En cada rincón de la costa colombiana, donde el cielo se funde con el mar, los mangles, esos árboles de raíces retorcidas y misteriosas, se alzan como los verdaderos guardianes de este rincón del mundo.
Sus raíces se extienden como dedos, penetrando la tierra húmeda y entrelazándose, formando una red silenciosa que sostiene el mundo que los rodea. Los manglares no hacen ruido, pero su presencia es vital, a través de sus ramas, el río respira, y entre sus hojas, los peces encuentran refugio.
Sin embargo, estos guardianes naturales han estado amenazados por décadas. El avance humano, muchas veces imparable e insensible, ha puesto en peligro su existencia. Conscientes de esto, el Banco de Bogotá ha decidido unirse a la labor de aquellos que luchan por proteger este tesoro vivo.
Con la creación de su nuevo programa de restauración, ha dado un paso importante para devolver a la tierra lo que le fue arrebatado, un total de 3.400 mangles nativos como el negro, rojo y blanco han sido plantados en la Ciénaga de la Virgen en el departamento de Bolívar, no son solo árboles; son símbolos de esperanza, de renacimiento y uno de los ecosistemas más productivos de la biosfera, considerados una solución basada en la naturaleza que genera resiliencia.
“Este programa lo iniciamos hace 3 meses y podemos decir que ya hemos logrado sembrar 3.400 mangles en la región Caribe. Estamos trabajando con comunidades de pescadores en ciertas zonas del departamento de Bolívar y buscamos lograr la captura de más de 3.754 toneladas de CO2 por cada hectárea restaurada y beneficiar a más de 100 familias, brindándoles oportunidades de empleo, herramientas y capacitación sobre el cuidado de los manglares, de manera que el proyecto sea sostenible a largo plazo”, afirmó César Prado, presidente de Banco de Bogotá.
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Siembra de manglares en el Caribe liderada por el Banco de Bogotá
Marticela Gómez, líder de mujeres afro de la comunidad de la Ciénaga de la Virgen, expresa con gratitud lo que esta acción significa: “estamos llevando a cabo el proyecto de los manglares para recuperar la zona ecológica del corregimiento La Boquilla. Agradecemos al Banco de Bogotá por permitirnos continuar sembrando cada vez más mangles”.
La plantación de mangles es más que una acción ambiental, es un acto que cambia realidades, que devuelve esperanza a aquellos que, como los árboles, llevan años resistiendo. En un mundo donde el cambio climático y la degradación ambiental presentan retos sin precedentes, el Banco de Bogotá se posiciona como un líder en la búsqueda de soluciones innovadoras que fomentan tanto la salud del planeta como el desarrollo socioeconómico de las comunidades.