Por: María Camila Bernal, Vice President Sustainable Finance and ESG Analysis and Advisory Hispanic Latam
Durante los últimos años, nuestra humanidad ha presenciado un sinnúmero de alteraciones en el equilibrio habitual de la naturaleza como sequías, olas de calor, escasez del agua, desaparición de especies, entre muchas otras situaciones que podría mencionar que hoy nos muestran los efectos adversos del cambio climático.
Un fenómeno que, si lo miramos en retrospectiva, ha generado un avance desenfrenado en el incremento de las temperaturas en los últimos tiempos, y hoy representa un riesgo de no retorno para todas las formas de vida de la tierra.
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Y es que, tal como lo reflejan algunos datos de expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, las emisiones de gases efecto invernadero que como humanidad generamos han aumentado un promedio de 1,5% anual durante los últimos 10 años, lo que nos ha llevado a alcanzar récords históricos nunca antes presentados.
Retador y desalentador panorama
Es necesario que los gobiernos, las empresas y los miembros de la sociedad civil sumemos esfuerzos para limitar el aumento de las emisiones de dióxido de carbono en un 45% para 2030 y a un valor igual a cero en 2050. Pues solo así podemos hacerle frente al cambio climático para que no supere la meta de 1.5°C.
Para ello, los actores del sector financiero nos hemos consolidado como aliados claves de la acción climática, pues estamos facilitando fondos destinados al desarrollo de actividades más amigables con el medio ambiente; a la vez que promocionamos la descarbonización mediante instrumentos financieros sostenibles como los bonos verdes y los fondos de inversión con criterios ASG, entre otros.
A título de ejemplo, en BNP Paribas hemos aportado a estos objetivos a través de decisiones de negocio como la reducción gradual de la financiación de combustibles fósiles; la conducción del capital hacia soluciones innovadoras que impulsen la transición hacia una economía de cero emisiones netos; y la creación del Grupo de Transición hacia una Baja Emisión de Carbono (LCTG) para ayudar a las empresas a recorrer su camino hacia la sostenibilidad con soluciones específicas de asesoramiento y financiación.
Si algo es claro, es que nos encontramos en un punto de inflexión en el que todos, pero en especial los actores del sector financiero, debemos seguir respaldando cada etapa del proceso e identificando oportunidades que nos permitan alcanzar una economía sostenible, justa y beneficiosa para todos.