El Instituto Nacional de Vías (invías) remitió oficialmente a la Corporación Autónoma del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena) los estudios y diseños finales para el mejoramiento en la infraestructura y la navegación del canal de acceso al puerto de Barranquilla, desde Bocas de Ceniza hasta el sector de Pimsa.
El desarrollo de este estudio se concretó con la firma del convenio 482 de 2017.
El director del Invías, Juan Esteban Romero aseguró que “el convenio suscrito con Cormagdalena, tuvo como objeto aunar esfuerzos y coordinar acciones para la elaboración de dichos estudios y diseños de mejoramiento”
En estos estudios —agregó Romero— se analizó y planteó la solución a los niveles de sedimentación que dificultan la navegación del canal de acceso a la Zona Portuaria de Barranquilla (ZPB).
Entre las principales conclusiones a las que llegaron los estudios se encuentra que no es factible profundizar el canal actual, ya que el análisis técnico demostró que las obras de encauzamiento aumentarían la velocidad de flujo del río a niveles que afectarían la navegación.
También, se plantea que el principio básico de la obra es el que el trazado horizontal del canal coincida con la vaguada natural del río (línea que une los puntos de mayor profundidad en el río), conformando un canal navegable con una profundidad mínima de 12 metros y un ancho de 175 metros desde Bocas de Ceniza hasta el Puente Pumarejo y de 88 metros desde el puente hasta el sector de Pimsa.
La construcción de la obra plantea la conformación del canal navegable utilizando la tecnología de paneles sumergidos, estructuras que son menos costosas y más amigables con el medio ambiente que los espolones en roca.
La solución, según el Invías, incluye el mantenimiento del tajamar occidental, el alargamiento en 200 metros del tajamar oriental, el control de la erosión y estabilización del canal en la curva del Palmar.
También, contempla la estabilización del canal y recrecimiento de la isla Rondón además de la conformación del canal navegable desde el Puente Pumarejo hasta el sector de Pimsa, fijando el paso por la isla Cábica, añadió la entidad.
La zona de estudio que inicialmente contempla una longitud de 38 kilómetros, se tuvo que ampliar a más de 52 kilómetros para poder caracterizar con mayor confiabilidad las diferentes variables del río.
