El anuncio de que ya inició la fase de construcción del metro de Bogotá quedó opacado esta semana, luego de que el presidente Gustavo Petro reviviera su plan para cambiar el megaproyecto, incluso sin claridad de que esto sea viable ni conocer las implicaciones que tendría.
En esto han coincido ingenieros y expertos en construcción, quienes, además, han asegurado que un ajuste en el contrato tendría graves efectos.
Lo anterior, sin contar con que retrasaría el metro de Bogotá en, al menos, tres años, pero que podría extenderse hasta cinco o seis.
Choque por plan de Petro para cambiar el metro de Bogotá
A pesar de los escenarios adversos, Petro está empeñado en su plan por cambiar el metro de Bogotá, de tal modo que un tramo quede subterráneo.
De hecho, esta semana confirmó un supuesto pacto con la Alcaldía de Bogotá para que se retomara para del proyecto que él mismo presentó una década atrás, cuando fue mandatario de la ciudad.
“Se acordó trabajar una fase de la primera línea elevada entre el patio taller y la Carrera 50 y, a partir de allí, una fase subterránea hasta la Calle 100 en el norte, que sería licitada por la Nación y que ya tiene estudios de detalle”, dijo el mandatario.
Y agregó que ya se le pidió un concepto a la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI), que está en curso.
A su turno, el ministro de Transporte, William Camargo, añadió que la alternativa que está estudiando la SCI “es la que cuenta con ingeniería básica avanzada desde 2014 y es el trazado y tipología que desde Bogotá Humana diseñamos”.
Ante esto, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, le respondió al Gobierno , indicando que el concepto solo se le pidió a la SCI el pasado 19 de julio y no desde mayo.
Además, hay otro factor a tener en cuenta: las implicaciones jurídicas que traería cambiar el metro de Bogotá como quiere el presidente Petro.
En este punto, la alcaldesa afirmó que una vez estén estudios del MinTransporte y la SCI tengan una alternativa viable -conforme a los requisitos de ley y a la relación beneficio costo-, esta se consultará con el Consejo de Estado.
En la práctica, esto implica que, en caso de lograr un plan B, este no se aceptaría de inmediato, sino que el alto tribunal podría tener la última palabra con lo que conceptúe en unos meses.
Propuesta de Petro, sin estudios de detalles
Para llegar a este punto aún habrá que esperar unos meses y la palabra final la podría tener, incluso, el nuevo alcalde de Bogotá.
Al margen de lo anterior, los comentarios hechos esta semana acerca del metro confirman que el contrato actual tiene un avance considerable frente al plan de Petro.
Darío Hidalgo, investigador y profesor de Transporte y Logística en la Universidad Javeriana, fue tajante en que hoy por hoy no hay estudios de detalle de un metro subterráneo.
En ese sentido, citó lo dicho por el ministro Camargo y afirmó que los estudios de ingeniería básica avanzada no corresponden a estudios de detalle.
En su lugar, el viaducto del metro elevado ya tiene el 100 % de estos documentos y el megaproyecto, como un todo, avanza en un 84 % en este trámite.
Con estas cifras, el contrato actual está más adelantado que el subterráneo que dejó Petro hace cerca de una década y, por ende, retomarlo podría demorar la construcción del metro de Bogotá.
Por su parte, el profesor de la Universidad de La Salle, Edder Velandia, afirmó que el metro se convirtió desde hace muchos años no en un proyecto de infraestructura o ingeniería, que haya pasado por todos los procesos regulares, sino en un proyecto político.
«Con la administración actual existe la idea de retomar parte de esa propuesta de metro subterráneo», dijo el experto.
Y añadió: «Ningún proyecto de los anteriores tuvo una ingeniería en detalle definitiva y, lamentablemente, por intenciones políticas de cada uno de ellos, los equipos consultores dieron conceptos asociados a la intención de cada alcalde».
En to caso, afirmó que cambiar el metro de Bogotá implicaría que se revise la idoneidad del contratista, que incluso ya tiene piloteadoras y está construyendo los patios para el ensamble de pilotes y dovelas, que son las plataformas que van sobre pilas.
«Evidentemente, esto implicaría mucho más tiempo para la construcción y las demoras perjudicarán en términos de tiempos y costos», añadió el profesor de la Universidad de La Salle.
Y concluyó diciendo que más allá del debate sobre el metro elevado o subterráneo, se debe pensar en que no se está logrando incrementar el valor agregado del transporte público y que la moto sigue creciendo en demanda.
«Seguimos aumentando la inversión en infraestructura de transporte público y qué tal llegar a un escenario en que la gente no quiera usarlo y sí se pase del todo a motos, bicicletas y carros», afirmó