Los programas de inclusión económica están aumentando en 75 países. Allí impactan a unos 20 millones de hogares pobres y vulnerables y benefician a casi 92 millones de personas.
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Este aumento se produce en un momento crucial en el que más de 700 millones de personas subsisten en la pobreza extrema. Esta cifra va en aumento por primera vez en dos décadas.
Los programas de inclusión económica consisten de una combinación de transferencias de efectivo o en especie. Estos incluyen capacitación u orientación en materia de aptitudes, acceso a financiamiento y apoyo para establecer nexos con el mercado.
De acuerdo con una publicación reciente del Banco Mundial, estos programas se están convirtiendo en un instrumento esencial en las estrategias de lucha contra la pobreza a gran escala. Por lo tanto, es probable que continúen. En particular en las zonas afectadas por conflictos, por el cambio climático y por las conmociones provocadas por la pandemia de Covid-19.
“Uno de los desafíos más difíciles que enfrentamos en la esfera del desarrollo es el de lograr transformaciones positivas en la vida de las personas extremadamente pobres y vulnerables. La pandemia de COVID-19 intensificó este problema”, afirmó Mari Pangestu, directora gerente del Grupo Banco Mundial.
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La importancia de la inclusión financiera
En este informe se presenta un examen sistemático de los programas de inclusión económica de todo el mundo. Analiza el modo en que los gobiernos pueden realizar inversiones óptimas en las esferas de protección social, empleo e inclusión financiera. Esto con el fin de ayudar a las personas pobres a construir un futuro mejor para sí mismas.
El informe sobre el estado de la inclusión económica se elaboró mediante una colaboración excepcional en el marco de la Alianza para la Inclusión Económica (AIE). La AIE es una plataforma que se dedica específicamente a respaldar la adopción y la adaptación de programas nacionales de inclusión económica. Trabaja con diversas partes interesadas, entre ellas Gobiernos nacionales y organizaciones bilaterales, multilaterales, no gubernamentales, privadas y de investigación.
En el informe se analizan más de 200 programas, distribuidos en 75 países. Establece que los gobiernos de todo el mundo están ampliando, cada vez más, sus iniciativas de inclusión económica a través de redes de protección social.
Casos analizados
En estudios de casos exhaustivos que abarcan la región del Sahel, Bangladesh, Perú e India se describe la evolución de los programas de inclusión económica.
Además, analiza el modo en que permiten abordar diversos desafíos. Estos pueden ser la urbanización, las brechas en la acumulación de capital humano, la adaptación a las crisis y el cambio tecnológico.
Las implicaciones del Covid-19 se abordan ampliamente en el informe. Este contiene un análisis de las consecuencias de la pandemia a nivel de los hogares y a nivel institucional.
Los programas de inclusión económica para las personas más pobres ofrecen grandes posibilidades de mejorar los medios de subsistencia. Lo anterior sucede cuando estos forman parte de respuestas normativas integradas orientadas a contener la pandemia, garantizar la seguridad alimentaria y respaldar la recuperación a mediano plazo.
Las experiencias en Egipto, Etiopía, Ghana, Zambia y otros países, indican que los programas de inclusión económica pueden sacar provecho de los programas de asistencia social, en vez de reemplazarlos.
“La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de establecer un nexo entre la protección social y la inclusión económica para proteger a gente de la crisis”, dijo Birgit Pickel. Ella es directora de Salud Mundial, Prevención de Pandemias, Una Salud, en el Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) de Alemania.
“Seguimos proporcionando un volumen considerable de financiamiento para protección social y empleos. No obstante, los sistemas de protección social del Gobierno ya existentes ofrecen grandes posibilidades a los programas de inclusión económica. Esto sería fundamental para la recuperación a largo plazo tras la crisis provocada por la COVID-19”, agregó Pickel.