La historia del Banco de la República comenzó en 1923 con la creación de esta entidad, tras las recomendaciones de la Misión Kemmerer, pero su mayor fortaleza solo se lograría alcanzar casi 70 años después con la Constitución de 1991.
En ese lapso pasaron por la Casa de Nariño decenas de presidentes y por el directorio del emisor otros tantos, quienes se encargaron de darle una estabilidad al sistema económico y financiero del país, a pesar de la violencia que caracterizó la mitad del siglo pasado.
No obstante, como en muchos otros sectores de Colombia, el Banco de la República sintió la revolución que trajo la Constituyente de finales del siglo pasado.
Las críticas a la Junta Monetaria del Banco de la República
La reforma que tuvo la entidad con la nueva Constitución de Colombia era necesaria y respondía a las críticas hechas desde diversos sectores en contra de la Junta Monetaria que regía en ese entonces.
De acuerdo con una investigación de Hernando Hernández, decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Ibagué, allí se encontraba por ejemplo el hecho de que la Junta debía diseñar la política monetaria y cambiaria, y el propio banco ejecutarla.
Esto “permitió que muchas de las políticas fueran con un claro beneficio sectorial y en otras se facilitaran, de manera generosa, recursos al propio Gobierno para financiarlo”, dijo el investigador.
Y agregó que esta situación generó una “fuerte corriente de pensamiento en el país en procura de crear una entidad autónoma, independiente del Gobierno y que fuera, además de la responsable de la emisión de la moneda, encargada de diseñar las políticas monetarias, cambiarias y de crédito”.
En últimas, se buscaba que el Banco de la República cumpliera la principal función que tiene hoy: controlar la inflación.
Y es que, durante buena parte de la década de 1980, este indicador se mantuvo en niveles de dos dígitos, llegando incluso a alcanzar un 28 % anual.
La Constitución de 1991 y el inicio de una nueva era
Con ese contexto, la Constitución de 1991 transformó al Banco de la República desde la misma concepción de la entidad, ya que pasaría a tener una naturaleza única.
Desde entonces, se convirtió en un parte del Estado, pero separada totalmente del Gobierno de turno.
“La Constitución de 1991 le dio mayor autonomía e independencia al Banco de la República y estableció como su objetivo el preservar el poder adquisitivo de la moneda”, señala el más reciente reporte del emisor al Congreso.
Y agrega: “La experiencia acumulada a lo largo de los 80 planteó serios interrogantes en relación con el papel que desempeñaban el Banco de la República y la Junta Monetaria”.
En este contexto, varios países, incluida Colombia, incursionaron en reformas al régimen de banca central.
De esta forma, el Banco de la República consolidó su autonomía e independencia y pasó a un modelo con un único objetivo: mantener la estabilidad del poder adquisitivo.
Según Gerardo Hernández, excodirector del emisor, la Constituyente estuvo confirmada por miembros de la sociedad muy disímiles, pero a la vez le dieron vía libre a esta transformación del banco central.
La Junta Directiva del Banco de la República
Fue así, entonces, como nació la Junta Directiva del Banco de la República con unas tareas clave:
- Mantener la capacidad adquisitiva de la moneda, en coordinación con la política económica general
- Ser la autoridad monetaria, cambiaria y crediticia del país
- Tener un importante grado de independencia frente al Gobierno
En todo caso, se determinó que los codirectores serían nombrados por el presidente de turno, tal y como sigue sucediendo hoy en día, aunque estos perduran más en el tiempo que los mismos gobiernos.
La idea, en últimas, es que haya unos miembros de la Junta que vienen de periodos presidenciales anteriores y unos más se sumen, para que haya una pluralidad de opiniones y visiones.
Esta figura, no obstante, cambió de manera radical con la reelección que estuvo vigente en Colombia durante dos mandatos: los de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos.
A pesar de lo anterior, la Junta Directiva del Banco de la República mantiene su esencia de ser independiente del Gobierno, llevándola incluso a recibir críticas constantes o propuestas non sanctas para que sean analizadas y ejecutadas.
Al margen de esto, el directorio se mantiene firme en su tarea de frenar la inflación y mantener un sistema de pagos operativo 24/7, tal y como viene sucediendo desde hace ya tres décadas.
