Por: Por Iván Herrera, Customer Advisory Manager para Colombia y Ecuador en SAS.
Los riesgos de fraude a los que se enfrentan las organizaciones hoy en día son más dinámicos y persistentes que nunca.
Lo que nos ha tocado vivir durante pandemia, para no ir muy lejos, es un factor de alta incidencia en el tema de fraudes. Las medidas tomadas por las empresas, por ejemplo, el trabajo remoto ha generado un ambiente menos seguro y controlado para las organizaciones.
Los empleados son más vulnerables a ataques en las redes caseras a las que se conectan en la actualidad; adicionalmente, el trabajo remoto también puede facilitar el que muchos empleados piensen en cometer fraudes al verse menos vigilados y controlados.
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Una encuesta, realizada justamente por la ACFE, señala que el 51% de las organizaciones a nivel mundial ha detectado un incremento en los fraudes desde el inicio de la pandemia y el 71% (es decir dos de cada tres empresas) espera que los impactos por fraude aumenten en sus organizaciones durante los próximos años.
Estos indicadores incluso podrían subir con la crisis de suministros y despachos que se enfrentan por la llamada “crisis de los contenedores”, que también afecta el normal comportamiento de las industrias.
Los resultados del estudio 2022: Tecnología Antrifraude de SAS y ACFE son contundentes al evidenciar que lo primero en lo que piensan las empresas es en reforzar la implementación e injerencia de las soluciones de analítica antifraude en sus procesos.
Para controlar los fraudes, las soluciones de analítica predictiva y modelos serán implementadas por el 22% de las empresas en los próximos años; el 13% planea invertir en visualización de datos; mismo porcentaje que aplica para la detección de anomalías vía reportes; y un 17% que planea invertir en sistemas de alertas y banderas rojas ya tradicionales.
