El colombiano llegó este año a convertirse en el segundo hombre más rico del país, gracias a su visión de negocio y de empresario.
David Vélez es el millonario más joven que ha tenido la historia de Colombia, según el ránking de la revista Forbes, donde señala que sus inversiones y crecimiento exponencial de Nubank lo ponen en el puesto 539 de los 2.755 billonarios del mundo. Vea más en Finanzas Personales.
Está, como se dice coloquialmente, ‘más cerca’ de alcanzar al banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, dueño del Grupo Aval y de El Tiempo Casa Editorial, cuya riqueza asciende a los US$11.000 millones. Vélez tiene casi US$6.000 millones menos que Sarmiento pero toda una vida por delante, con solo 38 años y una apuesta muy disruptiva en banca digital.
La filosofía de Vélez es preocuparse lo menos por el dinero, como manifestó a Forbes en una entrevista de 2020. “¿Ser multimillonario? Esto me tiene sin cuidado. Recibo mi energía y mi motivación de ver que estamos construyendo algo que soluciona un problema, la vida de las personas, que está haciendo un impacto en la sociedad”, dijo el empresario que ahora piensa en Colombia como el mercado natural donde ya puso su ojo para los negocios.
De sus pensamientos y experiencia se puede elaborar un listado de consejos para el mundo de los negocios, que seguramente serán una guía para muchos empresarios.
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#1. Reponerse a los obstáculos
Vélez era un niño de ocho años cuando su familia abandonó Medellín para mudarse a Costa Rica. En 1991 Colombia estaba convulsionada, las bombas, los asesinatos y la violencia, eran el terror de cada día y eso llevó a los padres de Vélez a tomar la decisión de buscar otros rumbos para continuar sus negocios. Ese momento fue para él crucial pues debía dejar atrás a muchos familiares, amigos y su pasado para construir su propia trayectoria personal. “Siempre escuché que la forma de tener control de mi propio destino es emprender”, dijo Vélez y eso lo llevó a buscarse un futuro en Estados Unidos, en Nueva York que finalmente lo llevó a Brasil donde creó su empresa. Un buen ejemplo de cómo recuperarse a las situaciones adversas.
#2. Buscar el emprendimiento
Vélez siempre se rodeó de emprendedores. Su papá es de una familia de 11 hermanos. Todos los tíos y tías pertenecen a negocios como la famosa marroquinería Cueros Vélez y la marca Bosi. “Vengo de una familia de emprendedores, paisas, por el lado de mi papá todos son emprendedores, mi mamá es emprendedora, entonces crecí escuchando eso todos los días”, indicó.
Por eso supo que era esa la forma de cambiar su realidad. Cuando llegó a Brasil en 2008 como parte de la oficina de General Atlantic, ya venía imaginándose la meta de tener su propia empresa, donde quería impactar la sociedad y era la forma de construir el futuro. Así fue como en su mente el que es ahora el banco Nubank fue tomando forma.
#3. Si es difícil, mayor es la recompensa
Vélez ha reiterado que muchas veces le dijeron en Brasil que abrir un banco digital era una tarea imposible, que muchos no iban a seguir la idea y que la banca tradicional iba a cerrarle las posibilidades. “Entre más me decían que no se podía, que iba a ser muy difícil más ganas sentía de volver realidad el proyecto”, dijo Vélez en una conferencia latinoamericana de Fintechs.
Generalmente el emprendimiento está lleno de obstinados y casualmente en los negocios hay muchos ejemplos de ‘locos’ que se rebelaron al ‘status quo’ y hoy son exitosos millonarios. Ese fue el caso de Vélez que hoy puede decir que gracias a su pasión, tiene una participación que vale US$ 5.400 millones y que su empresa alcanzó una valuación de US$25.000 en 2021.
#4. Siempre hay que innovar
Vélez no conoce límites. Es un apasionado por la innovación y más que preocuparse por las ventas, lo que siempre está primero es la innovación y en poder solucionar una necesidad que tienen las personas.
En Brasil, la banca tradicional ofrecía carísimos intereses a sus clientes y nadie parecía cambiar eso hasta que Nubank, con su modelo sin oficinas y con la tarjeta de crédito sin cuota de manejo, ni pasado crediticio, puso a temblar a las grandes corporaciones.
“El valor de la compañía es una consecuencia de buscar solucionar un problema a gran escala, no es el fin, es una consecuencia. No tardo tiempo pensando en eso, sino enfocado en cuál es el próximo mercado, cuál es el próximo producto, el próximo gran paso en nuestro proceso de crecimiento”, recalcó Vélez en una ocasión.
En Brasil, donde nació Nubank, tener una tarjeta de crédito era más la excepción que la norma. Estos productos eran productos “push”, es decir, su venta debía ser impulsada por los comerciales de los bancos. No era frecuente que llegaran clientes a solicitarlas por iniciativa propia. Pocos las querían, sobretodo por el pésimo servicio y altísimas tasas que cobraban los bancos tradicionales.
Nubank transformó ese commodity en un producto “pull” (solicitado directamente por el cliente), cuando creó una lista de espera para adquirirlas. Esto viralizó el producto y catapultó la demanda. Todo el mundo quería la tarjetica morada que ahora no podían tener. Y quienes sí las tenían, las podían presumir. Un clásico del comportamiento humano y una jugada estelar de parte de la compañía. Por esto y mucho más, es que se les reconoce por ser responsables a la hora de conceder créditos.
Hoy en los negocios está comprobado que la empresa que no innova y no busca soluciones creativas está en riesgo de comprometer el futuro de su negocio. Y cuando se dan cuenta de las inversiones que se dejaron de hacer, es probable que al tomar las decisiones, ya es demasiado tarde.