El Fondo Monetario Internacional (FMI) entregó sus nuevas proyecciones sobre lo que se espera sea el comportamiento de la economía mundial. Las perspectivas del organismo multilateral son más pesimistas respecto al informe que se dio a conocer en abril.
De acuerdo con el FMI, el PIB mundial ya no va a crecer 3,6 % a cierre de 2022 sino 3,2 %. Mientras que para el año 2023 las perspectivas cayeron desde el 3,6 % al 2,9 %.
Parte de la explicación que da cuenta de una perspectiva mucho más pesimista se centra en que la crisis por la guerra en Ucrania le pegó a la inflación mundial mucho más de lo esperado y el sostenimiento de este conflicto trajo resentimientos al proceso de reactivación mundial: los precios de los alimentos están en la parte alta de esa preocupación.
Pero también llama la atención una desaceleración más fuerte a la prevista en potencias como Estados Unidos y en China.
De hecho, para el caso de Estados Unidos la revisión es mucho más fuerte: pasando del 3,7 % a 2,3 % en la perspectiva del 2022 y del 2,3 % estipulado en abril, de cara al próximo año, al 1 %.
Gran parte de esta revisión, explica el FMI, llega por cuenta de un escenario inflacionario que golpea con mayor fuerza los bolsillos de los consumidores y el riesgo de recesión, a la espera de cómo pueda llegar a impactar este al mercado laboral durante el próximo año.
Más expectativas económicas
El llamado de atención gira entorno a que, “dado que el aumento de los precios continúa reduciendo los niveles de vida en todo el mundo, controlar la inflación debería ser la primera prioridad para los responsables de la formulación de políticas. Una política monetaria más estricta inevitablemente tendrá costos económicos reales, pero la demora solo los exacerbará”, se lee en el informe del FMI.
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China hace parte de ese escenario también, pues desde el FMI están previendo que el PIB de la potencia asiática ya no crezca al 4,4 %, sino al 3,3 % para 2022, mientras que en 2023 se fortalecería hasta el 4,6 % dato que sin embargo es menor al informe del FMI de abril, cuando se esperaba un 5,1 %.
Finalmente, es clave para el FMI que los gobiernos del mundo se preocupen por dar vida a políticas para abordar impactos específicos en los precios de la energía y los alimentos, con la meta de no distorsionar los precios.
Esto sin dejar a un lado que si bien la pandemia del Covid-19 ya no preocupa tanto, las tasas de vacunación deben aumentar para protegerse contra futuras variantes.