Irán estudia la posibilidad de cerrar el estratégico Estrecho de Ormuz como respuesta a los recientes ataques militares estadounidenses contra varias de sus instalaciones nucleares. Según medios estatales iraníes, la decisión final corresponde al Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el máximo órgano de seguridad del país.
Aunque esta no es la primera vez que Teherán amenaza con bloquear esta vital ruta marítima, hasta ahora nunca ha ejecutado tal acción, que tendría implicaciones globales en el comercio energético y podría disparar los precios del petróleo a nivel mundial.
Estrecho de Ormuz: Un paso angosto con impacto mundial
Ubicado entre Irán y Omán, el Estrecho de Ormuz es un corredor marítimo de apenas 33 kilómetros de ancho en su punto más angosto. Por allí transita aproximadamente el 20% del petróleo consumido en el mundo. A diario, entre 17,8 y 20,8 millones de barriles de crudo y derivados pasan por esta ruta, según la consultora energética Vortexa.
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Los principales exportadores de la región —Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Irak e Irán— dependen en gran medida de este estrecho para hacer llegar su petróleo a Asia, su principal mercado. Aunque Emiratos Árabes y Arabia Saudita han desarrollado rutas terrestres alternativas, estas solo podrían cubrir parcialmente el volumen total exportado.
Además del petróleo, el Estrecho de Ormuz es clave para la distribución global de gas natural licuado (GNL), particularmente desde Qatar, uno de los mayores proveedores mundiales del recurso.
Tras los ataques estadounidenses, al menos dos superpetroleros revirtieron su rumbo en las inmediaciones del estrecho, según registros de tráfico marítimo. La intensificación del conflicto y la posibilidad de una represalia iraní han generado incertidumbre en los mercados, impulsando el precio del crudo Brent y del West Texas Intermediate a máximos no vistos en cinco meses.
La volatilidad también ha afectado las tarifas de transporte marítimo. El costo diario por fletar un superpetrolero, que puede cargar hasta 2 millones de barriles, se duplicó en una semana, superando los 60.000 dólares.
Varios buques han alterado sus trayectorias, optando por fondear en zonas más seguras o modificar su navegación para mantenerse cerca de aguas omaníes. En tanto, los petroleros de bandera iraní han permanecido mayormente en aguas locales.
Contexto histórico: un punto caliente recurrente
El Estrecho de Ormuz ha sido escenario de múltiples tensiones geopolíticas a lo largo de las décadas.
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Desde la llamada «Guerra de los Tanques» durante el conflicto Irán-Irak en los años 80, hasta incidentes más recientes como la captura de buques en 2023 y 2024, el estrecho sigue siendo un termómetro de la estabilidad en Medio Oriente.
El respaldo del Parlamento iraní a un posible cierre del estrecho marca una nueva escalada en las ya tensas relaciones con Estados Unidos e Israel. La Quinta Flota de EE. UU., con base en Bahréin, mantiene su presencia en la zona con el objetivo de garantizar la seguridad del tránsito marítimo.
Mientras tanto, los mercados energéticos se mantienen en vilo ante la posibilidad de que se materialice una interrupción en una de las rutas más importantes para el suministro global de petróleo y gas.