La Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce) hizo un llamado al Gobierno Nacional para que genere medidas de apoyo a la producción de maíz y soya en el país.
Esto, con el fin de equilibrar las condiciones de competitividad frente a las importaciones de estos productos.
“No podemos traer al país maíces de inferior calidad al que producimos. Colombia debe controlar la calidad de las materias primas que se importan, hay que establecer qué grado de maíz es apto para consumo humano y qué otros grados son apropiados para el consumo animal, acorde con el Codex Alimentarius de la FAO”, destacó el gerente general de Fenalce, Henry Vanegas.
En los últimos meses, la situación tanto para los productores de maíz como para los de soya se ha deteriorado debido a varios factores, entre estos, las consecuencias del Fenómeno El Niño y las que ahora vendrían con La Niña.
Asimismo, el sector se ha visto impactado por la disminución en los precios internacionales, los altos costos de los combustibles, los problemas sanitarios y la disminución de los precios en la comercialización en el mercado interno, siendo esta última una de las principales dificultades.
¿Qué ha pasado con la producción de maíz en los últimos años?
En los últimos años la producción de maíz en el país ha venido perdiendo participación en el mercado interno. Colombia produce cerca de 1,8 millones de toneladas de maíz al año e importa alrededor del 80 % de sus requerimientos, es decir, 6,3 millones de toneladas.
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Todo lo anterior se destina principalmente a la fabricación de alimento balanceado para animales y producción de harina para arepas.
En soya, por su parte, la producción nacional anual es de alrededor de 200.000 toneladas y se importa cerca de 485.000 toneladas, es decir, el 71 % de la demanda nacional, cuyo fin principal es la producción de alimento balanceado para animales.
Cálculos realizados por Fenalce muestran que este año en el país hay una reducción significativa en siembra tanto en maíz tecnificado como en soya.
Se calcula que para el primer trimestre de 2024 la reducción fue del 24 % en áreas sembradas de maíz amarillo tecnificado, en comparación con igual periodo del 2023, pasando de 63.864 hectáreas a 48.567 hectáreas. Meta y Casanare fueron los departamentos que registraron la mayor reducción, superior al 50 % de hectáreas sembradas.
Así como ese, el maíz blanco tecnificado también tuvo una reducción del 35 % de las áreas sembradas en el primer semestre de 2024, en comparación con el primer semestre de 2023. El Piedemonte Llanero y el Valle del Cauca son las zonas del país que presentan la mayor reducción de siembra, con 79 % y 59 % respectivamente.
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