiscal con déficit fiscal alto.
“Tendríamos que ver la reforma aprobada en 2021 y la clave estará en consensos y conversar con todos los agentes posibles antes de presentar un documento y así generar confianza”, concluyó Merino