En un informe entregado al Congreso de la República, la Junta Directiva del Banco de la República explica varias coyunturas macroeconómicas que llevaron al emisor a adoptar la reducción de tasas (hasta el 2,25 %), como principal eje de la política monetaria de Colombia para contener la pandemia. Sin embargo, advierte que hay aspectos que parecen dificultar el análisis de indicadores sustanciales, como la inflación.
De acuerdo con el documento, las circunstancias actuales hacen que la medición de la inflación en Colombia pueda presentar sesgos importantes que dificultan el análisis “y amplían la incertidumbre sobre su evolución futura”.
Lo anterior teniendo en cuenta que el cierre parcial o total de mercados llevan a que bienes y servicios no generen precios, o su correlación sea difícil de establecer. Así mismo, ve el Banco de la República que el cambio en los hábitos de gasto de los consumidores recompone el panorama.
“Al haber aumentado significativamente la participación de las compras de alimentos y salud, y disminuido las del resto de bienes y servicios. Esto último no se vería reflejado en la estructura de ponderaciones fijas que tienen los índices de precios”, dice el documento.
De ahí que el Banco de la República se refiera a las medidas para sentar bases de un nuevo panorama, una de ellas: la liquidez internacional.
La línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI) es una de las salidas que tiene Colombia, línea de US$10.800 millones, de la cual el país ha tenido acceso desde 2009, pero que no se ha visto en la obligación de usar.
Explica el Banco de la República que “dada la naturaleza temporal del instrumento, se considera que su acceso depende de la evolución de las condiciones externas y de la vulnerabilidad del país a dichos choques”. Y aquí hay que recordar que el Ministerio de Hacienda ha manifestado que en la medida en que los riesgos disminuyan, su uso también debería reducirse en un futuro.
Finalmente, explica el emisor que su ejercicio financiero se mantiene estable y con buenas perspectivas a pesar de la incertidumbre y las dificultades que llegan por la crisis del coronavirus.
Hay que recordar que las utilidades del Banco de la República, al primer semestre del año, llegaron a los $6,93 billones, que se explican “por el rendimiento de las reservas internacionales, producto de la valorización del portafolio de inversiones y del oro. Además, el crecimiento de la demanda de dinero incrementó los ingresos por operaciones de regulación monetaria”.
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Con ese panorama, la proyección de la utilidad para cierre de año es del orden de los $7 billones, muy parecido al dato del año pasado. “Esto sería producto de ingresos que se estiman en $9,3 billones y de egresos de $2,29 billones”.
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