El sector fiduciario en Colombia se prepara para un momento clave en la economía nacional con la entrada en vigor de la reforma pensional, aprobada por el Congreso de la República en junio pasado.
Las compañías se alistan para las nuevas reglas de juego que traerá la ley ya sancionada, las cuales les permitirán manejar los recursos de las pensiones, sobre todo de aquellos ciudadanos que tengan ingresos por encima de 2,3 salarios mínimos (unos $3 millones mensuales).
La expectativa es tal que promete poner a las fiduciarias a competir de tú a tú con otros actores del sistema financiero colombiano, todo en aras de lograr mayores rentabilidades y, con esto, que el nuevo sistema de jubilaciones sea sostenible.
Así lo aseguró Germán Arce, presidente de Asofiduciarias, en entrevista con Valora Analitik, en la cual también se refirió a las nuevas cifras del sector con corte al tercer trimestre y las novedades que se verán en el XI Congreso de la agremiación.
A continuación, la entrevista completa con el directivo:
¿Qué cifras registra el sector fiduciario?
Con corte a septiembre, tenemos $960 billones en activos bajo administración, lo cual representa un 14 % de crecimiento en el último año, es decir, muy por arriba de la inflación.
Además, contamos con casi 2,4 millones de clientes en todos los productos, que incluyen 25.345 negocios y una rentabilidad de $12,8 billones, de los cuales poco más del 50 % viene de Fondos de Inversión Colectiva (FIC) y lo demás de otros negocios.
Eso sí, acá lo importante es que esos $960 billones están en miles de cosas, porque nosotros administramos activos y los activos no necesariamente son caja. Un edificio es un activo, pero también lo es una carretera, un proyecto de vivienda, un hotel, etc. Tenemos muchísimo valor representado en miles de cosas, portafolios de inversión, excedentes, recaudos de peajes, por mencionar algunas.
Cuando uno habla del sector fiduciario, estamos hablando de activos de la economía y estos se encuentran en casi todos los sectores económicos y tienen una función. Por ejemplo, en las 4G, lograr que la carretera se haga. Por eso la ley los crea y les dice: todos los recursos de recaudo de peajes o vigencias futuras van en un fideicomiso y eso tiene como propósito que la carretera se haga.
¿Tienen mayor participación en recursos públicos o privados?
Lo público es importante y las empresas tienen importantes participaciones en temas como Obras por Impuestos y Obras por Regalías, así como dineros de los entes territoriales, como el Fonpet, que incluye todas las pensiones territoriales.
A pesar de lo anterior, el principal negocio del sector fiduciario no es administrar recursos públicos, sino privados.
¿Qué papel juegan las fiduciarias o patrimonios autónomos en Colombia?
Pongo un ejemplo: yo quiero dejarles mis ahorros a mis hijos y una opción que tengo es esperar a morirme y que ellos inicien un proceso judicial, con lo cual algún día les podrán entregar la propiedad de la casa.
No obstante, también puedo armar un fideicomiso, poner todos mis activos y dejar clara la manera cómo se van a asignar esos recursos. El fideicomiso cumple una orden o mandato del dueño del activo y media entre la voluntad del comitente y el beneficiario.
Ese vehículo separa los recursos, terrenos y edificios de lo demás, y tiene una instrucción, que puede ser construir un edificio o hacer un hotel y venderlo, ejecutar una carretera, o entregarles unos bienes a mis hijos, etc.
La lógica del vehículo fiduciario es que tiene un propósito específico. ¿Por qué no es una cuenta de ahorros? Porque en la cuenta de ahorros se revuelve todo con todo. En un fideicomiso no. Se delimita el alcance del uso de esos activos o recursos para cumplir un propósito.
Estamos hablando de vehículos con propósitos específicos. Entonces, ¿por qué hay $960 billones en estos? Porque la economía requiere vehículos para ejecutar esas ideas. Es un instrumento de confianza para que el objeto se cumpla.
¿Cómo ven desde Asofiduciarias el futuro del sector?
Hay que desarrollar nuevos instrumentos financieros y en medio de esto, la reforma pensional es una oportunidad para meterle un empujón al mercado de capitales.
