Moody’s cambió a negativa su perspectiva para el sistema bancario colombiano, en línea con su previsión de que el apoyo del Gobierno a ese sector podría disminuir dado el panorama de la calificación de los bonos soberanos.
La perspectiva indica, entonces, su expectativa de cómo evolucionará la solvencia crediticia entre 12 meses y 18 meses próximos.
“Si bien el riesgo y la rentabilidad de los activos se han estabilizado, ambos siguen enfrentando dificultades debido a la recuperación económica gradual, la continua exposición a grandes conglomerados y el crecimiento económico más volátil en Centroamérica”, señaló el reporte de la calificadora de riesgo.
Precisó que después de una desaceleración de seis años, el Producto Interno Bruto se expandirá 2,5% en 2018 y 3 % el próximo año, en comparación con 1,8% en 2017.
El aumento de la confianza de los consumidores y las empresas se combinará con tasas de interés más bajas para impulsar el crecimiento. Además, una posible reanudación de los proyectos de infraestructura también impulsaría la producción. Finalmente, un tipo de cambio más estable ayudará a garantizar que la inflación continúe desacelerándose este año.
Por otro lado, mencionó que la constitución de préstamos morosos se desaceleró, pero la proporción sigue siendo alta en 3,1 % en 2017. Los efectos persistentes de la desaceleración económica y las referidas exposiciones a conglomerados limitarán las mejoras.
Así mismo, el alto desempleo perjudicará a los consumidores y los préstamos hipotecarios.
“Aun así, la alta cobertura de reservas (casi dos veces la morosidad) frenará las pérdidas. La generación de ganancias internas y el crecimiento de los préstamos blandos mejorarán los índices de capital, pero estos se mantendrán bajos en comparación con los regionales”, señaló.
También comentó que el crecimiento lento del préstamo ayudará a preservar la liquidez y a reducir las necesidades de financiación del mercado.
Los depósitos representan las tres cuartas partes de los fondos, pero solo un tercio proviene de los hogares. Una parte relevante de los depositantes institucionales está afiliada a los bancos, y esta dinámica reduce la sensibilidad a los precios y la inestabilidad del financiamiento. Sin embargo, mencionó que los riesgos de interconexión siguen siendo elevados.
Finalmente, pronostica que las ganancias se mantendrán estables, a pesar de los altos costos de crédito relacionados con préstamos problemáticos considerables.
“Aunque los márgenes seguirán siendo amplios, seguirán siendo tensas debido a un crecimiento moderado del volumen de préstamos del 5 % este año y el próximo dentro de un entorno con tasas de interés bajas”, puntualizó.
Entre tanto, un enfoque en la reducción de costos y el aumento de los ingresos basados en impuestos este año aumentarán las ganancias.
La capacidad del gobierno para apoyar a los bancos se está debilitando. El bajo crecimiento económico podría dificultar que el gobierno reduzca su carga fiscal este año, lo que debilitaría su capacidad para respaldar a los bancos en caso de una crisis.
“La próxima administración no tendrá el mandato de aumentar los impuestos o recortar el gasto para mejorar sus cuentas fiscales. Sin embargo, la voluntad del gobierno de brindar apoyo sigue siendo alta y no existen planes concretos para establecer un régimen de resolución mediante mecanismos de rescate”, concluyó.