El Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó este martes 30 de enero la actualización del World Economic Outlook (WEO) en el que mejoró la perspectiva de crecimiento mundial para el año 2024 y prevé un “aterrizaje suave de la economía” junto con un proceso acelerado de desinflación.
La actividad mundial demostró resistencia en el segundo semestre del año pasado, ya que los factores de oferta y demanda respaldaron a las principales economías, dijo en su informe.
Por el lado de la demanda, el aumento del gasto público y privado sostuvo la actividad, a pesar de las estrictas condiciones monetarias, en tanto por el lado de la oferta, ayudaron el aumento de la participación de la fuerza laboral, las cadenas de suministro reparadas y los precios más baratos de la energía y las materias primas, a pesar de las renovadas incertidumbres geopolíticas.
“Esta resiliencia se mantendrá. Según nuestro pronóstico de referencia, el crecimiento global se estabilizará en 3,1 % este año, una mejora de 0,2 puntos porcentuales con respecto a nuestras proyecciones de octubre, antes de subir hasta 3,2 % el próximo año.
El FMI espera un crecimiento más lento en Estados Unidos, donde “la política monetaria restrictiva todavía está afectando a la economía, y en China, donde el consumo y la inversión más débiles siguen pesando sobre la actividad”.
Mientras tanto, en la zona del euro, el Fondo prevé que la actividad se recupere ligeramente después de un 2023 desafiante, cuando los altos precios de la energía y una política monetaria restrictiva restringieron la demanda.
“Muchas otras economías siguen mostrando una gran resiliencia, con un crecimiento acelerándose en Brasil, India y las principales economías del Sudeste Asiático”, destacó el organismo multilateral.
Menor crecimiento en América Latina
El WEO del FMI advierte que hubo una fuerte reducción de casi medio punto porcentual en la estimación de crecimiento del PIB para América Latina al pasar desde 2,3 % hasta 1,9 % en el 2024, en tanto esa región se recuperaría hasta 2,5 % en el 2025.
A pesar de esperar un deterioro, las proyecciones para Brasil y México mejoraron. En el caso de Brasil subió de 1,5 % a 1,7 % en 2023 y se mantuvo en 1,9 % para 2025. Para la economía de México subió fuerte la estimación desde 2,1 % hasta 2,7 % en 2023 y la ratificó en 1,5 % para 2025.
Inflación cayendo fuerte
La inflación continúa disminuyendo, con excepción de Argentina. Por ello, estima que la inflación general global disminuirá a 4,9 % este año, es decir, 0,4 puntos porcentuales menos que su proyección del WEO de octubre.
En el caso de la inflación subyacente, excluyendo los precios volátiles de los alimentos y la energía, el FMI también estima una tendencia a la baja.
Para las economías avanzadas, la inflación general y básica promediará alrededor del 2,6 % este año, cerca de las metas de inflación de los bancos centrales.
“La desinflación podría ocurrir más rápido de lo previsto, especialmente si el mercado laboral se alivia aún más y las expectativas de inflación a corto plazo seguirán disminuyendo, lo que permitirá a los bancos centrales flexibilizar sus políticas antes”, sentenció el FMI en su informe de enero de 2024.
Recomendado: ¿Se esfuma el fantasma de la recesión en Estados Unidos?
Medidas fiscales más lentas
El FMI dijo que las medidas de consolidación fiscal que los gobiernos han anunciado para 2024 y 2025 “pueden retrasarse a medida que muchos países enfrentan crecientes llamados para aumentar el gasto público en lo que es el año electoral mundial más importante de la historia”.
En concepto de los analistas del FMI, esto podría impulsar la actividad económica, pero también estimular la inflación y aumentar la perspectiva de perturbaciones posteriores.
De cara al futuro, dijo el organismo, una rápida mejora de la Inteligencia Artificial podría impulsar la inversión y estimular un rápido crecimiento de la productividad, aunque plantea importantes desafíos para los trabajadores.
Riesgo en el panorama
Podrían producirse nuevas interrupciones en el suministro y las materias primas, tras las renovadas tensiones geopolíticas, especialmente en el Medio Oriente, advirtió el FMI.
Los costos de envío entre Asia y Europa han aumentado notablemente, a medida que los ataques del Mar Rojo desvían los cargamentos por África.
“Si bien las perturbaciones siguen siendo limitadas hasta el momento, la situación sigue siendo volátil”; advirtió el FMI.
Reiteró que la inflación subyacente podría resultar más persistente. El precio de los bienes sigue siendo históricamente elevado en relación con el de los servicios. El ajuste podría adoptar la forma de una inflación más persistente de los servicios (y en general).
La evolución de los salarios, particularmente en la zona del euro, donde los salarios negociados todavía están aumentando, podría aumentar las presiones sobre los precios, agregó.
Llamó la atención sobre que los “mercados parecen excesivamente optimistas sobre las perspectivas de recortes de tipos anticipados. Si los inversores reevaluaran su opinión, las tasas de interés a largo plazo aumentarían, lo que ejercería una presión renovada sobre los gobiernos para implementar una consolidación fiscal más rápida que podría afectar el crecimiento económico”.
Recomendado: Entrevista | Citi ve riesgo político diluido en Colombia; inflación y tasas a la baja
“Ahora que la inflación está retrocediendo y el crecimiento se mantiene estable, ha llegado el momento de hacer un balance y mirar hacia el futuro. Nuestro análisis muestra que una proporción sustancial de la desinflación reciente se produjo a través de una caída de los precios de las materias primas y la energía, más que a través de una contracción de la actividad económica”, consideró en su informe.
Dado que el ajuste monetario normalmente funciona deprimiendo la actividad económica, una pregunta relevante según el FMI es ¿qué papel, si es que tuvo alguno, ha jugado la política monetaria?
La respuesta que planteó en el informe es que funcionó a través de dos canales adicionales. En primer lugar, el rápido ritmo de ajuste ayudó a convencer a personas y empresas de que no se permitiría que se estableciera una inflación alta.
Esto evitó que las expectativas de inflación aumentaran persistentemente, contribuyó a frenar el crecimiento de los salarios y redujo el riesgo de una espiral de precios-salarios. En segundo lugar, la naturaleza inusualmente sincronizada del ajuste redujo la demanda mundial de energía, reduciendo directamente la inflación general.
—