En el marco del Séptimo Encuentro de Palmicultores Aliados a Palmas del Cesar, realizado este viernes en San Martín, Cesar, el gerente de la entidad, Fabio González explicó que por la coyuntura del mercado los palmicultores requieren procesos productivos sostenibles.
“Las compañías están condenadas a la sostenibilidad, no es la meta, es el camino y nunca termina; nosotros como empresa con los aliados palmeros somos conscientes de que la actividad se debe hacer bien por más de 60 años, ya que la palma es un negocio de largo plazo.
En los negocios como el nuestro los costos como fletes y el dólar siempre suben y bajan, por lo que RSPO al certificar el sector palmero, verifica que nos adaptamos a las condiciones al mercado y segundo somos más productivos, eficientes y competitivos al ser sostenibles”, explicó el gerente.
Por su parte, Camilo Santos, director adjunto de transformación de mercados para América Latina- RSPO, explicó: “RSPO (Roundtable on Sustainable Palm Oil) por sus siglas en inglés, es una organización global y llevamos 20 años adaptándonos a los estándares de sostenibilidad, a nivel global el sector palmero es del 17 %, mientras que hay un 35 % en Latinoamérica, por lo que la certificación de estándares de quienes producen hace que Colombia sea un referente”.
En 2023 RSPO se aseguró del cumplimiento para pequeños productores con certificación con costos ocultos, pues aseguran que hacer las cosas bien tiene muchos gastos como prácticas, capacitaciones, insumos, entre otros.
Hasta la fecha son 322 palmicultores con 11.000 hectáreas y Palmas del Cesar busca que sus clientes sigan siendo aliados por más de los 20 años que llevan adquiriendo servicios como asistencia técnica en la cadena de valor, financiación de fertilizantes, entre otros servicios.
Por otro lado, Asopalmar tiene 20 palmeros certificados en Cesar, y fue un proceso que inició hace 7 años, aunque fue lento las prácticas agrícolas mejoraron tras capacitaciones y entendimiento de cada palmicultor, ya que cada finca tiene necesidades y prácticas propias.
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La alianza que hicieron con Palmas del Cesar fue para capacitar a los productores desde la parte administrativa ya que el aceite de palma no solo se vende en Colombia, sino que también se exporta, por lo que más del 50 % son pequeños productores, y deben construir cultivos que respeten y mejoren el medio ambiente.
Durante seis décadas Palmas del Cesar ha experimentado cosas positivas, pero también negativas, por lo que González hace un llamado a creer en las comunidades cuando hay problemas para los empresarios.
El núcleo palmero también tiene un impacto social y esta entidad creó una fundación para beneficiar a ocho comunidades del departamento para que mejoren sus prácticas diarias, pero también la seguridad en sus cultivos, veredas y pueblos, ya que generan empleo, dinero y estabilidad.
Retos de la planta biogas
Palmas del Cesar tiene proyectos como la planta de Biogas, donde planea crear energía por medio de la quema de aguas residuales que generan gas, y por ello tienen complejidad técnica.
“Hay mucha ingeniería detrás de eso, ya que las aguas residuales deben ser tratadas y las bacterias producen el biogas, nada lo puede alterar, hay que quemar 26.000 toneladas de palma”, declaró González.
Además, la Unidad de Servicio al Palmicultor (USP) es una entidad que opera en Cesar y busca que los pequeños y medianos productores implementen prácticas amigables con el medio ambiente para que su aceite de palma sea reconocido positivamente tanto a nivel local como internacional.
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