El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, evitó el acuerdo de venta entre la compañía de acero estadounidense U.S. Steel y Nippon Steel, la japonesa que había mostrado interés en ella.
Tras una revisión, se concluyó que el acuerdo de US$14.100 millones podría implicar riesgos para la seguridad nacional.
“Necesitamos que las grandes empresas estadounidenses que representan la mayor parte de la capacidad de producción de acero del país sigan liderando la lucha en nombre de los intereses nacionales de Estados Unidos”, dijo Biden en un comunicado.
Con esto, la Casa Blanca dio a las empresas un plazo de 30 días para abandonar el negocio, a menos de que el del Comité de Inversión Extranjera del Gobierno (Cifius), que ya había revisado durante un mes el pacto, accediera a ampliar el plazo.
En un informe, The Wall Street Journal (WSJ), menciona que Japón es uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos y uno de los mayores inversores extranjeros en empresas del país. Tanto es así que “Nippon Steel ha dicho que el acuerdo no amenazaría la seguridad nacional de Estados Unidos ni socavaría las cadenas de suministro de manufactura críticas. La siderúrgica con sede en Tokio está obligada a pagar a US Steel US$565 millones si el acuerdo no se puede concretar”.
Una vez conocida la decisión, Nippon Steel manifestó que impugnaría, argumentando que la revisión de seguridad nacional estuvo “injustamente influenciada por la oposición del sindicato de trabajadores del acero, Biden y Cleveland-Cliffs, una empresa siderúrgica rival que fue superada en la oferta por US Steel”.
Las negativas políticas para el acuerdo de U.S. Steel y Nippon Steel
Según el recuento de WSJ, desde que se anunció el acuerdo entre las compañías en diciembre de 2023, rápidamente se vio envuelto en la política del año electoral, lo que generó la oposición tanto de los candidatos republicanos como demócratas.
El presidente electo Donald Trump prometió deshacer el acuerdo, y la vicepresidenta Kamala Harris adoptó la posición de Biden de que U.S. Steel debería seguir siendo de propiedad y operación nacional.
Es importante recordar que Trump impuso aranceles a las importaciones de acero en 2018 durante su primer mandato y ha señalado que lo seguiría poniendo de forma agresiva en su próxima administración.
Por su parte, Biden amplió los requisitos para el uso de metales fabricados en Estados Unidos en proyectos financiados por el gobierno y se consideró un defensor de los trabajadores manuales y los sindicatos.