La reciente reforma fiscal global, firmada por los ministros de finanzas de los países que conforman el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), marca un hito en la política monetarias de todo el mundo.
Este acuerdo se considera histórico porque está destinado a gravar los beneficios de las multinacionales con una cantidad mínima, pero que será la misma para todos: al menos el 15 %. Vea más noticias Internacionales.
El punto radica en que frena la carrera en algunos países por ofrecer mayores descuentos a impuestos de sociedades, lo que genera que muchas compañías muevan sus sedes hacia los denominados paraísos fiscales, que son territorios con muy baja tributación en donde algunos no llegan a pagar nada.
De esta forma, los siete países impulsan un plan para luchar contra la evasión fiscal y hacer que las empresas paguen en los países donde hacen negocios, independientemente de dónde coloquen las sedes de sus subsidiarias.
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Sin embargo, para que este acuerdo se haga realidad, le falta camino por recorrer en el G20 y posteriormente en la Ocde, la cual estima que la propuesta podría generar entre US$50.000 millones y US$80.000 millones en impuestos fiscales adicionales al año que las empresas terminarían pagando a nivel mundial.
En cuanto a educación, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que la Unión Europea prometió 700 millones de euros para la Asociación Mundial para la Educación (GPE) para ayudar a transformar los sistemas educativos de más de mil millones de niñas y niños en más de 90 países y territorios.
Jutta Urpilainen, comisionada de Asociaciones Internacionales afirmo que, “La educación tiene el poder de transformar vidas y sociedades; es la base de la igualdad y la clave para un futuro mejor para nuestra juventud. Los actos deben seguir a las palabras. Hoy en día, con nuestro mayor compromiso de 100 millones de euros por año para el GPE, vamos a garantizar la inversión sostenible y de largo plazo en los sistemas educativos para atender las necesidades de educación de millones de niños y jóvenes en todo el mundo durante la mayor disrupción de aprendizaje de la historia. La UE y los Estados miembros representan la mitad del apoyo mundial a la educación y, como Equipo de Europa, nuestra contribución a la GPE será un testimonio de que la educación debe estar en el centro de la recuperación, con especial atención a las niñas. «