El Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) anunció el inicio del Fenómeno de El Niño: con su comienzo, fruto del aumento de las temperaturas en las aguas del Pacífico, las consecuencias en todo el mundo serán diferentes.
En la perspectiva mensual más reciente, los meteorólogos emitieron un Aviso de El Niño, señalando que las condiciones de este fenómeno están presentes y se espera que se fortalezcan gradualmente en el invierno.
Ya es, entonces, oficial que el Fenómeno de El Niño está de vuelta en el Pacífico, y, de acuerdo con el NOAA, es muy probable que provoque fenómenos meteorológicos extremos, como intensas lluvias o ciclones tropicales.
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El Fenómeno de El Niño se da cada dos a siete años -en promedio- y su acción principal es el calentamiento de la superficie del océano Pacífico oriental ecuatorial. Se alterna con el patrón climático La Niña -que duró tres años-, que hace justo lo contrario: bajar ligeramente las temperaturas globales.
“Dependiendo de su fuerza, El Niño puede causar una variedad de impactos, como aumentar el riesgo de fuertes lluvias y sequías en algunos lugares del mundo (…) Y también aumentar las temperaturas globales”, afirmó Michelle L’Heureux, climatóloga de la NOAA.
¿Qué es el Fenómeno de El Niño?
El Fenómeno de El Niño se caracteriza por ser un episodio en el cual la superficie del océano Pacífico tropical se calienta más de lo habitual, especialmente en Ecuador y a lo largo de las costas de América del Sur y Central.
Los océanos cálidos dan lugar a sistemas de baja presión en la atmósfera, lo que a su vez provoca muchas lluvias en las costas occidentales de América. Esto sucede cada 3 o 7 años de acuerdo con Save The Children.
Es decir, como resultado de este fenómeno de la naturaleza, se libera calor a la atmósfera y cambian las condiciones climatológicas en todo el mundo. En algunas áreas aumentan las precipitaciones y en otras disminuyen, provocando inundaciones y sequías.
En Colombia, El Niño es responsable de inundaciones y deslizamientos de tierra que destruyen las cosechas. Debido a que modifica el patrón normal de las condiciones meteorológicas, provoca otras alteraciones climáticas, pero no al punto de huracanes o tormentas.
Las componentes oceánicas del ENOS (Oscilación del Sur) que corresponde a la aparición de aguas superficiales más cálidas (El Niño) o más frías (La Niña) en el Pacífico tropical son los dos fenómenos que hemos vivido.
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Según el anuncio del NOAA, se prevé que cuando El Niño alcance su punto álgido sea un fenómeno fuerte, aumentando las temperaturas de la superficie marina del Pacífico oriental al menos en 1,5 grados Celsius.
Un repunte del que se esperan varias consecuencias: desde ciclones en las islas del Pacífico hasta fuertes lluvias en la costa sudamericana o sequías en Australia.
Además, la entidad explicó que la persistencia anticipada de El Fenómeno de El Niño también contribuyó a las Perspectivas de huracanes en el Atlántico y el Pacífico oriental para 2023 emitidas por la NOAA el mes pasado.
«Las condiciones de El Niño generalmente ayudan a suprimir la actividad de los huracanes en el Atlántico, mientras que la presencia de El Niño generalmente favorece una fuerte actividad de huracanes en las cuencas del Pacífico central y oriental», explicó la entidad.
Ya agregó que “el Fenómeno de El Niño per se no provocará todos estos efectos, pero aumenta las probabilidades de que se produzcan».
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