Se acaba de dar un cambio de fondo y ese cambio tiene una señal clara de generar más competencia entre los agentes por la gestión de ese ahorro.
Esa mayor competencia debería traer consigo muchos más productos y muchos más riesgos para que esos portafolios de inversión puedan asegurar la rentabilidad que se requiere para las expectativas de largo plazo que tienen los pensionados o los aportantes.
Desde el punto de vista macro, eso es una oportunidad porque habrá más agentes compitiendo por ofrecerles soluciones a esos fondos de inversión que van a gestionar toda la porción de ahorro que va a gestionar el fondo de ahorro del Banco de la República y que va a gestionar los excedentes del pilar solidario.
Habrá una cantidad de recursos que van a entrar a la economía y que necesitan instrumentos que los canalicen y produzcan rentabilidad sostenible de largo plazo.
La reforma pensional abre una oportunidad para que esta conversación se dé desde la lógica de que tenemos un nuevo mercado, con nuevas reglas de juego que están en construcción y todos los agentes van a tener que asumir un liderazgo distinto en la gestión de esos activos financieros.
¿Qué retos y oportunidades se vienen para el sector?
Acá hay oportunidades para nuevos tipos de activos, de instrumentos financieros y de proyectos.
Por ejemplo, vale la pena mirar la discusión que tuvimos en el Finance Day en la COP16, en la que se habló de la naturaleza como un activo y se definió la capacidad de construir y generar proyectos que articulen recursos públicos, cooperación internacional, donantes y capital privado para desarrollar líneas de trabajo que les peguen a las metas de conservación.
Nosotros tenemos ‘una pata metida’ en la Amazonía y esa debería ser una oportunidad para producir nuevos tipos de activos de conservación que nos ayude a cumplir nuestras metas de restauración y protección de la biodiversidad, de disminución de emisiones y los cumplimientos de las metas del Acuerdo de París.
¿Cómo se está preparando el sector fiduciario para todos los retos y oportunidades?
Parte de lo que nosotros hemos intentado hacer desde el gremio es que el sector entienda que la reforma pensional crea unas oportunidades y cada fiduciaria tendrá que entender qué de esas oportunidades quieren aprovechar o monetizar.
Esto implica definir en qué segmento desea participar, cómo quiere actuar, si quiere administrar o especializarse en algo en particular, etc. Todos los agentes, no solo las fiduciarias, tendrán que entender cómo juegan en este nuevo partido.
¿Son buenas, entonces, las perspectivas para 2025?
El sector fiduciario tiene una particularidad y es que está presente en todos los ciclos de la economía. Hay momentos donde sectores se apagan por las dinámicas, pero acá siempre hay cosas pasando, por lo que estamos metidos un poco en todas partes.
Ese potencial nos hace que siempre estemos presentes en ciclos buenos y no tan buenos. Este ha sido un año que arrancó un poco más lento, pero la economía se ha empezado a recuperar y creo que la misma actividad del sector se ve reflejada en los crecimientos logrados.
Y para 2025, la perspectiva es buena y la entrada en vigor de la reforma pensional va a ser una oportunidad para el sector. Obviamente, esto arranca a mediados del otro año, entonces va a tomar un tiempo, pero yo creo que hay oportunidades.
Además, la agenda de discusión que trajo la COP16 va a ser importante para poner unos temas de discusión sobre la mesa, donde el sector está preguntándose ¿cómo me meto aquí?
Yo en general soy optimista en que el sector financiero y el sector fiduciario entiendan, dimensionen y capturen la oportunidad de ser capaces de canalizar recursos de ahorro en los sectores que requieren inversión, tanto de financiamiento como de recursos de capital, para poder empujar el crecimiento hacia adelante.
A propósito, los próximos 12 y 13 de noviembre tendrán su congreso anual. ¿Qué pueden esperar los invitados?
Este evento lo hemos hecho con el objetivo de contestarnos la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos impulsar el mercado de capitales desde el sector privado?
Siempre hemos pensado que esto es responsabilidad exclusivamente de lo público y aunque esto juega un papel clave, la realidad de los mercados es que nacen y surgen de la necesidad de los agentes del mercado.
