En un evento en la sede de Fenalco Antioquia, Hablemos Medellín presentó los resultados de su más reciente ejercicio de conversaciones. Un ejercicio que no es estadístico, pero que, a juicio de sus realizadores, es “una buena fotografía” de la ciudad y de las preocupaciones de sus habitantes.
La principal preocupación, o la que más mencionaron los 1.520 participantes de las conversaciones hechas entre junio y julio, es la seguridad o la falta de ella. Ese, explicó Santiago Silva, director de Hablemos Medellín, fue el tema que más salió en las conversaciones.
En el evento estuvieron algunos de los candidatos a la Alcaldía de Medellín, como Paulina Aguinaga, Liliana Rendón, Felipe Vélez y Deicy Bermúdez. Una presencia que fue intencional, porque, como explicó Silva, son parte clave para que las necesidades lleguen a sus planes de gobierno. Sin embargo, aclaró que no son el único público: “son claves los ciudadanos y las organizaciones, a quienes les presentaremos el informe”.
Recomendado: Millicom se queda con el 98 % de Tigo
Los hallazgos de Hablemos Medellín
En la presentación de Hablemos Medellín, Silva explicó que el estudio dejó seis hallazgos y ocho mandatos ciudadanos.
Sobre los primeros, señaló que la conversación desporaliza (algo que midieron con encuestas antes y después de cada encuentro). También, que la niñez tiene una agenda marcada por el cuidado del medio ambiente. Además, que los protagonistas del cambio más mencionados son los del sector público, pero que, a su vez, son los que menos generan confianza.
Otro de los hallazgos también está en que hay temas comunes, como la seguridad, hay otros que cambian según la zona habitada. También que algunos de los que hablaban, lo hacían desde las emociones (así, por ejemplo, al hablar de cambiar o mejorar, apelaban al miedo y a la decepción). Y, por último, que hay una marcada diversidad en las agendas.
Los mandatos de las conversaciones
Para empezar, y como se dijo, la seguridad fue el tema que más salió en las conversaciones, con el 99 % de los participantes hablando de cambiarla o mejorarla. Algo que resaltó es que se reconoce a los responsables como el gobierno, la Alcaldía y la Policía, sin embargo, “la confianza en esos actores es baja”.
El segundo fue el de educación y cultura, que se juntaron, porque, como explicó Silva, las personas aspiran a “la posibilidad de una Medellín que apuesta por la educación y el civismo”. El tercero fue el de la transparencia gubernamental, en el que más se habló de la necesidad de cambio (74,7 % de los participantes).
Recomendado: Quién es quién en la carrera por la Alcaldía de Medellín
Luego estuvieron las conversaciones sobre el medio ambiente, como una preocupación por el futuro. El quinto tema fue el de la atención a los habitantes de calle, que mostró una “preocupación sistémica” y que es una conversación que “interpela a la sociedad sobre cómo abordarlo). El sexto mandato fue el de “Medellín en movimiento”, con dos temas resaltando: la movilidad que debe mejorar y las conversaciones alrededor del Metro, con una preocupación por su cuidado.
El séptimo fue llamado “Medellín bella”, que reunió las conversaciones sobre infraestructura pequeña y el ornato y aseo, que dejó ver “una preocupación acumulada sobre cómo está la ciudad”. El último mandato fue el de turismo responsable, en el que hubo dos conversaciones: el reconocimiento de su importancia, aunado al de las preocupaciones por sus consecuencias, como la explotación sexual.
Para qué Hablemos Medellín
A juicio de Santiago Silva, quien dirigió el proyecto, “los medellinenses ven una ciudad descuidada. Esa es mi interpretación de respuestas de temas como seguridad o educación, que implica una frustración de lo que debería pasar, pero no pasa”. Para ello mencionó el tema de Medellín bella y explicó que no se trata de que haya basuras en las calles, sino de qué ha pasado para que eso ocurra.
Sobre las expectativas de lo que sigue luego de darse a conocer los resultados de Hablemos Medellín, dijo que dependerá, en el plano del sector público, de la disposición del próximo alcalde y concejales elegidos para tener en cuenta lo conversado.
En ese sentido, puso como ejemplo la experiencia de Colombia, tenemos que hablar, que se hizo hace dos años:
“Con la conversación nacional tuvimos una buena recepción en sociedad civil. Pero con el Gobierno hubo más dificultades. La incidencia también depende de la disposición del gobernante y en este caso, el canal de comunicación fue limitado. Aquí pasará algo similar, dependiendo de su apertura”.
Igual, concluyó, “es relevante para la sociedad. Quizá la labor no es que se vuelva el programa de gobierno, sino instaurar conversaciones, de que las personas tengan la oportunidad de sentarse a hablar de asuntos públicos”.
Puede consultar aquí el informe completo de Hablemos Medellín.
—