La canciller Laura Sarabia respondió a las críticas que ha generado su nombramiento al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, así como sus nuevos retos y abordó el ambiente dentro del gabinete del presidente Gustavo Petro.
Sarabia reconoció que ha recibido todos los dardos y cuestionamientos que le han lanzado por su cercanía con el mandatario y por su perfil: «Soy mujer, joven, sin pasado en la política y una recién llegada al progresismo. Pero eso también me permite trabajar sin las mañas de siempre, con ética y con objetivos superiores en el servicio público».
Cabe mencionar que la ahora canciller enfrenta una tormenta de acusaciones por presunta corrupción, falta de experiencia, de aislar al jefe de Estado e incluso por pasar por encima de la vicepresidenta Francia Márquez.
Aseguró que las críticas provienen de distintos sectores: «Desde la izquierda del proyecto, que me ve como una advenediza, hasta la oposición, por pertenecer al Gobierno. Incluso los cortesanos de los negocios, porque saben que conmigo no tienen espacio».
Sobre los rumores que circulan en su contra, la canciller fue enfática: «Todo se reduce a rumores: ‘una fuente dijo’, ‘alguien dijo que Laura había dicho’. ¿Y las pruebas, dónde están? Tengo juventud y tiempo para resistir y sobreponerme». Agregó que nunca ha solicitado los cargos que ha ocupado, sino que han sido propuestas del presidente Petro.
El ambiente entre Sarabia y sus compañeros de gabinete
Respecto a las disputas internas dentro del Gobierno, Sarabia afirmó que estas solo afectan al mandatario: «Algunos en el gabinete no han entendido esto. Sin embargo, me gusta trabajar en equipo y lo he demostrado con mis equipos. Ya he tomado distancia de cualquier discusión o intervención en los asuntos de Palacio». Destacó que la clave para superar estos impasses en el último tramo de la administración es la voluntad y reiteró su compromiso con los objetivos del Gobierno.
En cuanto a los señalamientos sobre su supuesta relación con el sector salud y el desvío de recursos a través de IPS ficticias, Sarabia negó cualquier vinculación: «No tengo negocios en el sector salud, ni relaciones con EPS, ni he recomendado interventores. No tengo relación alguna con Patria Investments ni con ningún fondo de inversión en salud». Además, desmintió otros rumores: «No tengo vínculo con ‘Papá Pitufo’, nunca tuve relación con la UNGRD más allá de pedir la renuncia de Olmedo López, no compro aviones ni cobro por reuniones con el presidente».
Los desafíos como canciller y la cuenta de X de Petro
Sobre su papel como canciller, destacó que la comunicación directa del presidente Petro a través de redes sociales no es nueva y que su tarea es traducir esos lineamientos en acciones diplomáticas. Entre las prioridades de la Cancillería, mencionó el fortalecimiento del comercio internacional, la protección de la Amazonía, la inversión en tecnología e inteligencia artificial, el turismo y la seguridad.
También se refirió a la reciente crisis con Estados Unidos por la deportación de migrantes colombianos y afirmó que se resolvió con diplomacia: «Era un tema de método. Asumimos los traslados con aviones de la FAC, garantizando la dignidad y los derechos humanos de nuestros connacionales».
Enfatizó que la relación bilateral es sólida y que mantiene conversaciones frecuentes con el embajador John McNamara sobre temas clave como comercio y transición energética. Además, señaló que se están buscando reuniones con autoridades estadounidenses, como el senador Marco Rubio.
Consultada sobre la posibilidad de un encuentro entre los presidentes Gustavo Petro y Donald Trump, Sarabia aseguró que es viable y recordó que el mandatario colombiano ya sostuvo reuniones con la administración de Joe Biden.
Finalmente, frente al recorte de ayuda internacional de Estados Unidos para atender a la población migrante, explicó que se trata de una decisión global de política exterior, pero reconoció que su impacto en Colombia es significativo.
«Estamos tomando medidas para mitigar sus efectos con un plan de choque basado en dos estrategias: gestionar recursos alternativos y evaluar cómo se han invertido los fondos». Advirtió que, si la reducción de recursos se mantiene, Colombia enfrentará un déficit de US$2.500 millones en cooperación, por lo que están explorando alternativas con otros donantes, promoviendo inversión privada y destinando fondos del Presupuesto General de la Nación a iniciativas estratégicas.
