El Partido Laborista del Reino Unido obtuvo una enorme mayoría parlamentaria en las elecciones generales del país, el jueves pasado, y Keir Starmer se convirtió así en el primer ministro de la Nación.
El resultado final dejó 412 escaños para este grupo, frente a 121 del Partido Conservador, el cual había estado al frente del país en los últimos años.
Así las cosas, Starmer asumirá el liderazgo del país en reemplazo de Rishi Sunak, quien renunció al cargo ante el rey Carlos III y próximamente también dimitirá del liderazgo de su partido.
“Es un día difícil, al final de varios días difíciles (…) Pero dejo este trabajo con el honor de haber sido su primer ministro”, dijo Sunak a su salida.
La llegada de Keir Starmer, el líder de los laboristas
Starmer se convirtió en el primer político con el título de ‘caballero’ que asume ese cargo de primer ministro en Reino Unido, desde el conservador Alec Douglas-Home en 1963.
“Hace cuatro años y medio, el Partido Laborista británico sufrió su peor derrota electoral desde 1935. Se suponía que la histórica victoria electoral de Boris Johnson en 2019, que le permitió implementar finalmente el Brexit, marcaría otros 10 años de gobierno conservador en el Reino Unido”, introdujo CNN.
No obstante, al comenzar esta campaña electoral, ya había descontento generalizado y la sociedad estaba pidiendo un cambio después de 14 años de gobierno conservador “que vio recortes en el gasto público, servicios públicos al límite, el caos del Brexit”.
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Ante esto, Starmer prometió un crecimiento en la economía del país con una nueva estrategia industrial.
“Ha dicho que creará un fondo de riqueza nacional con 7.300 millones de euros (US$9.300 millones) de dinero público que ayudará a pagar la transición a cero emisiones netas”, escribió CNCB.
En sus primeras declaraciones, el mandatario entrante afirmó “ahora nuestro país ha votado decididamente por el cambio, por la renovación nacional”.
Finalmente, entre sus ministros, Starmer nombró a Rachel Reeves en la cartera de Economía convirtiéndola en la primera mujer en ocupar ese cargo en el país, y como jefe de la diplomacia a David Lammy, un abogado descendiente de esclavos de origen guyanés.