En la práctica, de un señor que tiene excedentes y los quiere invertir y otro que necesita financiar un proyecto y debe acudir a los mercados. En la lógica colombiana, este es país que tiene un mercado muy enfocado a los productos intermediarios.
Pero, ¿qué le hace falta a esta economía? El mercado no intermediado, donde uno canaliza ahorro e inversión. Allí se cogen los excedentes de la economía y se llevan a donde hay necesidades de financiamiento, que puede ocurrir vía aportes de capital o financiamiento, que puede ser bonos, papeles estructurados o fondos de capital privado.
En general, mecanismos a través de los cuales uno coge sus excedentes de la economía y los canaliza a los sectores que requieren financiamiento en una noción amplia de financiamiento: no solo créditos, sino capital.
¿Qué novedades traerá el XI Congreso de Asofiduciarias en 2024?
Nosotros estamos invitando a un ejercicio en el que partimos, junto con un trabajo que hicimos con ANIF, de que llevamos muchos años diseñando mercados para los grandes, para las empresas que hablan inglés y van a Nueva York, y no para las pequeñas y medianas.
Vamos a arrancar la presentación con una encuesta que ANIF les hizo a pequeñas y medianas empresas, que son las que están necesitando capital para poderse expandir.
Nosotros tenemos que ponernos la tarea de construir un mercado que se parezca a la economía colombiana. Sería deseable que todas estuvieran listadas en el New York Stock Exchange, pero no es la realidad de la economía colombiana y los problemas de fondo para financiar el crecimiento están en ese segmento.
El mercado tiene que ser capaz de darles soluciones a esos agentes de la economía para poderlos acompañar y garantizar que la tasa de supervivencia de las empresas crezca, para que los productos puedan expandirse. Estamos invitando a una conversación que nos ayude a guiar un poco la conversación de cara a esos problemas que tiene la economía real.
Vamos a sentar a emisores, que yo llamaría consolidados, con personas que están en el mundo de levantar capital. Vamos a tratar de revolver un poco esta conversación del que ya fue a Nueva York y habla inglés y toca la campana, con el que está tratando y se está abriendo camino.
Vamos a tener igualmente un grupo de invitadas de la Red Pro, que son estos grupos que están empujando las agendas de proyectos regionales.
La idea es ver las prioridades no solo desde Bogotá, sino desde las prioridades en Antioquia y el Valle. Será una conversación importante con Probogotá, Proantioquia y Propacífico para hablar de los proyectos que regionalmente van a necesitar recursos de financiamiento.
¿Y en la jornada del segundo día?
En el segundo día tendremos una conversación sobre desarrollo sectorial, es decir, el mercado como palanca de desarrollo para los sectores de infraestructura -donde vamos a tener desde concesionarios inversionistas y estructuradores- y vamos a tener una conversación del mercado de capitales como catalizador del sector inmobiliario.
En ese paquete tenemos varias cosas: desde los que ya están en el mercado hasta nuevos vehículos de inversión como fondos de inversión inmobiliario.
El reto es salirnos de la trampa de que el Estado o el ministro tiene que resolver este u otro problema. Ellos son importantes, no digo que no tengan un rol, pero la conversación liderada por el sector privado debería ser capaz de mover la agenda pública. Para ello, debemos tener una responsabilidad como agentes.
Mi mensaje es: pongamos la conversación sobre la mesa, asumamos la responsabilidad como sector privado, seamos propositivos de cara a las autoridades en torno a los desarrollos de política pública que puedan empujar esta agenda del sector privado de desarrollar un mercado, que la economía necesita para que este país crezca por encima de las cifras que tenemos.
El país necesita crecer y necesita mucha más inversión para que su PIB potencial supere el 2,5 % o 3 %, y así generar los suficientes recursos tributarios para poder atender las toneladas de necesidades que tiene la sociedad.
Yo en esto prefiero pensar que la primera tarea la hacemos nosotros los agentes del mercado y si nos aferramos a esta agenda, llegaremos a ser capaces de empujar iniciativas que sean virtuosas para la economía y que nos permitan no solo meterle un empujón al crecimiento y a la inversión, sino alinear la conversación con el sector público para lograr los objetivos de desarrollo sostenible de largo plazo.